Avanza unida la izquierda en el subte

Avanza unida la izquierda en el subte

Para las elecciones gremiales del viernes, la UTA oficial no presentó listas en los talleres Constitución y Canning, y en las líneas "C" y "D" de subterráneos, por lo que es automática la victoria de la izquierda en esos sitios. El Cuerpo de Delegados sostiene que también se impondrá en tres de los cinco otros lugares. El rol del gobierno, de la empresa y de la agrupación Barrios de Pie


Las elecciones gremiales del viernes en el subte serán una parada difícil para la conducción de Unión Tranviarios Automotor (UTA), que desde principios de año sufrió numerosos traspiés. El último fue no haber presentado listas en tres de los ocho lugares en los que habrá comicios, dándole así la victoria de antemano a la izquierda, representada por la autodenominada Nueva Comisión de Interlíneas o Cuerpo de Delegados del Subte.

Este sector de sindicalistas de base, muchos con militancia en partidos de izquierda, confía en que ganará en al menos cuatro de los seis lugares en los que la UTA de Juan Manuel Palacios sí presentó listas. Las dos áreas en la que la disputa será más reñida son la línea B y el taller Los Polvorines.

Los lugares en los que la UTA no presentó listas son los talleres Constitución y Canning -en los que se vota en forma unificada-, y en las líneas "C" y "D". Los delegados de base sostienen que tienen casi asegurada la victoria en el taller Rancagua y en las líneas "A" y "E". En tanto, se votará de 6 a 21 en los talleres Constitución, Rancagua y Los Polvorines; y en las estaciones Río de Janeiro, de la línea A; Callao y Lacroze, de la B; Retiro, de la C; y Varela, de la E.

El conflicto entre los seguidores de Palacios y los delegados se remonta al inicio del reclamo para que se declare insalubre el trabajo en el subte, en julio de 2002, por el boicot a las movilizaciones. No obstante, las distancias entre la cúpula sindical y los gremialistas de base nunca habían sido tan evidentes hasta marzo de 2004, cuando la UTA convocó en el taller Los Polvorines, donde es más fuerte, a que los empleados se retiren dos horas antes de su trabajo, de forma tal de forzar la conciliación obligatoria.

En esa instancia de negociación convocada a partir de la instalación de máquinas expendedoras de boletos y para que todos los empleados tengan una jornada laboral de seis horas -y no sólo los que habían sido alcanzados por la declaración de insalubridad-, los seguidores de Palacios desplazaron a los delegados e hicieron un acuerdo que los trabajadores rechazaron en un paro que duró cuatro días. Allí el pacto se cayó y comenzó un proceso de retroceso de la UTA en Metrovías, que tendría sus consecuencias en la elección del viernes.

Pese a la sacudida sufrida a raíz de la exitosa huelga -los delegados de base obtuvieron todos sus reclamos-, la cúpula sindical recompuso parte de su fuerza con la contratación de empleados por parte de la empresa como consecuencia de la reducción de la jornada laboral. En cada línea de subterráneos se incorporaron entre 50 y 100 nuevos trabajadores, los cuales fueron designados, en su inmensa mayoría, por recomendación de la UTA, de ejecutivos de Metrovías, del Gobierno nacional y de Barrios de Pie.

Según los delegados, quienes ingresaron por la agrupación piquetera tomaron en principio una posición favorable a la Nueva Comisión de Interlíneas, pero poco a poco se inclinaron hacia posiciones más ambiguas. El resto de los nuevos empleados se alistaron en masa a las filas de la UTA.

No obstante, la unidad de la izquierda, que tanto proclaman los dirigentes en sus discursos y que paradójicamente se produjo bajo tierra, fortaleció al Cuerpo de Delegados, que con conquistas laborales atrajo las voluntades de los independientes. "La unidad de todos los trabajadores y este Cuerpo de Delegados consiguió el triunfo más resonante de los últimos 20 años del movimiento obrero en la Argentina", expresaron los gremialistas de base que terminan sus mandatos.

Durante el período en que se reagrupó la Comisión de Interlíneas -que retoma el nombre de la agrupación destruida por la última Dictadura Militar-, se declaró insalubre el trabajo bajo tierra -tal como lo había dispuesto Juan Domingo Perón en su primer mandato y anulado Carlos Menem con la privatización del subte-; y se dispuso una jornada laboral de seis horas para quienes ya la tenían antes de la llegada de Jorge Rafael Videla al poder y para aquellos sectores que nunca la habían tenido -Premetro y talleres de Los Polvorines y Bonifacio-. También lograron un aumento de 250 pesos de sueldo -a diferencia del acuerdo entre la UTA y Metrovías, que reducía a la mitad este monto-; ascensos masivos en los sectores Boleterías, Tráfico, Material Rodante e Instalaciones Fijas; y la generación de 500 puestos de trabajo.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...