La última elección a Jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires dejó dos datos importantes: por primera vez hubo un ganador sin balotaje (Horacio Rodríguez Larreta, que orilló el 55%) y el peronismo K hizo su mejor performance para una primera vuelta con Matías Lammens (36%). Fue el resultado de una polarización extrema a nivel nacional, que tuvo su correlato capitalino.
El escenario para este año se modificó completamente. Con una interna feroz en la coalición más importante. Con dirigentes que no se animan a presentarse en su principal rival. Y con un tercer elemento que amenaza con un fuerte impacto.
La interna en Juntos por el Cambio
La mala performance del Gobierno nacional exacerbó en estos años la tendencia anti K de los vecinos de la Ciudad y así parecen quedar pocas dudas de que el próximo alcalde porteño seguirá siendo de Juntos por el Cambio.
Así lo certifican las encuestas cuando preguntan intención de voto por el espacio y la coalición de macristas, radicales y cívicos obtiene una larguísima ventaja.
Pero la gran duda y pelea en la fuerza es si el Pro mantendrá la hegemonía que tiene en el distrito desde 2007 o si el radicalismo/Martín Lousteau logará la proeza que casi consigue por fuera del espacio en 2015.
Este interrogante es el que explica buena parte de la pelea de Mauricio Macri con Horacio Rodríguez Larreta. El ex presidente quiere que la Ciudad siga conducida por un “amarillo”. Y más: por un “Macri”, no él, sino su primo Jorge, que dejó la intendencia de Vicente López y se sumó como ministro porteño justamente para eso. Por eso rechaza la alianza de Larreta con un sector amplio del radicalismo que incluye a Lousteau. Son repetidas las fotos del jefe de Gobierno porteño con el senador de Evolución.
Pero además, en el marco de su puja con el Macri mayor, Larreta impulsó otros tres candidatos amarillos para embarrar la pelea: los ministros Fernán Quirós (Salud) y Soledad Acuña (Educación), y el vice primero de la Legislatura porteña, Emmanuel Ferrario.
Las encuestas, por el momento, sólo dan como “competitivos” a Lousteau y el Macri menor.
La interna en el Frente de Todos
En el peronismo K se da una situación casi inédita. Nadie está convencido de encarnar una candidatura a sabiendas de que va a una segura derrota, con posibilidad de paliza. El primero en desmarcarse es el propio Lammens, que viene de un antecedente muy bueno en las urnas, cuando aprovechó el arrastre de la entonces taquillera dupla de los Fernández. Todo lo contrario de lo que sucede ahora. Por eso, el ministro está concentrado en terminar su gestión en Turismo y en paralelo verá. Tampoco lo tienta poner la cara para una derrota, cuando ni siquiera lo dejen ubicar gente propia en las listas.
Algo más movedizo está el diputado Leandro Santoro, el radical K que encabezó la lista legislativa de 2021 y tuvo un resultado decoroso. Candidato a vice en 2015 en dupla con Mariano Recalde (quedaron terceros, debajo de Larreta y Lousteau), está preparándose en los temas de la Ciudad y hace alguna aparición frente a vecinos. Se verá.
¿Y el mencionado Recalde, que es el presidente del PJ porteño? Por ahora, el senador parece más ocupado en los temas nacionales, como la defensa judicial de Cristina Kirchner, que en los asuntos porteños.
Otra incógnita es si La Cámpora pondrá alguna ficha propia-propia para la interna como Lucía Cámpora.
El efecto Milei
Si la elección de 2021 dejó como sorpresa la performance de Javier Milei, que sacó 17 punto en su debut, uno de los coletazos para el 2023 es cómo puede irle a un candidato de esa fuerza para jefe de Gobierno.
Y ahí está el legislador y youtuber financiero Ramiro Marra, a quien miden desde hace rato: primero, no lograba retener mucho del caudal de su jefe político, pero con el correr de los meses, se hizo un poco más conocido y hoy llega a dos dígitos en varios sondeos. En algunos, incluso, amenaza con sacarle el segundo puesto al Frente de Todos.