Roberto Lavagna dio un paso estratégico durante la última semana que, sin embargo, venía madurando hace tiempo entre sus más íntimos, bajo la máxima reserva. La mesa chica lavagnista trabajó con tal grado de secretismo en los últimos días que, por temor a ser espiados por la inteligencia K, Lavagna les prohibió a sus integrantes usar el mail para intercambiarse el borrador y así dar las puntadas finales de la solicitada que finalmente salió este jueves a la luz en los grandes diarios y que fue interpretada como el virtual lanzamiento de su candidatura a Presidente para el año que viene.
La sorpresa del macrismo al enterarse por los diarios de la solicitada fue auténtica. “Honestamente, no sabía nada y Macri tampoco”, admitió a Noticias Urbanas el diputado nacional Cristina Ritondo, nombrado recientemente embajador por el ingeniero boquense, junto a Carlos Tramutola, ante el comando lavagnista, compuesto por Alberto Coto y José Sarghini.
Justamente, esa movida inconsulta y ciertas delimitaciones que hizo Lavagna de su potencial alianza generaron malestar en las filas macristas (NdR: Lavagna aseguró esta semana que está abierto a coaliciones del centro hacia la izquierda y no hacia la derecha, lo que fue interpretado por Macri como un segundo desaire)
Es que, dentrás de las definiciones de Lavagna, los seguidores del ingeniero creen ver la letra de Rául Alfonsín, que rechaza cualquier tipo de vinculación con el empresario. Precisamente, ese lastre –la sombra de Alfonsín y de Duhalde- es la que pretenden quitarle de encima a Lavagna sus estrategas mediáticos, intentando construir un mensaje con mayor autonomía. Otro de los objetivos es ablandar su imagen con actuaciones en programas de tevé de mucho rating.
En esa estrategia de "ablande" se inscribe su reciente aparición en el programa de Jorge Guinzburg, "Mañanas Informales", haciendo mohínes con el payaso Mala Onda. La jugada era de alto riesgo porque, de salir mal parado, podía quedar asociado en el imaginario colectivo con Fernando de la Rúa. Pero Lavagna zafó bien y hasta se dio el lujo de instalar un título que fue levantado por diarios y portales. Un título que más bien parecía inspirado en el gurú macrista, el ecuatoriano Jaime Durán Barba.
“A la gente le gustan esas cosas”, justifica, ante sus íntimos, que están bastante sorprendidos. Venían habituados a escucharlo hablar de indicadores e índices de la economía nacional, algo que está muy bien para los ámbitos académicos pero que resulta altamente soporífero para capturar la atención de las audiencias masivas.
En declaraciones recientes, Durán Barba había calificado a Kirchner de “macho alfa”, en alusión a una especie de la dirigencia política demodé. De acuerdo a la hipótesis del ecuatoriano los nuevos políticos deberían recoger en su discurso valores provenientes del mundo femenino. Eso resulta más seductor para los nuevos electores: mujeres y jóvenes. "En política, todo envejece muy rápido", suele decir el gurú del ingeniero.
Precisamente, a esos corazones parece haber apuntado Lavagna cuando dijo, con éxito mediático, que a Kirchner le están construyendo el personaje de “macho de América”.
Con la solicitada, también salió a la luz el papel lavagnista de Carlos Campolongo en la Ciudad como virtual nexo con Jorge Telerman.
CONSTRUYENDO AL CANDIDATO
“Esta contradicción debe resolverla Lavagna”, dirá Ritondo acerca de la tensión que afronta el ex ministro acordando, al mismo tiempo, con el macrismo y la UCR, ahora conducida por un radical afín a una alianza de su partido con el ex ministro. Se trata de Gerardo Morales, flamante sucesor del mendocino Robero Iglesias.
Otro de los conflictos es que, según el macrismo, el presidente de Boca lleva la delantera en las encuestas que miden intención de voto a Presidene.
En el búnker de Lavagna, en Cerrito y Córdoba, explican las cosas de otro modo: “Nuestro desafío es ver cómo hacemos para que Lavagna esté de novio, al mismo tiempo, con Macri y con los radicales. O sea, además de ablandar su imagen, debería hacerse polígamo”, cuenta, divertido, uno de sus estrategas.
La idea de la solicitada se cocinó hace unos días en una reunión ultrasecreta en el búnker céntrico del lavagnismo. Allí el virtual candidato pidió no usar Internet para la comunicación interna por miedo a ser jaqueados por los espías pingüinos. En el encuentro de la mesa chica estuvieron, entre otros, Coto, su amigo y operador, el empresario Francisco De Narváez, y el ex duhaldista Jorge Sarghini.
A pesar del enojo y las contradicciones internas, desde el macrismo ven como un “impasse” el malestar que provocó la jugada, según ellos, anticipada del potencial socio.
Lavagna, en tanto, se prepara para ir a los programas que mira la gente en el intento de capturar audiencias masivas, aunque en el fondo sabe que sólo un milagro podría hacer que la aplanadora K no gane las elecciones que disputará en 2007.