Los directivos de Argentinos por la Educación, organizaron el miércoles la “Noche para la Educación”, un evento para conmemorar su quinto aniversario, en el coqueto espacio que los amigos del Bellas Artes tienen sobre la avenida Figueroa Alcorta.
Para la “fiesta de la educación” convocaron a dirigentes políticos, empresarios y expertos de ambos lados de la grieta, con la clara intención de dejar el mensaje de que para salir de la crisis educativa hay que buscar los acuerdos y, luego tirar todos para el mismo lado.
Al Museo Bellas Artes fueron llegando entonces dirigentes como Soledad Acuña, Martín Tetaz, Ricardo López Murphy, Roberto García Moritán por un lado; así como Juan Grabois, Ofelia Fernández o Ramona Fernanda Miño (secretaria de Integración Socio Urbana de la Nación), por el otro lado. También se los vio a ex dirigentes oficialistas como Nicolás Trotta y Gustavo Beliz, o empresarios como Hugo Sigman.
Con la conducción de Mario Pergolini y Catalina de Elía, y ante unas 300 invitados, la propuesta fue muy sencilla. Tras una breve introducción de los directivos de Argentinos por la Educación contaron la propuesta y la amplitud de la convocatoria. Y se inició un panel, en el que estuvieron, entre otros, Soledad Acuña y Juan Grabois, además de Horacio Ferreira (secretario de Educación de la Ciudad de Córdoba), Marina Gómez (docente de gestión estatal de Salta) y Roberto Souviron (fundador de Despegar.com).
Quien arrancó fuerte fue Soledad Acuña que, ante la pregunta de Pergolini sobre lo bueno que ve de la educación (buscando, quizás, encontrarle un foco positivo al encuentro), se despachó con que tras “la pandemia más larga del mundo”, lo más positivo fue que la comunidad peleó porque se abrieran las escuelas y ahora hay más compromiso de los padres con la formación de los hijos.
También dijo, entre otras cosas, que la Argentina está viviendo una de las peores crisis educativas de su historia, que le pega más a los más pobres, y que es responsabilidad del “populismo educativo”, que busca una supuesta inclusión sin reparar en la calidad de la enseñanza.
Remarcó que la degradación educativa se debe, según su visión, a que al populismo educativo no le interesa evaluar los aprendizajes, tienen a los sindicatos sentados en los ministerios y tomando decisiones y hay una crisis de valores, en donde hasta la palabra mérito es cuestionada.
La primera reacción de Grabois ante “la pandemia más larga del mundo” fue unos ojitos oscilantes, que denotaban claramente su disconformidad. Pero se quedó en silencio, esperando su momento.
La respuesta fue también muy dura y, por momentos, perdiendo los tonos clásicos de este tipo de eventos. En principio, remarcó que hoy la gente reconoce la legitimidad de la escuela pública, a pesar de la persecución y la estigmatización constante que se hace de ella, en referencia a las ultimas medidas de Acuña relacionadas a las tomas de los colegios. Especialmente, la apertura del sumario al vicerrector del Mariano Acosta.
“Es evidente que no tenemos la misma visión. Y es verdad que hay una degradación, pero una lenta degradación del presupuesto educativo en la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, que año tras año viene perdiendo participación en el presupuesto general. Y eso que es la ciudad más rica del país. Tendría que tener una educación como Oslo, y los colegios se caen a pedazos. Conozco una escuela de Capital en donde los baños no tienen puertas y se ve cuando los pibes están meando. Y les dan a los alumnos un sanguchito de porquería”, dijo el dirigente social.
Grabois agregó que la degradación en la inversión es en todo el país, y lanzó incluso críticas a la Provincia de Buenos Aires, sobre todo por la forma en que manejó la pandemia, con las escuelas cerradas. “Yo estuve más cerca de lo que hicieron en Ciudad con respecto a la pandemia”, aclaró.
Pero volvió a las críticas hacia Acuña. “Más que populismo educativo lo que se ve es populismo punitivo -dijo-. No hay que tener miedo cuando los estudiantes están luchando, no hay que estigmatizarlos ni perseguirlos. Si no es selectivo: cuando les conviene está bien que se luche para abrir las escuelas, pero cuando los estudiantes pelean los persiguen”.
El momento más tenso de la noche llegó cuando Grabois dijo que los únicos responsables de la crisis educativa del país son los ministros de educación del país, tanto los nacionales como los provinciales, que no hacen lo que tienen que hacer. Quien respondió a viva voz desde la platea fue el ministro de Educación de Mendoza, Juan Manuel Thomas, quien le dijo que no son todos lo mismo e invitó a Grabois a que vaya a Mendoza para ver cómo están las cosas en las escuelas.
El dirigente gremial le retrucó: “¿No hay problemas en la educación de Mendoza?”. Cuando Thomas le dijo que claro que sí, Grabois le dijo entonces “esforzate más papá. Si no funciona esforzate más, para eso te pagan el sueldo hermano. Esforzate. Y bánquense la responsabilidad que tienen como funcionarios”.
La última consigna fue hacer una propuesta educativa. Grabois propuso que haya un compromiso entre empresarios y el Estado para invertir fondos en las 400 escuelas que hay en los barrios populares. “En la villas tienen que estar las mejores escuelas”, dijo, y consechó unos cuantos aplausos.
Acuña, por su parte, más acorde a su posible proyección como dirigente nacional propuso pensar en avanzar hacia el federalismo educativo, en modificar la institucionalidad de la educación. También, en la formación docente inicial (“pensar un perfil docente para un proyecto de Nación”), y y que la educación forme para el trabajo y en libertad.