El canciller argentino, Santiago Cafiero, parece que sufre la realidad y la inflación de muy mala manera. Lo complica brutalmente el precio de la yerba Playadito, que hoy ya vale “una luca doscientos” y no más una “luca” como él afirmó, y además se sintió acosado durante una semana por los K que le pusieron como “objetivo” en una juego de de tiro al blanco por la banca conseguida. Su relato de lo que piensa, nos recuerda a Fito Paéz cuando canta en Al costado del Camino “no vine a divertir a tu familia, mientras el mundo se cae a pedazos”. Media pila, Canciller.