Lejos de mostrarse preocupados por el recalentamiento del conflicto callejero o salir a condenarlo, en las filas que se identifican con Cristina Kirchner interpretan que las protestas serán una herramienta útil para avanzar con dos objetivos propios: presionar a los formadores de precios y renegociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La apuesta conlleva un riesgo: que el clima social negativo se descontrole y termine perjudicando a los que lo impulsan, entre ellos a la organización que lidera Máximo Kirchner, La Cámpora. Es por eso que, según advirtieron es fundamental que las movilizaciones estén conducidas, aunque sea con organizaciones sociales que estén en contra del gobierno nacional, como el Polo Obrero.
Desde los sectores vinculados a la vicepresidenta sostiene que para encontrar una solución con el Fondo es necesario que haya movimientos en la calle. El otro propósito que persigue la toma controlada de la calle será para “intimidar y coaccionar” a los actores económicos. El foco está puesto sobre los precios de los alimentos.
En ese contexto se explica la incorporación de Augusto Costa a la mesa de los controles de precios, que definió un nuevo tope para los aumentos y cambios en el sistema de alarmas por los faltantes. Al ministro de la Producción bonaerense, hombre de confianza de la expresidenta, lo escucharon los presidentes y directores de Carrefour, Coto, Jumbo, Changomás, La Anónima, Día y Toledo, entre otros.
La tolerancia con el plan ortodoxo que anunció Batakis se sostiene sobre la incapacidad para avanzar con otro modelo. El acuerdo con el Fondo actúa como un corsé. En palabras del kirchnerismo duro, llegó la etapa para “acomodar” las principales variables. Eso también incluye, inevitablemente, “acomodar” el entendimiento que firmó Guzmán con el organismo multilateral de crédito.
En este escenario, en rechazo a las medidas anunciadas por la ministra de Economía y con la intención de presionar por un salario universal, Juan Grabois, uno de los dirigentes sociales más cercanos al kirchnerismo, participó de una asamblea con el Polo Obrero, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y la Unidad Piquetera, para avanzar en un plan de lucha que podría cristalizarse con una gran movilización el miércoles de la semana próxima.
Además, se espera que la CGT anuncie una marcha para la primera quincena de agosto.