El Gobierno nacional concretó el lunes el primer gran desembolso de pago de deuda del año al abonar 1.019 millones de dólares a los bonistas que ingresaron en el último canje de deuda que se realizó en 2020, y que permitió la reestructuración de más del 99,9% de la deuda externa con privados de la Argentina.
En este caso, se trató del pago semestral -habrá otro de magnitud similar a mitad de año- que quedó fijado en la emisión de los nuevos bonos posteriores a la reestructuración, de los cuales US$ 664 millones correspondieron al pago de intereses de Bonos Globales (ley extranjera) y US$ 355 millones por los bonos ley local.
Las subas de los bonos fueron de 2,5% en promedio y el riesgo país terminó abajo de los 2.100 puntos. En perspectiva se trata de una franca mejora luego de haber rozado los 3.000 puntos a mediados de año, justamente después de la sorpresiva salida de Martín Guzmán de Economía.
La operación quedó evidenciada en las reservas del Banco Central, que cerraron el viernes pasado en 44.425 millones de dólares y este lunes en 43.368 millones de dólares, por lo que se vio una diferencia de 1.057 millones de dólares, explicado por estos pagos y otro mínimos cambios en la cotización de los activos del BCRA.
La Argentina cumplió en agosto de 2020 con la reestructuración de deuda en dólares bajo ley internacional con acreedores privados por 68.000 millones de dólares, considerada la segunda mayor de la historia, luego de la experiencia de Grecia en 2012.
Esta operación habilitó luego para que la Argentina complete el canje con privados en dólares bajo ley local, lo que permitió reestructurar en total -entre ambas operaciones- más de 100.000 millones de dólares de deuda con privados.
La reestructuración de las deudas con acreedores bajo ley local y ley internacional permitió que Argentina ahorre 48.000 millones de dólares, desde 2021 y hasta 2028, en pagos de intereses y de capital, respecto de los cronogramas previos, según estimaciones del sector privado.
Un dato positivo para la deuda de países más riesgosos fue que la tasa a 10 años en los Estados Unidos operó en baja, ubicándose en la zona de 3,50% anual. Con este indicador clave mucho más estable en las últimas jornadas reapereció cierto apetito por inversiones de riesgo, desde papeles tecnológicos (muy golpeados en 2022) y también bonos de mercados emergentes.