Raúl Villarreal, mano derecha del gerenciador de Cromañón, Omar Chabán, era el primero en la cadena de mandos de la seguridad el fatídico 30 de diciembre de 2004. En segundo lugar estaba Lorenzo "Lolo" Bussi, jefe de seguridad de Callejeros, quien actualmente continúa haciendo la misma actividad que hacia en el recital que terminó con la vida de 194 personas y miles de lesionados. Bussi sigue ejerciendo la actividad de seguridad gracias a que fue desprocesado por la jueza de primera instancia, María Angélica Crotto. El tercero en la estructura de seguridad-control fue Héctor Zerpa.
La radiografía de las responsabilidades en el cacheo, cortar entradas, custodiar el escenario y los camarines, fue manifestada por un miembro de la seguridad, Claudio Ruiz, este viernes y coincide con lo expresado en las audiencias anteriores por otros integrantes de la seguridad en el recital más trágico de este país.
El juicio comenzó a las 10.10 y el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 24 dio intervalos de cinco minutos entre los testigos que declararon, lo permitió que se realizara un receso de una hora para el almuerzo.
El debate continuó entonces pasadas las 14.30 con otros dos miembros de la seguridad, que según el abogado de los músicos imputados, Martín Gutiérrez, no estaban a cargo de sus defendidos. "No aparece nexo de causalidad con las tareas de control y seguridad" con respecto a la banda.
La postura del abogado Gutiérrez contradice con los testimonios que señalan al manager de Callejeros, Diego Argañaraz, quien a veces pagaba los sueldos de los custodios, y que además se contactaba con "Lolo" Bussi para contratar y organizar el equipo de seguridad.
El tercero en declarar, Javier Schiavone, confesó que una vez ocurrido el incendio intentó utilizar uan manguera "pero no coincidía con el tubo de agua. Era más chica la manguera".
INTIMIDACIONES
Hay frases que no gustan en una nota, y ello es esperable. Lo que no es común es que un familiar de un testigo en el juicio por Cromañón, y dentro del Palacio de Justicia, realice intimidaciones.
Ello ocurrió en el receso de una hora. La madre de Héctor Zerpa, uno de los máximos referentes de la seguridad de Callejeros, se acercó molesta a este periodista por una frase de una nota anterior. Y en su indignación deslizó que su hijo podría llegar a golpearlo.
El caso de Héctor Zerpa es especial porque fue quien además de padecer la muerte de un hijo menor tuvo que soportar la terrible confusión de haber enterrado a alguien que no era su hijo. Ello ocurrió en los primeros días de 2005.
De todas maneras la intimidación a este cronista no fue la única. Familiares de Zerpa insultaron y amenazaron de golpear a personas que al igual qué él son familiares de los fallecidos en Cromañón.
Los ánimos en el juicio se tornaron ásperos. En blogs de los familiares las acusaciones son durísimas entre algunos de ellos. Seguramente la marcha del próximo 30 sea un reflejo de cómo actúan los protagonistas en el proceso judicial por la mayor tragedia no natural de este país, que en caso de ir a fondo afectaría los intereses de negocios espurios que aún persisten en la Ciudad.