“Sin límites, vamos camino a un río de sangre”

“Sin límites, vamos camino a un río de sangre”

Gustavo López, Vicepresidente del ENACOM y Presidente del FORJA, habló con NU Digital.


¿Qué significa para usted el intento de asesinato a la Vicepresidenta?

Hay que poner en contexto la gravedad del hecho, nunca visto desde la recuperación de la democracia. Estamos ante el quiebre institucional de lo que fue el pacto democrático de 1983, mejor conocido como el “Nunca Más”. Esta ruptura genera inestabilidad social. Las dos personas acusadas por la Justicia son emergentes de un clima que nunca se debería haber instaurado, pero que existe. Este clima tiene que ver con la intolerancia, con los discursos extremos y de odio y con la eliminación del otro.

¿A quién le atribuye la responsabilidad de haber instaurado este clima político y social?

Un sector de la política que incluye, mayoritariamente, a sectores de la oposición, pero también algún sector del oficialismo. Es decir, no es ni toda la oposición, ni tampoco significa que el oficialismo está exento. Por otro lado, una parte de los medios actuaron con una irresponsabilidad social enorme, en pos de defender intereses bien concretos. Y finalmente, una facción del Poder Judicial, particularmente la Corte Suprema, que ha dejado hace tiempo de impartir justicia y que hoy es un actor político más. Yo creo que esos tres factores fueron generando un clima de época que terminó estallando con este episodio. Y recalco la importancia de este episodio: si se hubiera llevado a cabo el magnicidio, hubiéramos terminado en un enfrentamiento armado, que hubiera derivado en un río de sangre. En lugar de estar buscando la manera de crear un nuevo pacto democrático, estamos jugando con fuego.

Como vicepresidente del ENACOM, ¿qué cree que se podría hacer para apaciguar este enfrentamiento en los medios de comunicación masiva?

Desde el punto de vista sancionatorio, nosotros podemos poner multas. Debemos actuar y vamos a actuar de forma preventiva. ¿Cómo? Dando recomendaciones a través de cuadernillos técnicos sobre cómo tratar los temas. Por ejemplo, estamos trabajando en una sanción a Todo Noticias debido a que comunicaron el hecho como “presunto ataque”. Fue un ataque, no hay nada de presunto. ¿Qué hacemos? Aplicamos la Ley antidiscriminación y ponemos multas. Lo que ocurre es que en la política la mayor responsable es la política. Es decir, si la política en su conjunto no baja una línea de que esto tiene límites, estamos en problemas. Miremos lo que pasó con Horacio Rodríguez Larreta. En una conferencia de prensa, habló de cómo se iba a recuperar el día de clases perdido por el feriado del viernes pasado y culpó al gobierno de agrandar la brecha. Un Jefe de Gobierno debería haber repudiado públicamente el hecho, explicar el grave escenario al cual nos hubiéramos tenido que enfrentar si el atentado se hubiera consumado y llamar al diálogo. Y además de todo, decir lo de las clases. Lo que hizo fue minimizar un hecho tremendo y esto solo tira leña al fuego. No deberíamos seguir metiéndole fichas. Deberíamos estar unidos.

¿Usted cree que este pacto entre fuerzas opositoras es posible?

Te voy a dar dos ejemplos históricos que viví. El primero, fue el de Perón con Balbín. Después de 40 años de enfrentamiento, decidieron darse la mano como gesto de la unión de todos los argentinos. El otro ejemplo es el de Cafiero y Alfonsín durante la Semana Santa de 1987. El problema que tenemos ahora es que la clase política no está a la altura de las circunstancias. Son pocos los que han tomado verdadera conciencia. El Presidente de la Nación dio un discurso muy sensato y con un tono conciliador. Se puede y se debe cambiar el insulto por la propuesta. Si no, vamos a terminar mal.

Retomando el rol de los medios, ¿cree que la pauta influye en este conflicto?

Yo creo que la pauta es una herramienta que no debe nunca jugar en esta instancia. La pauta es la herramienta que tiene el Estado de difundir sus políticas públicas. Hoy, se aplica un criterio con el cual yo no estoy de acuerdo: priorizar a los medios que tengan mayor audiencia. De esta forma, lo que hacemos es consolidar el status quo. La pauta debería servir para fomentar un sistema pluralista. Yo no digo de eliminar el criterio actual, pero se debería incluir la distribución federal y el tipo de medio. Así, ayudaríamos a ampliar el sistema de medios y a sostener un sistema más diverso. No se puede usar la pauta para dirigir o hacer callar. Eso está prohibido por jurisprudencia. De hecho, cuando fui Diputado, presenté un proyecto para que exista una distribución de la pauta de forma tal de acortar la brecha entre los más grandes y los más chicos.

