“Dónde hay un mango”, dicen que es el tango preferido de Mauricio Macri desde que asumió como jefe de Gobierno el pasado lunes. Es que al parecer, su antecesor, Jorge Telerman, no dejó a la Ciudad con déficit, pero tampoco dejó, ni en una caja perdida u olvidado, ni un billete de diez pesos.Más precisamente: sólo hay dinero para hacer frente a los gastos del mes de diciembre, esto es para pagar salarios, aguinaldo y pagos a proveedores.
Sin embargo, esta “desdicha” (para Macri) dio por tierra con los pronósticos más agoreros, esos que durante la ultima campaña voceaban los opositores al Pelado: que cuando se fuera, el déficit citadino iba a ser de por lo menos 800 millones de pesos. A decir verdad, hay un legislador que todavía, contra toda evidencia, opina lo contrario. Es Aníbal Ibarra, de Diálogo por Buenos Aires. Consultado por Noticias Urbanas, el ex jefe de Gobierno insiste en la existencia de un pasivo que no llega a 800 sino a 400 millones, que no es poco. Pero no hay que pensar mal: una equivocación la tiene cualquiera. El dinero va, el dinero viene.
En rigor a la verdad, el último en encender la alarma fue el propio Macri, que una semana antes de asumir la titularidad del Ejecutivo porteño, en una conferencia de prensa dijo que Telerman le dejaba una ciudad con déficit. Sergio Beros, el ministro de Economía del calvo alcalde, ni corto ni perezoso, le salió inmediatamente al cruce. “Dejo 125 millones de pesos para que Macri tenga en caja ni bien comience su gestión. Además, ese dinero es el que va a quedar en caja aun cuando se paguen los sueldos y el aguinaldo. La deuda flotante asciende a 265 millones, de los cuales dejamos 125 para que vayan cancelando los pagos”, dijo entonces el funcionario.
“Lo que Macri no pudo decir nunca es de cuánto era el déficit, porque en la campaña aseguraban que era de 800 millones, después 600 y después 350. Y ahora no dan números. Pero la realidad nos da la razón a nosotros y los desmiente: hay equilibrio en las cuentas”, arremetió Beros, ya no como ministro. El responsable de las cuentas de Telerman también dijo que durante el gobierno del que fue parte, se pagó deuda externa con ingreso corriente y que en su función tuvo la mala suerte de tener que hacer frente a los pagos de las cuotas más altas de la deuda que se contrajo durante el gobierno de Ibarra con los bonos Tango. Es un argumento sólido. Pero Macri respondió: “El superávit se calcula con la diferencia entre el dinero que entra y el dinero que se gasta. Si el gobierno de Telerman tiene otra manera de medirlo corre por cuenta de ellos. Además nos deja una ciudad con un profundo déficit en infraestructura”.
El diputado Alejandro Rabinovich, en algún momento parte del bloque T, retrucó. “El déficit o el superávit no es sólo una cuestión financiera. Así se miden los números en los esquemas neoliberales. Pero desde otro punto de vista, podría decirse que hay superávit cuando se hacen obras en las plazas, los parques, los colegios, en los hospitales, el arreglo del asfalto, la colocación de contenedores y el MasterPlan del Teatro Colón”. Rabinovich agregó que “el gobierno ideal no es el que no hace nada y paga salarios. El gobierno ideal es el que se ocupa de pagar los salarios, de aumentarlos a medida que va aumentando la inflación, y además hace obra. En ese contexto, creo que Telerman pudo cumplir con todas esas cosas”.
Sin malentendidos: el legislador no dijo que el gobierno de Telerman haya sido ideal. Así las cosas, en la Legislatura, los diputados que manejan el tema números, tanto del kirchnerismo como del macrismo, coinciden por lo bajo: que no sólo la Ciudad no quedó en déficit sino que además se pudieron hacer pagos de la deuda externa que eran muy altos. “Eso sí, quedamos en cero: el Pelado se gastó los 450 millones de pesos que había en el Banco Ciudad del fondo anticíclico y los 1.600 millones que dejó Ibarra, producto de la subejecución presupuestaria. Hay que recordar que Ibarra tenía dinero en caja porque no la gastaba, y no la gastaba porque no hacía obras”, dijo a este medio un envarado diputado K.
En fin, que Rabinovich insiste. “A mí me gustaría recordar que durante el gobierno de Telerman se aumentaron los salarios de los docentes, que la Legislatura votó el año pasado la posibilidad de que el Banco Ciudad le devuelva al Estado, por antiguos aportes, 217 millones de pesos. Que en agosto ratificamos ese pago porque el Banco Central no lo aceptaba y que a pesar de todo, ese dinero jamás entró a la ciudad. Esto quiere decir que se proyectó un ingreso que nunca llegó”.
Y algo más, “la Nación tenía que girar 140 millones de pesos y no lo hizo. Entonces, 217 más 140 nos da casi 400 millones, es decir que Telerman tuvo 400 millones menos de los que proyectó. Así y todo, cuando se fue dejó el dinero en caja para pagar los salarios, el aguinaldo y a los proveedores”, indicó el legislador. Sería conveniente recordar que cuando el anterior jefe de Gobierno se hizo cargo de la Ciudad, su primer ministro de Hacienda, Guillermo Nielsen, presentó un proyecto de presupuesto para el 2007 de 10 mil millones de pesos, además de solicitar permiso para un endeudamiento de unos 1.500 millones. Los diputados no quisieron aprobar ese ejercicio y Telerman terminó eyectando al titular de la cartera.
Pero cambia, todo cambia y los tiempos cambiaron y el ministro de Hacienda… de Macri, Néstor Grindetti, ya pidió 11.770 millones de pesos más un endeudamiento, al parecer destinado a obra pública, de 1.600 millones, que la Legislatura aprobó. Rabinovich recuerda que cuando Grindetti fue a la Legislatura a presentar el presupuesto, se le preguntó por el déficit y que su interlocutor respondió: es que “la Ciudad queda en cero”.
Y también es cierto que el presupuesto que la Legislatura le aprobó a Beros, cuando reemplazó a Nielsen, de 10 mil millones de pesos, no alcanzó debido al aumento de salarios (un 16 por ciento), que en dinero contante y sonante sumaban 600 millones de pesos. Ese dinero correspondía al pago de salarios y aguinaldo para el último semestre de 2007. “Por eso que tuvimos que sancionar una ampliación presupuestaria, y se pudo hacer porque se decidió no tocar las licitaciones que tuvieran que ver con salud, educación y desarrollo social. Se podía echar mano de las licitaciones que no se iban a poder llevar adelante por una cuestión de tiempo, o aquellas que no iban a ser operativas”, recordó Rabinovich.
La cuestión es que hubo una reasignación de partidas y un aumento de la recaudación. Pero otro de los argumentos del ibarrismo y de algún sector macrista, es que el “rojo” que padece la Ciudad, es a causa de la moratoria del último semestre, para que los vecinos se pusieran al día con sus impuestos.
Según la gente de Telerman, por esa recomposición impositiva se tenían que recaudar unos 300 millones de pesos. Pero el Gobierno sólo percibió 100. Entonces, la fija: Ibarra y Macri afirman que la Ciudad quedó abajo en 200 millones. “El gobierno de Telerman solamente cobró el 20 por ciento de la moratoria, en principio porque se terminó, y después porque el 80 por ciento restante es devengado no percibido. Esto es, hay personas que ingresaron a la moratoria que todavía no pagaron. Ese 80 por ciento que falta lo cobra el gobierno de Macri”, explicó Rabinovich.