El asesor presidencial Alejandro Grimson, uno de los integrantes del Grupo Callao convocados por Alberto Fernández el día uno para que integrara su equipo de colaboradores estrechos, renunció anoche a su cargo. Su dimisión se suma a otras salidas que se registraron en los últimos meses y que profundizaron el goteo en el círculo de confianza del Presidente.
Grimson, antropólogo e investigador del Conicet, no hizo comentarios sobre los motivos de su renuncia. Según trascendió, tiene propuestas académicas y atraviesa un problema de salud. Pero en la Casa Rosada admiten que el asesor había perdido la cercanía con Fernández que cultivó alguna vez, especialmente cuando colaboraba con el jefe de Estado en la confección de discursos extensos y relevantes, como el de las aperturas de las sesiones ordinarias del Congreso.
Fernández siempre renegó de los discursos prescritos y casi siempre que se paró frente al micrófono optó por improvisar. Pero hubo momentos puntuales en los últimos años en los que, producto de algún traspié discursivo, el Presidente accedió a leer un texto redactado de antemano o siguió algunos lineamientos a la hora de hablar en público. Quien más lo ayudó en esa tarea fue Grimson, que además de asesor presidencial era el titular de Argentina Futura, una unidad dentro de la Jefatura de Gabinete dedicada a planificar políticas públicas de largo plazo y recabar aportes de intelectuales y especialistas. Publicaron tres libros: “El futuro después del Covid”, “Libro abierto del futuro” y “Argentina Futura: un horizonte deseable y posible”.
Ahora el Presidente deberá definir si le da continuidad a Argentina Futura, que funciona como una Unidad Temporal. Fue creada en enero de 2020, prorrogada en enero de 2022 y tiene vigencia hasta fines del año próximo, con presupuesto aprobado por el Congreso. En caso de que el jefe de Estado quiera que el organismo persista, se descuenta que asumirá su titularidad Nahuel Sosa, segundo de Grimson y otro de los exponentes del Grupo Callao.
En los despachos de la Casa Rosada reconocen que el rol de Grimson se vio desdibujado en los últimos meses. En especial por el lugar preponderante que asumió la portavoz, Gabriela Cerrutti, que hoy es quien más influye en las decisiones vinculadas a la comunicación de Fernández.
Grimson además venía acumulando desencanto con las internas del Frente de Todos, en una coalición donde las treguas son cada vez más breves y la crispación más profunda.
La salida de Grimson se suma a la que se produjo en los últimos días con el jefe de asesores, Julián Leunda, aunque por otros motivos. El funcionario renunció luego de quedar implicado en la filtración de chats de jueces porque, según uno de esos mensajes, se había ofrecido a intermediar frente al canal C5N para evitar que se publicara información sobre un viaje a Lago Escondido. Otro colaborador del equipo de la Casa Rosada que dejó el cargo fue el subsecretario de Comunicación y Prensa de la Presidencia, Marcelo Martín, que solía acompañar al jefe de Estado en todos los actos.
Antes de eso, el Presidente había visto alejarse a uno de los pocos ministros de su riñón que tenía el gabinete, el extitular de Trabajo Claudio Moroni (por motivos de salud) además de el exministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta, que alguna vez había promovido el “albertismo”. La exministra de Justicia Marcela Losardo; el exsecretario de Comunicación Juan Pablo Biondi; el exministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas y el exsecretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz son otros de los nombres que llegaron al Gobierno para ser sostén del Presidente y dieron un paso al costado en los últimos tres años.