En Hurlingham sobrevuela una particularidad que se palpa en el ambiente: es el territorio del Gran Buenos Aires en el que se libra la interna más feroz entre un intendente del PJ y La Cámpora, la agrupación liderada por Máximo Kirchner.
El intendente y exministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta y el jefe del PJ provincial dejaron de hablar. Tampoco hay diálogo entre con Damián Selci, el exintendente interino de La Cámpora, y Martín Rodríguez, el número dos del PAMI y referente principal de la agrupación k en el municipio, un funcionario que no llega a los 40 años y que reporta directamente al hijo de la expresidenta.
En las últimas semanas empezaron a aparecer algunas tímidas señales hacia el intendente por parte de mensajeros del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, que trabaja a tiempo completo en la instalación de su imagen por si finalmente es el precandidato presidencial elegido por Cristina Kirchner. Señales por ahora muy débiles para una pelea feroz por el control de un municipio en manos del peronismo desde que Juan José Álvarez lo gobernó por primera vez en 1995.
“En Hurlingham hay PASO”, aseguran desde el entorno de Zabaleta y desde la agrupación liderada por Kirchner. Si no hay acuerdo será, en definitiva, una situación atípica en el cronograma electoral bonaerense del 2023: no hay ningún otro distrito del conurbano en el que La Cámpora se haya preparado con tanto despliegue logístico, político y financiero contra un gobierno de su mismo signo político.
Según las encuestas que consumen tanto el oficialismo como la oposición municipal, en la interna del PJ de Hurlingham, Zabaleta tiene una ventaja de al menos 10 puntos por sobre Selci, que se hizo cargo de la intendencia entre agosto del 2021 y octubre del 2022. En La Cámpora tienen otros números: según los estudios encargados, de abril, Selci aventaja en 5 puntos al jefe comunal. La brecha se estira cuando se agrega a Cristina Kirchner como impulsora de la candidatura del dirigente camporista.
Hace algunos fines de semana, la agrupación empezó a desplegar un operativo de instalación callejero con una estética más Pro que peronista. El intendente, por su parte, está abocado desde hace tiempo a recorridas vecinales: bajó el perfil mediático, se desentendió de la pelea nacional y se dedicó a recorrer el distrito.
La interna de Hurlingham espera ahora, como el resto de los municipios, por el desenlace de las negociaciones políticas en torno a las candidaturas nacionales y provinciales. En concreto, los intendentes del Gran Buenos Aires quieren saber cómo van a concluir finalmente las negociaciones por las boletas. Es decir, si van a colgar de uno o dos candidatos si no se llega a la unidad. Es el esquema del 2015, cuando los jefes comunales colgaron tanto de Aníbal Fernández como de Julián Domínguez en la PASO bonaerense.