La medida anunciada por el fiscal general, Jorge López Lecube, sorprendió a los presentes en la audiencia de este viernes en el Palacio de Justicia de la Nación. El fiscal anunció que solicitó a las autoridades judiciales de la provincia de Córdoba que investiguen el último recital de Callejeros en aquella provincia.
López Lecube, para remitir esa denuncia, se basó en un film mediante un celular que realizó un espectador del recital de Callejeros, en el que se ve claramente cómo una de las puertas de ingreso/egreso se encuentra bloqueada. La filmación se corta cuando intercede un funcionario policial. Quienes registraron las imágenes se las pasaron a los familiares y les informaron que había otras tres puertas más que se encontraban bloqueadas en esa noche del recital.
El miércoles pasado con la firma de los abogados Susana Rico y Patricio Poplavsky los familiares dejaron una copia del video ante el fiscal y el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 24.
"LO VI A CHABÁN SALIR CON UNA CARTERA NEGRA"
El juicio oral y público por Cromañón, que lleva 37 audiencias realizadas, continuó este viernes con la declaración de los sobrevivientes al incendio. La jornada transcurre por orden alfabético, se va por la letra M. Sebastián Alexis, de 26 años, fue el tercero de la audiencia en declarar y reveló cuestiones hasta el momento desconocidas.
Su relato comienza diciendo que el fuego que se inició por una candela era chiquito "como el de una hornalla". Él logró evacuarse por una de las puertas estilo cine del ingreso principal. "Una valla banca complicaba el paso". Al salir, dijo, "había más gente apilada" pidiendo ayuda del otro lado de las puertas y que "los bomberos forcejeaban una puerta. Vi que estaban sacando algo grande de la puerta. Los ayudaban otros chicos".
Una vez que Sebastián se encontró afuera del boliche con quienes había ido se tranquilizó, hasta que le avisaron que una hermana suya había concurrido por separado. Entonces se saca la remera, la moja, y puesta en el rostro regresa a Cromañón. Allí es cuando se cruza con el imputado por prerenciar el local del siniestro, Omar Emir Chabán. "En el hall cuando entro lo veo a Chabán con una cartera negra. Iba solo", dice.
Antes de ello Sebastián contó como uno chicos que piden monedas en plaza Once habían roto los vidrios de la boletería y se llevaban dinero.
Otro de los hechos que nunca antes se había revelado es que, en Cromañón, en un show se uso un lanzallamas desde el escenario. "Con Gardelitos usaron un lanzallamas. Lo manejaba un mimo o payaso. Era en el momento del tema ‘Envuelto en llamas’".
Mariana, testigo número 64, con su testimonio descriptivo al detalle generó el recuerdo hasta las lágrimas de varios de los familiares y sobrevivientes. "Estaba tan amontonada delante de la puerta que parecía cuando el subte está lleno. Estabas casi en el aire y te llevaban. Ahí caí. Un chico estaba tan encima mío que me ponía el brazo en la garganta y no me dejaba respirar. De la desesperación gritaba. Uno de los chicos que estaba aplastándome pero que tampoco se podía levantar me hablaba, me preguntaba cosas para tranquilizarme. Todo estaba oscuro y en un momento un chico se movió y se me cayó gente muerta encima. Me logran rescatar y me llevan a un sillón del hall del hotel", detalló Mariana, quien confirmó que en el Hotel Central Park lindero a Cromañón y del cual dependía el boliche, sí tenía energía eléctrica.
El segundo testigo, Martín, fue ofrecido por la defensa de Callejeros. El chico contó ante una pregunta del abogado de la banda, Manuel Gutiérrez, que "nunca antes había escuchado advertencias por el uso de pirotecnia".
La disposición de la seguridad consistió el día 30 en personal de control que acomodaba la cola en la calle en la vereda de enfrente a la del local y "frenaba el tránsito" cuando los espectadores debían cruzar la calle. "En la puerta había más control que hacía cacheo y estaba quien cortaba las entradas. Después, otro control donde estaba la valla antes de las puertas estilo cine. Esto fue ratificado por Martín y por el tercer testigo.
Quedaron en evidencia las irregularidades en la contratación de bandas. "Nos contrató un tercero que era el puente con el boliche. Se llama Luis María, quien nos llevó a Cromañón. En Cemento había una mujer llamada Margarita. Ella tenía oficinas en avenida Corrientes y podía abrir el local, que en su ingreso era un pasillo largo, complicado para entrar equipos. Y los camarines, un desastre. Aunque tenía mística, no como Cromañón".