Debilitado por una gestión que nunca terminó de consolidarse -mientras convivió con una pandemia, una guerra y una interna interminable-, el Gobierno se aferró hasta donde pudo al fantasma de Mauricio Macri. Nosotros somos malos, pero lo que puede volver sería peor, fue el planteo de sus funcionarios principales.
El problema es que el argumento/slogan se fue deshilachando: no sólo porque los fríos índices económicos y sociales de la administración del Frente de Todos son claramente peores que los de Cambiemos, sino porque el corrimiento electoral del fundador del PRO también complicó la estrategia. Aunque algunos lo siguen nombrando, en algún punto le están pegando a una sombra.
Así, el oficialismo debió buscar un nuevo “fantasma”. Los más de 100 puntos de inflación anual y una pobreza que hoy es medida por arriba del 40% podrían empeorar, según ese relato, no sólo si gana Juntos por el Cambio, sino si prevalece Javier Milei. Aníbal Fernández resumió el terror en dos palabras sensibles: sangre y muerte. Y las asoció a la oposición.
Respecto al ataque a Milei, suena cuanto menos tardío: el economista libertario viene desde hace al menos dos años con su discurso público muy polémico y disruptivo, pero recién ahora el kirchnerismo parece haber encontrado allí un peligro para el país. El giro es claro y simple de analizar: hasta hace no tanto, en el Frente de Todos confiaban en que el crecimiento del diputado de La Libertad Avanza se sostenía en la caída de Juntos por el Cambio para el 2023 y por eso no dudaban en darle aire (¿también financiamiento?) o de mínima, no salían a cruzarlo.
Uno de los primeros encuestadores en advertir la errática estrategia fue Facundo Nejamkis, ex funcionario de Cristina, actualmente a cargo de la consultora Opina Argentina. La cuenta que planteó fue básica: si Juntos por el Cambio repitió su porcentaje entre 2019 y 2021, el crecimiento de Milei no había que buscarlo allí sino en la caída de otros, incluido el Frente de Todos.
Ahora todos los encuestadores y en particular los que llevan sus estudios a Casa Rosada, advierten que el fenómeno libertario es transversal, a nivel político y socioeconómico. Resumido en términos electorales: Milei también le saca votos al oficialismo. Con un alerta que está sonando muy fuerte: ¿y si el Frente de Todos termina tercero y el balotaje ya no tiene lógica de grieta sino que termina siendo una pelea entre opositores?
La última encuesta de Management & Fit, pedida por el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, evaluó tres escenarios de PASO. En los tres Milei fue el más votado, con marcada diferencia sobre el resto. Si bien en la suma total por espacio terminaban prevaleciendo el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, ya no lo hacían por una brecha tan grande.
Otro estudio, de Inteligencia Analítica, cercana al massismo, directamente plantea un escenario de tres, sin polarización y con Milei casi en igualdad de condiciones con los representantes de la grieta.
Y hasta una encuesta que la consultora Analogías preparó especialmente para los Kirchner (Cristina y Máximo) mostró a la “derecha de Milei” en 20 puntos, contra 25,2% al Frente de Todos y 24,5% de Juntos por el Cambio. Una ventaja exigua, demasiado cerca del margen de error.
¿Tiene rostro el Frankestein de la política argentina? ¿Tendrá la cara de Javier Milei?. Es poco probable. Los monstruos suelen tener el rostro del miedo…y Milei aún no aterroriza a sus adversarios.
