Usted es muy crítico de Javier Milei. ¿Lo ve como una amenaza para Juntos por el Cambio?
No. Creo que está expresando el descontento de la sociedad con respecto a la dirigencia política y también con cuestiones de la vida diaria, como es la situación económica del país. Es una figura emergente de esa bronca y no mucho más. Yo no creo que alguien que siga a Milei lo haga por sus ideas.
¿Pero no cree que ese caudal de votos lo puede llevar a la Presidencia en el 2023?
Primero que nada, hay que decir que falta mucho. Pero sí, podría llegar a suceder algo similar a lo que sucedió en Brasil o en Chile. En aquellos países, la bronca del electorado hizo que emergieran outsiders. Yo creo que el punto de inflexión se va a dar cuando las personas empiecen a conocer más profundamente a Javier. Una cosa es el Milei candidato, y otra es el Milei político. Cuando él tenga que expresar cuáles son sus planes para la educación pública, las obras públicas y el proceso de dolarización que pretende llevar a cabo, el panorama va a ser más claro.
¿Qué cree que quiso decir Elisa Carrió con que Milei ataca a la misma casta política que le permite estar sentado en su banca?
Ella no quiso decir que hay ciertos funcionarios que lo llevaron a ganar. Por supuesto, el voto de la gente fue lo que le permitió obtener su banca. Lo que Lilita quiso decir que es el propio sistema político que él ataca, es el mismo que le permitió participar de las elecciones y ganar. No es un marciano que cayó en la banca.
Y en ese sentido, ¿cree que su discurso puede perdurar en el tiempo?
Es un discurso que tiene un final. Estamos viendo que está acordando con el menemismo en La Rioja, por poner un ejemplo. Está también acordando con el bussismo en Tucumán y con Balter en Mendoza. Entonces, el discurso de las “castas” se la va a ir cortando.
Volviendo a Elisa Carrió, ¿siente que se alejó de la política?
A ver: estar en la política no es sólo ocupar un cargo. Ella renunció porque dijo que ya no le interesaba ocupar cargos, pero ella nunca va a renunciar a la política. Hasta el último día de su vida, ella va a intentar que el país siga un camino republicano, institucional, de lucha contra la corrupción y de desarrollo. Es decir, todas las banderas que desde hace más de dos décadas ella viene defendiendo. Ella nunca va a dejar de hacer política.
Como todas las fuerzas, Juntos por el Cambio está atravesando tensiones internas. ¿Cuál cree que es el rol de la Coalición Cívica en la coalición?
Las tensiones son lógicas. Y a veces, es bueno que sucedan antes de las elecciones para poder llegar más fuertes y con varios asuntos solucionados. La Coalición Cívica y Carrió tienen muy claro que la Argentina necesita ir a un panrepublicanismo. Horacio Rodríguez Larreta planteó la búsqueda de consensos y en eso estamos de acuerdo, pero siempre viendo cuál es el núcleo de esa propuesta. Desde la Coalición Cívica, planteamos que tiene que existir un conjunto de valores que no se pueden violar y, en ese sentido, tenemos que ser muy duros. Nosotros nunca estuvimos en situaciones de oportunismo. No seguimos las encuestas, ni nos pareció que había un buen momento para acercarse a Milei.
¿Y cómo se vive esta coyuntura en la Legislatura?
Tenemos una dinámica muy interesante, en la que discutimos las cosas en las que no estamos de acuerdo y tenemos mecanismos para transitar esos desacuerdos. Por ejemplo, con la legislación del Juego Online, nosotros planteamos una postura distinta. Tampoco estamos de acuerdo en cómo se votaron los convenios urbanísticos y, de hecho, lo manifestamos y votamos en contra. Y repito: esto se charla y se busca la manera en la que se pueda trabajar.
¿Qué otras iniciativas no comparten con el ala más dura de Juntos por el Cambio?
El tema de los cortes de la calle. Se planteó la idea de que a todos los manifestantes que cobren planes sociales, se los saque de forma inmediata. Nosotros queremos que los pobres sean libres y que también pasen a formar parte de la clase media. El sistema de planes es un sistema de intermediación que creemos que debería ser temporal. Habiendo dicho eso, no creo que la solución sea cortarles los planes a las personas que cortan la calle. Una cosa es discutir con los dirigentes de las organizaciones sociales, que son los que promueven los cortes y ver qué tipo de sanción se les puede poner. Pero sin castigar a la gente.
