La Subsecretaría para Personas Mayores del Gobierno de la Ciudad presentó un Informe de Caracterización de las Personas Mayores en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el que se evaluó la calidad de vida de los mayores de 60 años que viven en el territorio y se cruzaron datos con los sondeos continuos, como la Encuesta Permanente de Hogares 2021-INDEC y la Encuesta Anual de Hogares 2021, de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Al respecto, Susana Rubinstein, licenciada en Terapia Ocupacional con posgrado en Gerontología y asesora del organismo, evaluó algunos de los datos y señaló que el conocimiento generado a partir del informe ayudará a pensar políticas futuras, que se aplicarán con para un mejor impacto en la tercera edad.
“La población objetiva que se tomó fue 60 años y más, tal como lo define la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las personas mayores”, explicó Rubinstein y detalló que “la ciudad Autónoma de Buenos Aires es el distrito más envejecido del país, ya que tiene casi un 23% de población mayor de 60 años”.
En esa línea, indicó que en Argentina “hay más de siete millones de personas mayores, de las cuales unos 700 mil viven en la ciudad de Buenos Aires, lo que es casi un cuarto de la población porteña. De cada 10 personas, cuatro son mayores”. Además, señaló que otro dato observado fue que hay diferencias en la distribución de las personas mayores por comuna: como ejemplo, señaló que “el distribuidor Norte –puntualmente, el barrio de la Recoleta, en la Comuna 2- es el más envejecido”.
“Tenemos un 30% de población mayor sobre la población total en la comuna 2, en cambio, la comuna más joven es la comuna 8, la de Lugano”, remarcó. Asimismo, destacó que hay una “feminización del envejecimiento”, ya que, de las 667,000 personas, 407.000 son mujeres.
“El porcentaje de mujeres sobre hombres es bastante alto y a medida que aumenta la edad, éste también aumenta”, subrayó.
La asesora reconoció que éste es “un fenómeno que se va profundizando: a mayor edad, mayor presencia de mujeres que hombres, porque las mujeres tienen mayor expectativa de vida que los hombres: aproximadamente cuatro años más”.
“En relación al tema de tenencia de vivienda en Buenos Aires, hay un efecto corte, porque en la población mayor, casi el 80% son propietarios de la vivienda. Es un fenómeno de este sector de la población, que vemos en este momento. Son gente que accedió a la vivienda en otro contexto seguramente, pero que suponemos que se irá modificando con el tiempo”, lamentó.
La calidad de vida de la ciudad de Buenos Aires, por su parte, coincide con la expectativa de vida, lo que marca que se accede a un mejor “nivel de servicios”, explicó Rubinstein y afirmó que “tenemos mejor acceso a la salud y tenemos una vida que nos permite vivir más años. Obviamente, la expectativa de vida se modifica absolutamente por provincias. En la Ciudad Autónoma hay incluso diferencias por comunas, un estudio plantea que hay diferencia entre la expectativa de vida en las comunas más pobres y más ricas de la ciudad”.
El tratamiento de los resultados
Rubinstein aseguró que la encuesta “permitirá diseñar políticas públicas más ajustadas a las necesidades de esa población” y subrayó que “cuando se habla de personas mayores, siempre se habla de algo que se llama envejecimiento diferencial”.
Esto, según explicó la referente, es que “cuanto más se avanza en el ciclo de vida, más se diferencian unos de otros. La experiencia, las oportunidades, las decisiones tomadas, van diferenciando a uno de otro de su misma edad, así que es bastante complejo el diseño de políticas públicas, precisamente por el tema del envejecimiento diferencial”.
Otro de los datos que más interesaba en la subsecretaría es poder tener el que puntualiza cómo están compuestos los hogares de las personas mayores. “Nos parecía importante conocer el tipo de hogar, si es multipersonal o unipersonal, lo cual habla de las necesidades de cuidado que debería tener una persona mayor si llegara a ser dependiente cuando viva sola”.
Finalmente, un dato positivo para destacar, es que respecto a la salud en Argentina, los mayores tienen un muy alto nivel de inclusión en la seguridad social. El 98% de la población mayor del país está bajo la protección social, lo que quiere decir que tienen jubilación o pensión.
Esto indica que las políticas a nivel nacional, provincial y de la Ciudad direccionadas hacia la tercera edad, dieron resultados positivos, aunque no dejan de tener importancia las diferencias entre quienes gozan de todos los beneficios y quienes apenas sobreviven con lo mínimo.
El futuro de los que hoy son jóvenes y mañana serán mayores quizás no sea tan inclusivo.