La intervención de Javier Milei en materia de Derechos Humanos durante el debate presidencial del domingo despertó todo tipo de polémicas y críticas. El candidato de La Libertad Avanza (LLA) tuvo injustificados cuestionamientos hacia la cifra de desaparecidos durante la última dictadura militar.
Durante el bloque, el candidato a presidente basó su palabra en cuestionar la cifra oficial de desaparecidos en el período 1976-1983. “Nosotros valoramos la visión de memoria, verdad y justicia. Pero empecemos por la verdad: no fueron 30 mil desaparecidos, son 8.753”, expresó.
En ese contexto, el diputado nacional del Frente de Todos (FdT), Eduardo Valdés, salió a responderle a Javier Milei a través de una nota pública donde sostuvo: “Los cuestionamientos del candidato de LLA al número de víctimas del Terrorismo de Estado ya fueron desmentidos en 1978, en un informe del Archivo de Seguridad de Estados Unidos, realizado con datos obtenidos por sus espías en el marco del Plan Cóndor”.
Además, Valdés se refirió a los numerosos casos ignorados en el documento y al rol de la prensa argentina durante la dictadura. A continuación el texto completo de sus afirmaciones:
El documento al que hace referencia el diario también refleja cómo el exjefe de la diplomacia norteamericana Henry Kissinger, durante la presidencia de Gerald Ford, alentaba a los militares argentinos a que “lo que tengan que hacer, háganlo rápido”, en una referencia directa a la represión.
La documentación afirma que la arenga de Kissinger sucedió 48 horas después del golpe de Estado, es decir el 26 de marzo de 1976.
Ese informe, al que refiere la nota, fue dado a conocer por Estados Unidos al cumplirse en la Argentina el 30° aniversario del golpe cívico-militar.
El número de 22.000 desaparecidos, al que refiere el informe dado a conocer en Estados Unidos y que publican ambos diarios, corresponde al año 1978 y surge del Archivo de Seguridad Nacional que conserva la Georgetown University.
Ese informe, que salió a la luz recién en 2006, fue realizado a partir de información suministrada por integrantes del Batallón 601 del Ejército a agentes de inteligencia que operaban de incógnito en la Argentina como parte del Plan Cóndor.
Lo mismo ratifica el periodista norteamericano John Dinges en su libro “Los años del Cóndor”, obra que narra el operativo de coordinación represiva llevado adelante en distintos países durante aquellos años.
Sin embargo, además, existe otro documento del Departamento de Estado al que hace alusión Hugo Alconada Mon en su artículo de 2006.
El mismo se adjudica al entonces consejero político de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, Tex Harris, en donde al año 1979 elevó 13.500 denuncias sobre desaparición de personas en nuestro país al Departamento de Estado del gobierno de EEUU.
Todos estos datos, sigue diciendo el diario La Nación según consigna el documento, surgen a días de la final de la Copa del Mundo de fútbol del año 1978.
Por entonces, el entonces presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, envió a Buenos Aires al diplomático David Newsom, número tres del Departamento de Estado norteamericano, para comunicarle al dictador Jorge Rafael Videla que sólo levantaría las sanciones económicas si revelaba el destino de los desaparecidos, si se juzgaba o se liberaba a los detenidos sin proceso, y si invitaba a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a hacer una inspección en el país.
La visita de la CIDH se concretó en 1979, tras la cual elaboró un duro informe sobre la situación de los derechos humanos en la Argentina.
El informe de la CIDH fue un gran golpe a la imagen de la dictadura en el exterior en tanto visibilizó en todo el mundo aquello que los militares que habían ocupado de manera violenta e ilegal el poder se esforzaban en ocultar.
La acción de Jimmy Carter al frente de la Casa Blanca fue de suma trascendencia para detener el accionar de la dictadura argentina, y sin dudas contribuyó a que la cantidad de vidas que cobardemente destruyó el gobierno de facto no fuera mayor. Este tema es, quizás, el más sensible a la unidad de la familia argentina.
Aporto estos datos que son de países y medios de comunicación que alinean el pensamiento de los votantes de La Libertad Avanza. No me interesa tener razón, sino contribuir a la verdad histórica con información oficial de países de indudable militancia “occidental y cristiana”, para que nadie me acuse de “ideologizar” el debate.
Estos números reflejan lo sucedido en la Argentina a agosto de 1978 y, según se lee, corresponden a una sola de las fuerzas que actuaron en la represión: el Ejército.
En esos 22.000 no se incluye lo sucedido en la órbita de la Armada ni en las dependencias de la Fuerza Aérea.
Tampoco están los casos denunciados por los organismos de Derechos Humanos de nuestro país, que hablan de 30.000.
2.795 días tuvo la dictadura iniciada el 24 marzo del 1976 y finalizada el 10 de diciembre del 1983.
Los datos de Estados Unidos y de los diarios La Nación y Clarín abarcan sólo los primeros 800 días de dictadura.
Faltaban todavía 1.995 días para llegar a la asunción de Raúl Alfonsín.
Tanto los 22.000 desaparecidos que reza Clarín a partir del informe del Archivo de Seguridad Nacional estadounidense como los otros números que aporta el periodista Alconada Mon en La Nación vinculados al Batallón 601 de inteligencia y al diplomático Ted Harris, difieren respecto al número de 8.753 desaparecidos que lanzó el candidato presidencial Javier Milei en el debate presidencial de Santiago del Estero, abarcando los siete años de dictadura.
Seguramente, y lo digo con humildad, es más factible en proporcionalidad y proyección que, en 2.795 días de dictadura, se haya llegado a la cifra de 30.000 que a lo que planteó el candidato de La Libertad Avanza.
Nos merecemos poner a disposición todos los números que tengamos para que Nunca Más haya, no ya 30.000 ni 8.000, sino ni un solo muerto ni desaparecido por sus ideas políticas, ya sea que piensen como Milei o que piensen como Valdés.
“Siento que he salido del infierno”, dijo Jorge Luis Borges al enterarse lo que había sucedido durante la dictadura militar, ante lo cual pidió que no quedara impune.
El Comité Nobel galardonó a un argentino con el Premio Nobel de la Paz por el calvario y la lucha de Adolfo Pérez Esquivel contra la dictadura en el año 1980, quien confesó que estuvo a punto de ser subido a los vuelos de la muerte, y la Unesco declaró recientemente a la Escuela de Mecánica de la Armada, actual Museo de la Memoria, como Patrimonio de la Humanidad como la muestra más cabal del terrorismo de Estado, al mismo nivel de crueldad de los que pasaron por los demás sitios que han sido declarados: Auschwitz, campo de concentración y exterminio creado por el régimen nazi; Hiroshima (bomba atómica); la isla de Goreé, en Senegal, donde capturaban a hombres y mujeres libres para convertirlos en esclavos; Robben Island, donde estuvo preso Nelson Mandela; el Puente del Barrio Viejo en Bosnia, y el Muelle de Valongo en Brasil, principal puerto de esclavos en América.
Todos estos sitios, al igual que la exESMA, ya están bajo el resguardo de la Unesco.
Sueño con una Argentina unida en los temas esenciales que hacen a nuestra convivencia y, en ese sueño, incluyo a las nuevas manifestaciones de la política. Felices los que sueñan sueños y están dispuestos a pagar el precio para hacerlos realidad.