Los directivos de Hipódromo Argentino de Palermo Sociedad Anónima (HAPSA), estarían planificando con la empresa Casino Club la instalación de uno de éstos en su sede de la Avenida Libertador. Entre ambas empresas existe una relación previa: Casino Club explota las 600 tragamonedas que actualmente hacen las delicias de los "timberos" en las tribunas del Hipódromo, a pesar de que la Ley de Juegos de la Ciudad prohibe expresamente esta actividad en el ámbito porteño.
La habilitación de las "slots" -como se denomina a las "tragaperras" en el primer mundo-, fue posible por la acción combinada de la Lotería Nacional, que las autorizó; por la inacción de la conducción del Instituto del Juego de la Ciudad y por un fallo de un ignoto juez, que hizo lugar a un oportuno amparo que presentó la empresa que explota estas máquinas.
UN POCO DE HISTORIA
Los juegos de azar que se desarrollan en la Ciudad de Buenos Aires son una presa codiciada, tanto en el ámbito privado como en el oficial. Tal es así que la Lotería Nacional -con una llamativa falta de elegancia- vulneró en repetidas ocasiones la competencia de las autoridades de la Ciudad en el control de las apuestas que se producen en su jurisdicción.
El propio Fernando de la Rúa -que antes de ser presidente fue jefe de Gobierno porteño- emitió en mayo de 2001 el bochornoso Decreto 494, por medio del cual intentó autorizar la instalación de las cuestionadas "tragaperras" en la Ciudad. El 30 de octubre del mismo año la jueza Clara do Pico, del Fuero Civil y Comercial Federal, anuló el decretito, alegando que las autoridades nacionales "sinuosamente intentan burlar la legislación local vigente, mediante el artilugio de considerar que los tragamonedas son una innovación tecnológica de la raspadita". Posteriormente, la jueza del Fuero Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandra Petrella, le ordenó al gobierno porteño que "haga cesar en su funcionamiento cualquier máquina tragamoneda que opere en el Hipódromo Argentino de Palermo S.A."
Posteriormente, a pesar de que el fallo de do Pico fue ratificado por la Sala V del mismo fuero, los jueces federales de La Plata Julio Miralles y Tomás Ide, a los que se sumó el juez del Fuero Civil y Comercial porteño Luis María Márquez, autorizaron el funcionamiento de las controvertidas maquinitas. Por esta razón, Miralles está procesado, en tanto que en el Consejo de la Magistratura de la Nación avanza un pedido de juicio político contra Márquez, precisamente por este fallo. La medida cautelar que dictó el juez Ide, mientras tanto, debió ser anulada por la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, que además apercibió severamente al magistrado.
HABÍA UNA VEZ UN CIRCO HÍPICO
El 7 de mayo de 1876 se inauguró el Hipódromo Argentino de Palermo en los terrenos que lindaban con el Parque Tres de Febrero, ante una concurrencia de 10 mil personas. Ese día de corrieron siete carreras, pero el primer ganador que registran las crónicas de ese día fue el caballo "Resbaloso", que cosechó las primeras ovaciones que se produjeron en el circo hípico porteño. Ni el servicio especial que dispuso la compañia tranviaria ni los 50 vagones del ferrocarril fueron suficientes para transportar al numeroso público que pugnaba para presenciar el espectáculo.
El edificio original consistía en una tribuna para 1.600 personas y en 40 palcos para las familias "distinguidas". El servicio de restaurante era atendido por el Hotel de la Paix. Posteriormente, en 1908, el arquitecto francés Faure Dujarric construyó una tribuna para 2.000 personas, en tanto que en 1911 se construyó la Confitería París.
PALABRAS EN LA RED
Entretanto, en la página web de la Lotería Nacional se puede leer: "Su fortalecimiento (de la Lotería) requiere la aprehensión de aquellas organizaciones que, fuera del alcance de la ley, fracturan el sentido ético y social de los sistemas de apuestas y generan ganancias destinadas al vil enriquecimiento de intereses individuales". Que, por supuesto, no es este caso.