El organismo señaló las debilidades de la Argentina en 2022 a causa de la deuda externa y reservas internacionales demasiado bajas, además de la falta de acceso a los mercados internacionales.
Así lo señaló en su reporte External Sector Report (ESR),denominado “External Rebalancing in Turbulent Times”, en el que analiza la situación de la cuenta corriente de sus países. Sobre la Argentina, indicó que “la posición exterior en 2022 era más débil que el nivel implicado por los fundamentos a medio plazo y las políticas deseables”. El reporte lo preparó el stafff técnico, con “los comentarios y sugerencias de los Directores Ejecutivos tras su debate del 13 de julio de 2023″.
El ESR explicó en este informe difundido este miércoles que la posición exterior en 2022 del país “era más débil que el nivel implicado por los fundamentos a medio plazo y las políticas deseables”. El informe indica que la economía argentina sufre “elevadas vulnerabilidades de la deuda externa, las reservas internacionales precariamente bajas y la falta de acceso a los mercados internacionales de capital”.
“Es crítico continuar implementando políticas macroeconómicas prudentes que fortalezcan la cuenta corriente externa y la cobertura de reservas para asegurar la sostenibilidad externa”, indicaron los expertos del organismo que dirige Kristalina Georgieva.
“Las posibles respuestas políticas son una consolidación fiscal favorable al crecimiento; combinada con una política monetaria restrictiva y un régimen cambiario simplificado, siguen siendo esenciales para moderar el crecimiento de la demanda interna, reforzar la balanza comercial, reconstituir las reservas internacionales, recuperar el acceso a los mercados y garantizar la sostenibilidad de la deuda fiscal y externa”, expresó.
Además, “se requieren reformas estructurales para impulsar la capacidad exportadora de Argentina y fomentar la inversión extranjera directa.
“A medida que se restablezcan la estabilidad y la confianza, habrá que considerar una flexibilización gradual de las restricciones del mercado cambiario basadas en condiciones y eliminar las prácticas de monedas múltiples y las restricciones cambiarias”, sostuvo.
También aclaró que “la deuda bruta y las obligaciones del servicio de la deuda siguen siendo sustanciales y el cumplimiento de estas obligaciones a medio plazo dependerá de la situación de la cuenta corriente”.
“Se prevé que la balanza de cuenta corriente alcance un superávit en 2023, a pesar de las condiciones de sequía que afectan a las exportaciones agrícolas, debido principalmente a la moderación de la demanda interna y de las importaciones, la mejora de la relación de intercambio de productos básicos y el aumento de los ingresos por intereses de los activos privados argentinos en el extranjero”, indicó el reporte técnico.
“El tipo de cambio real medio, tras depreciarse más de un 35% entre 2017 y 2019, se apreció alrededor de un 6% durante 2020-21 y se estima que se habrá apreciado un 20% adicional durante 2022. Esta apreciación refleja en gran medida el hecho de que el tipo de cambio ha ido por detrás de la inflación general”, enfatizaron.
El informe sostiene que las medidas de control “han contribuido a contener las salidas de capital, aunque han introducido distorsiones que desalientan el comercio y la inversión extranjera. Es importante señalar que estas medidas no sustituyen a unas políticas macroeconómicas sólidas”.
“Si bien son necesarias a corto plazo para hacer frente a los desequilibrios, los controles a la importación y otras similares deberían eliminarse y es necesaria una flexibilización basada en condiciones, especialmente para fomentar la IED”.
En este sentido, el informe indicó que medidas “fiscales y monetarias más estrictas son necesarias para garantizar los superávits comerciales previstos y mejorar la cobertura de las reservas”.
Eso a su vez “es esencial para allanar el camino hacia el acceso al mercado y la flexibilización de las medidas de control a mediano plazo”.
“Dada la escasez de reservas en, las ventas de divisas (en el mercado oficial o paralelo) deben ser coherentes con los objetivos de acumulación de reservas, teniendo en cuenta al mismo tiempo la variabilidad derivada de factores estacionales y de episodios temporales de volatilidad excesiva”, concluyó.
Elaborado desde 2012, el Informe anual del FMI sobre el sector exterior analiza la evolución externa mundial y ofrece evaluaciones coherentes a nivel multilateral de las posiciones externas de las mayores economías del mundo, que representan más del 90 por ciento del PBI mundial.
Incluye la evaluación de cuentas corrientes, tipos de cambio reales, balances externos, flujos de capital y reservas internacionales.