La reunión de dos horas, en pleno barrio de Palermo, había sido trazada como un puente para empezar a encaminar la interna que tiene atrapado al Pro (y por añadidura a Juntos por el Cambio), con una feroz pelea entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich por la candidatura presidencial.
Hacia allí fueron los dos postulantes, más el líder del espacio, Horacio Rodríguez Larreta, y otra de las referentes originarias, María Eugenia Vidal. Cada uno acompañado por un compañero: Diego Santilli, Federico Angelini, Fernando de Andreis y Cristian Ritondo.
El resultado del cónclave, pese a lo que buscaron transmitir como voceros Angelini (titular del partido y cercano a Bullrich) y Ritondo (postulado para gobernador y del ala de Vidal), fue malo. Casi no se avanzó en ninguna de las dos pujas que más preocupan, en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires.
En el primer caso, incluso podría decirse que se retrocedió. Cuando públicamente Macri y Larreta habían asegurado que trabajarían para que hubiera un candidato único del Pro en CABA, hoy esa posibilidad está lejana. O al menos no confirmada. Quedó claro en la declaración de los voceros tras la cumbre de Palermo. Solo atinaron a decir que acordaron trabajar para que “gane un candidato del Pro”. Una obviedad que desnuda la tensión.
El expresidente está empecinado en que sea su primo Jorge el sucesor de Larreta y el jefe de Gobierno empuja a Fernán Quirós, su ministro de Salud, para frenarlo. ¿Pueden bajarse ambos para que finalmente resurja el nombre de Vidal como prenda de paz? Por ahora, frío. Más que la resistencia de la ex gobernadora, por el no de Macri (Mauricio).
En el caso de la Provincia, la variante que se encamina a prosperar es que cada candidato presidencial lleva su candidato a gobernador. Larreta con Santilli y Bullrich deshojando entre cuatro variantes: los tres que vienen con ella de arranque (Néstor Grindetti, Javier Iguacel y Joaquín de la Torre), más Ritondo, que intenta subirse al team tras el corrimiento de Vidal, su referente nacional.
En el medio de estos cruces, se conocieron más encuestas que muestran una caída en la suma de los candidatos de Juntos por el Cambio, que no pueden capitalizar un Gobierno que se desgasta y tiene cifras electorales muy malas. ¿Quién cataliza el descontento? Según los sondeos Javier Milei, y por eso ya pasó a ser una preocupación a ambos lados de la grieta.
El oficialismo busca en un punto inflarlo, luego de que Cristina Kirchner lo subiera al ring, para ver si logra ponerlo como rival propio en el balotaje, y en un mano a mano vencerlo. En Juntos, alerta que el voto opositor se vaya para allí.
Un sondeo de Fixer, una encuestadora cercana a Juntos por el Cambio, mostró una caída del espacio de seis puntos entre marzo y abril (de 38% a 32%), con un crecimiento de Milei de siete puntos (de 15% a 22%). El Frente de Todos también bajó pero no tanto: de 28% a 26%.
Un escenario abierto que altera los ánimos de todos, a tres meses de las PASO que empezará a dirimir la pelea.