En un flamante libro, Daniel Portas, ex militante barrial y director de un CGP, acompañado en el prólogo por el actual secretario de la Gestión Pública, Juan Manuel Abal Medina (h), pone sobre el tapete algunos de los temas que cualquiera sea la administración que condizca la Ciudad Autónoma a partir del resultado de las elecciones del próximo año, serán ineludibles.
La cuestión de las administraciones comunales, los inconvenientes geográfico-barriales (los límites entre cada comuna, por ejemplo), y el estatuto institucional poco claro de la Ciudad, que no es una provincia y tampoco un municipio, pero actúa según el caso como si fuera una u otra, por la cantidad de gente que día tras día traspasa sus fronteras, transforma al documento casi en un plan de acción.
A medio camino entre la descentralización y la democracia directa, la Carta Magna comunal reglamentada este año, y discutida desde 1996, reinventada también a contramarcha de acontecimientos inesperados (como el incendio del galpón Cromagnon y el descubrimiento -e incendio- de talleres textiles clandestinos), Portas hace gala de un dominio del tema que le permite incluso sumar propuestas no para complicar sino para despejar y optimizar lo que sí o sí corresponde a la administración citadina.
A su pesar, o acaso deliberadamente, el funcionario deja abierta la discusión y elude la comparación con otros municipios (como Rosario y Morón) porque esos municipios carecen del inconveniente de haber sido (y seguir siendo) "la cabeza de Goliath", un sistema nervioso central gigantesco ubicado en un cuerpo (la Argentina) más bien enclenque. Esos problemas son de gestión y política dura, y asunque puedan compararse, la complejidad nunca será la misma.