Los trabajadores de Metrovías y las autoridades de la empresa concesionaria del servicio de subte firmarán en estos días un convenio que oficializa la jornada laboral de seis horas -con idéntico salario- que cumplen desde diciembre los empleados del premetro. Es la primera vez en la historia de este medio de transporte, ya que antes de que se privatizara, cuando el resto de los conductores cumplía una jornada de seis horas, la de ellos era de siete.
En tanto, a partir del 1 de marzo los representantes gremiales comenzarán a debatir medidas similares para los boleteros y operarios de algunos talleres, como el Polvorines, quienes no fueron afectados por la declaratoria de insalubridad.
Por otra parte, aún no comenzaron las negociaciones por las expendedoras automáticas de boletos. La decisión unilateral de la empresa concesionaria de instalar máquinas en la estación Retiro de la línea C había provocado el viernes 30 una amenaza de paros sorpresivos. La misma fue zanjada con una conciliación obligatoria por quince días dictada ese día por el Ministerio de Trabajo de la Nación en la que Metrovías se comprometió a retirar las expendedoras y comenzar un diálogo con los empleados.
La delegación en el subterráneo de la Unión Tranviaria Automotor (UTA) alzó sus banderas hace dos años en reclamo de la declaratoria de insalubridad para el trabajo que realizan los empleados del subte. Debieron lidiar con el veto del jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, a una ley que les reconocía estos derechos y con la antipatía inicial de la burocracia del gremio y su posterior indiferencia.