Pablo Vio y Gonzalo Elizondo de 31 años eran alumnos del colegio porteño de varones de la congregación jesuita El Salvador, institución tradicional de más de 150 años en Avenida Callao 542. Hoy, presentaron graves denuncias contra por el cura César Fretes por abuso sexual cuando apenas tenían 10 años, en 2002.
Ambos presentaron un reclamo administrativo y desde ese momento muchos ex compañeros les mandaron mensajes de apoyo y contándoles que habían atravesado situaciones similares. Francisco Segovia de 32 también rompió el silencio tras 20 años de los hechos según consignó Télam.
Del cura jesuita César Fretes, tutor de la escuela se supo que en 2003 fue trasladado de forma repentina a Mendoza. En 2007 fue expulsado de la comunidad y en 2015, a los 45 años, murió de cáncer.
Pablo Vio y Gonzalo Elizondo presentaron el reclamo administrativo al colegio por los abusos sexuales que Fretes cometió contra ellos en 2002, cuando cursaban sexto grado de la primaria, a sus 10-11 años. La medida busca una reparación integral por los daños causados, tanto psicológicos, morales como patrimoniales, según el documento presentado.
Además, aseguran que hay al menos 30 víctimas más que fueron abusadas por el cura en cuestión a partir de los mensajes de apoyo que recibieron tras hacer pública su historia. De hecho, el también ex alumno Francisco Segovia se contactó con Pablo y Gonzalo para poder hacer pública una experiencia similar a la de sus ex compañeros que le tocó sufrir en 2001 -un año antes que ellos-. Recién en 2019 pudo verbalizarlo por primera vez, después de ver una serie televisiva de abusos en una escuela católica de España.
Pablo y Gonzalo consideraron que el movimiento de las mujeres y del feminismo fueron grandes motores para que ellos pudieran comenzar a hablar del abuso. Gonzalo dijo a Télam: “Muchos empezaron a hablar y reflexionar sobre la importancia de dejar de callarse y me di cuenta que yo no se lo había contado a nadie. Entonces empecé un largo proceso de animarme a contarlo. Y me empezaron a surgir preguntas y la primera vez que me acerqué al colegio fue en plan para contar lo que me había pasado y que habían hecho a partir de las denuncias de Fretes y ahí me cayó la ficha de que no fueron sólo los abusos sino un encubrimiento y personas con responsabilidades que no cumplieron”.
Sobre el abusador indicó: “Fretes era nuestro tutor en sexto grado -2002, el hermano jesuita tenía 32 años-. Cualquier problema que tuvieras es con la persona que hablabas, la persona de confianza. Había momentos de tutoría que consistían en que él entraba a la clase y decía ‘Gonzalo vení’ e íbamos a hablar en su despacho, una oficina que no se podía ver ni de adentro hacia afuera ni de afuera hacia adentro porque los vidrios estaban pintados de blanco. Una locura… Ahí el tipo hacía lo que quería… La sensación de estar adentro de ese despacho siempre me era incómoda, recuerdo momentos que eran incómodos. En esas conversaciones nos hacía preguntas personales, para ganarse la confianza. Iba a los campamentos, a los ‘encuentros con Cristo’ -como le llaman a los retiros espirituales-, era una figura que estaba siempre ahí”.
Parte del relato de Gonzalo y Pablo apunta también a los responsables alrededor del abusador. En 2020, según relataron a Télam,se reunieron con Rafael Velasco, Provincial de los Jesuitas -rector al momento de los abusos- y con Andrés Aguerre, rector actual, para contarles su historia.
Sin embargo, no obtuvieron una buena respuesta. Les indicaron que el protocolo de hoy en día es diferente al de ese momento y los persuadieron para que no hicieran mucho ruido para no perjudicar a la institución. “El foco de todo esto tiene que estar en los responsables, no solo del agresor, en este caso Fretes, sino de los encubridores como Rafael Velasco y Andrés Aguerre”, afirmó Francisco.