Con la crisis abierta en el Gobierno porteño tras la tragedia de Cromañon, el kirchnerismo aceleró la búsqueda de un objetivo político: reforzar institucionalmente su presencia en el distrito.
Uno de esos escenarios, quizá el más evidente, es la Legislatura, donde si todo sale como esperan y se logra el pase de la legisladora peronista-macrista, Alicia Bello, al bloque Frente para la Victoria podrían convertirse en la primera minoría parlamentaria a partir de este mes
Este hecho los habilita para una meta inmediata: reclamar la vicepresidencia primera, que ahora está manos del macrista Santiago de Estrada. La idea, según anticiparon a NOTICIAS URBANAS fuentes parlamentarias, es que ese lugar lo ocupe el legislador K, Miguel "Pancho" Talento, un hombre ligado al jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
La reconstrucción política del PJ porteño, acelerada por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien liderará el partido en el distrito, es otro síntoma de este refuerzo. Aunque recibió críticas -las de mayor peso vinieron del vicejefe porteño, Jorge Telerman, que quedó fuera del proceso normalizador -, Fernández logró reunir en una lista de unidad a casi todos los actores de peso del distrito, incluido quien iba a ser su contrincante en la interna, el vice, Daniel Scioli.
"Tenemos que sostener a Ibarra, pero con poca visibilidad", comentó a esta agencia una dirigente del peronismo porteño, ahora enrolada en las filas del albertismo. Es que las recientes críticas del periodista Horacio Verbitzky hacia la administración porteña fueron un tiro al corazón del principal capital político de Aníbal Ibarra: la honestidad en la gestión. "Aníbal está afectado", admiten en su entorno. Lo cierto es que estos cuestionamientos tuvieron una primera e inmediata consecuencia: Ibarra piensa ahora en un recambio en el gabinete porteño.
Por su parte, Fernández, y su hombre en la Ciudad, el secretario de Descentralización, Héctor Capaccioli, son los principales sostenes que tiene el jefe porteño en el mundo K. "Aníbal se tiene que dejar ayudar", lanza, compresivo, Capaccioli en su charlas privadas. Pero la frase enmascara, también, el reproche hacia un gobierno que parece encerrarse en sí mismo.
Queda claro que la idea que prevalece es la del sostenimiento. Sin embargo, el kirchnerismo está poniendo en marcha el armado de una estructura política capaz de contener un eventual debilitamiento institucional.
Las críticas públicas de la última semana de Telerman hacia la administración ibarrista terminaron de complicar las cosas. "Soy crítico con el gobierno -lanzó Telerman-. Es obvio que si hubiéramos hecho todo bien, Cromañón no habría existido".
El calvo vicejefe también cuestionó a Alberto Fernández, con quien nunca tuvo una buena relación. "La nueva conducción debió haber convocado a todos los que en algún momento no se sintieron incluidos, pero cayó en la tentación de hacer una conducción a imagen y semejanza de Alberto Fernández", se despachó el vice peronista. Sus dichos lo excluyeron de cualquier alquimia de recambio.
En tanto, en la Rosada siguen evaluando escenarios, incluso los más difíciles. Por ejemplo, el que se daría si Ibarra no lograra plasmar el referéndum de revocatoria de mandato antes de junio o la Justicia procesara a algunos de sus funcionarios.