Volvamos a los “discursos del odio”. En una reciente entrevista, usted declaró que el Presidente debía “decapitar al Poder Judicial”. ¿No cree que hay ciertas palabras que deberían omitirse?

Sí… no fue una buena frase de mi parte. En el contexto, yo estaba diciendo que no hay arreglo en la Argentina si uno de los poderes del Estado no funciona. Entonces, proponía cambiar la cabeza de la Corte. Como no dan los votos para el juicio político, sugerí ampliar los miembros de la Corte cumpliendo con un criterio federal y de perspectiva de género. En la repregunta, utilicé la expresión “decapitar al Poder Judicial”. La verdad es que no fue lo mejor que pude haber dicho. Debo admitir que, desde que ocurrió lo que ocurrió, he cambiado mi lenguaje. La democracia necesita diálogo. Y esto lo vengo diciendo desde antes del intento de homicidio a Cristina. No estoy diciendo que se pierdan las convicciones, pero sí moderar el discurso. Ellos creen que los odiadores somos nosotros y viceversa. Hay en las dos partes, lamentablemente. Si no aflojamos un poco, vamos a estar en problemas.

Pero si la grieta es lo que sostiene a los dos partidos más fuertes del país, ¿qué incentivos hay para eliminarla?

Las circunstancias. Tomar conciencia de que casi le vuelan la cabeza a Cristina. Eso hubiera provocado un río de sangre en la Argentina. Hubiera habido un enfrentamiento inimaginable. La grieta beneficia a los discursos extremos. En vez de estar pensando en el próximo gobierno, tenemos que pensar que nos podemos quedar sin país. Estuvimos a nada de una catástrofe.

Hoy, la líder del peronismo es Cristina Fernández de Kirchner. ¿Usted cree que ella es capaz de moderar su discurso?

Yo creo que lo que molesta de ella es el tono, más que el contenido. Si uno analiza los discursos de casi todos los dirigentes políticos de todo el mundo, siempre cada uno de los dirigentes se creía el “todo”. Las únicas excepciones las dan las circunstancias. En 1983, Alfonsín gana con un discurso conciliador con respecto a las opiniones políticas de los otros, no por supuesto de los militares ya que él había hecho el Juicio a las Juntas. En este discurso, él dijo: “Vengan los radicales de Yrigoyen, los socialistas de Palacio, y los peronistas de Perón y Evita”. ¿Por qué? Porque estábamos en un momento de la Argentina que lo que estaba del otro lado era la dictadura. Cuando la dictadura dejó de ser “el otro lado”, se reemplazó por las facciones de la propia política. Es decir, el menemismo para los antimenemistas, el kirchnerismo para los antikirchneristas, y el macrismo para los antimacristas. A mí no me preocupa ese juego de la política en la medida que no llamemos a una incitación al odio que implique la eliminación del otro. Volviendo a Cristina, ella tiene un discurso duro. Pero de todas formas, se sienta con opositores como Melconian e invita al diálogo. En pocas palabras, hay que dar alguna señal de que hay límites. Y ese límite es la vida y la violencia.

Por último, ¿cuál cree que es el rol de FORJA en el radicalismo?

La FORJA nuestra, la actual, no tiene incidencia dentro de la Unión Cívica Radical (UCR). Lo que nosotros intentamos hacer es rescatar los valores de Jauretche y Scalabrini Ortiz. Ellos le dieron fundamento teórico al peronismo y ahora, está en estado de hibernación. Yo siempre creo en la conciliación de los dos partidos más grandes de la Argentina. El valor agregado del radicalismo es la mirada democrática y republicana, junto con una mirada progresista. La UCR nació como un partido popular. El problema surge cuando uno se olvida de eso porque falta una parte importante. Y lo mismo con el peronismo, ya sea por su veta autoritaria que la ha tenido como la Triple A, o por su facción neoliberal. Resumiendo, yo no creo que hoy con FORJA tengamos alguna influencia en la UCR. Sí mantenemos arriba las banderas. Con todo lo sucedido y el estreno de la película que recrea el Juicio a las Juntas, se va a revalorizar mucho más el gobierno de Alfonsín.

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