En Unión por la Patria (UxP) ya nadie cree demasiado en las encuestas. Los últimos resultados electorales en Santa Fe, Córdoba y San Juan redujeron enormemente el nivel de confianza de la dirigencia sobre los estudios de consultoría. Peleas voto a voto que no fueron y triunfos que se transformaron en derrotas, o viceversa. Ya no son un elemento para agarrarse y proyectar un posible resultado. Al menos, así lo creen en el oficialismo.
En ese contexto, el sábado Sergio Massa y Agustín Rossi encabezarán una caravana por La Matanza junto a Axel Kicillof y el matrimonio político que más pesa en el territorio: la vicegobernadora bonaerense, Verónica Magario y el intendente Fernando Espinoza. Aplicarán un formato tradicional de campaña en el municipio más poblado de la provincia. Irán a buscar votos, que es lo que vale.
Será un esquema de campaña distinto al que propone el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, quien cree más en el mano a mano con la gente y considera que lo mejor es evitar los actos políticos tradicionales. Sin embargo, en La Matanza se abrazarán a las tradiciones porque saben que la gente ya conoce ese formato escrito en la historia de la política municipal.
Desde el gobierno de Axel Kicillof ya le enviaron a Massa, a través de “Wado” de Pedro, el jefe de campaña, la agenda del Gobernador en la carrera proselitista de la provincia de Buenos Aires. La intención es que el ministro de Economía pueda acoplarse a la mayor cantidad de actividades con el objetivo de reforzar la presencia nacional en el territorio bonaerense. En definitiva, el conurbano sigue siendo el centro de la elección. El lugar donde hay más votantes concentrados.
En La Plata asumen que existe un desgaste natural del oficialismo y que los márgenes para contarle a la gente que la propuesta de Juntos por el Cambio los llevará por un peor camino – según estiman – son muy acotados, debido al agotamiento que hay en las mayorías.
Para eso el peronismo puso la maquinaria dirigencial en marcha. Intendentes, concejales y funcionarios se abocaron a una campaña de cercanía – esta vez si como pide el consultor catalán – para convencer a la gente de que deben darle una nueva oportunidad al oficialismo y para explicarles que es importante que asistan a votar en las PASO donde, por lo general, el nivel de asistencia siempre suele ser menor que en la elección general. Puerta a puerta, voto a voto.
El gran nivel de ausentismo que hubo en las últimas elecciones provinciales aumentó la preocupación en el peronismo, que teme que en las PASO el resultado no sea el esperado y, ante una posible derrota, haya un impacto inmediato en la política económica. Entienden que es necesario que la gente vaya a votar porque los comicios serán muy parejos.
Además, saben que el ausentismo siempre complica al oficialismo porque el votante que más se moviliza es el que quiere un cambio de gobierno. Por eso no es casual que varios dirigentes, empezando por Massa, estén reforzando la idea de que la elección más importante es la del 13 de agosto y que quienes los quieren acompañar con el voto tienen que ir a las escuelas ese día, sin especular con lo que sucederá en octubre.
En el kirchnerismo no tienen la misma mirada. Creen que el resultado de las PASO puede variar en las generales o en un eventual balotaje. Que no hay que quedarse con la foto de la elección porque puede modificarse con el correr de los meses, como ya sucedió en el 2015 cuando el peronismo ganó en las dos primeras oportunidades, pero perdió en la batalla final.