Pasando a otro tema, se aprobó el nuevo Estatuto Docente. ¿Qué cambios implica esta nueva ley?
En virtud de la capacitación para mejorar la formación de los docentes, se dio la posibilidad de que haya un corrimiento horizontal que antes no existía. Hay dos cargos, maestro especializado y tutores, que ahora están mucho mejor remunerados. Antes, el crecimiento profesional de un docente sólo se daba de forma vertical y hacia puestos más administrativos. De esta forma, se le permite al docente avanzar en su carrera sin tener que necesariamente salir del aula. Otro cambio interesante es la titularización de cuatro mil docentes de educación media, que era una deuda pendiente.
¿Por qué cree que el kirchnerismo y el bloque de Milei votaron en contra?
Lo de Milei no sé. Vota en contra de todo sin mucho fundamento. El accionar del kirchnerismo tiene que ver con la postura de los gremios. Ellos consideran que podrían haber muchos más avances. Después, con respecto a la reglamentación, no están de acuerdo, ya que ellos sostienen el lema de “Igual trabajo, igual remuneración”.
Muchos legisladores del Frente de Todos, argumentan que a veces votan en contra de proyectos del oficialismo porque, según sostienen, no se permite el debate. ¿Usted cómo lo percibe?
Los proyectos se dan a debate. Eso lo dicen, generalmente, cuando no tienen los votos para torcer los dictámenes. La realidad es que sabemos que la mayoría de las veces no nos van a acompañar con su voto. Es una situación bastante tensa, porque ya de antemano, sabemos que no van a votar a favor. Por ejemplo, la semana que viene vamos a votar la Ley de Integración Productiva y hasta ahora no se han mostrado a favor, sin justificación.
¿Cuál es el espíritu del proyecto de “Integración Productiva”?
Se centra en cuatro barrios que están en etapa de urbanización: Padre Mugica, del Barrio 31, Papa Francisco, Playón de Fraga y Rodrigo Bueno. A través de incentivos fiscales, buscamos que las empresas se puedan radicar y puedan generar una articulación público-privada. Ya hay antecedentes en Padre Mugica, donde ya hay diecinueve empresas privadas instaladas. Algunas de ellas son el Banco Santander y Pago24. La idea es que el 30% del personal esté compuesto por los vecinos del barrio. En el Santander se ve como los pibes del barrio son trabajadores bancarios y ocupan puestos como Oficial de Cuentas y más. Y el caso de Pago24 también es interesante. Para que te des una idea, un cajero mueve alrededor de veinte millones de pesos y se gasta hasta el 80% en las cuatro o cinco cuadras de alrededor. Esto significa un aumento del consumo y la posibilidad de que los negocios puedan estar bancarizados.
¿Es algo diferente de la Ley de Economía Social Popular (ESP)?
Es parte de esa ley. La Ley de ESP genera un registro de empresas productivas y un marco regulatorio. Lo que se busca con la nueva ley es que aquellos actores privados que busquen invertir, tengan un beneficio fiscal que se va a ver reflejado en los Ingresos Brutos. Generar la articulación público-privada en estos barrios es fundamental.
¿Hay algún otro proyecto que, desde su rol como legislador, esté empujando?
El tema de la Boleta Única de Papel (BUP) es fundamental y va a generar un cambio, que es tan grande que por eso los oficialismos se niegan a apoyarlo. En el 2007, cuando Lilita fue candidata a Presidente, nos robaron las boletas de media provincia de Buenos Aires. Y para un partido que prácticamente no tenía financiamiento y se manejaba a pulmón, fue difícil confrontar semejante aparato, que vino a sacar las boletas. Todas esas cuestiones se resolverían con la BUP. Es un avance en la calidad democrática.
¿Pero cómo capacitarían a las personas analfabetas? ¿Pondrían imágenes o colores para diferenciar los partidos? ¿No lo ve como un obstáculo?
Hay que capacitar, pero no me parece que sea un obstáculo. Hoy, la gente va a votar. Y lo importante es que la gente siempre tenga la boleta del partido que quiera votar. Es un cambio radical.