Cuál es el sentimiento para el balotaje: ¿Bronca o esperanza?

Cuál es el sentimiento para el balotaje: ¿Bronca o esperanza?

La consultora de Federico González analizó la cuestión.


La consultora Federico González, realizó su trabajo con la hipótesis de que todos los análisis que hablan de que “la gente va a votar con bronca” y que “votar en blanco favorece a Milei/Massa” no son precisamente así. “Desde que comenzó el período electoral 2023, asistimos a ríos de tinta y universos de palabras que declamaban y/o sentenciaban, casi sin lugar a dudas, cuestiones tales como que “la gente está muy enojada y por eso no irá a votar, o lo hará impulsada por un trasfondo de ira, o que el voto en blanco favorece al ganador, etc.”, comenzó el análisis.

El trabajo de la Consultora considera que “es difícil, sino imposible, convencer a quien ya está convencido de que las cosas son o inexorablemente serán de una determinada manera. En todo caso, mejor esperar a que los acontecimientos sucedan, porque, como suelo decir, !algunos problemas nunca se resuelven, sino que pierdan vigencia”, agrega.

Entonces, para retratar el “argumento falaz” de que la gente no va a votar o vota con bronca, se pregunta: “¿Qué imagen resulta icónica o paradigmática de ese fenómeno? Quizás el lector haya pensado en el 2001, en la plaza de la represión, en los muertos, en los saqueos, en la gente golpeando los puertas de los bancos, en el ‘que se vayan todos'”.

“Digamos que la gente o bien no iría a votar, o tendería a hacerlo en blanco o impugnar su voto, o iría a votar vociferando y gritando su enojo a los cuatro vientos. Pero nada de eso es lo que ocurre o ha ocurrido”, explicó.

Asimismo, se pregunta “¿Cómo se expresaría esa verdad más allá del acto de ir a votar? Probablemente veríamos asambleas populares y barriales (como en el 2001) o multitudes variopintas discutiendo en la calle y al borde del ataque de nervios. Pero eso no parece estar sucediendo. Tampoco la gente se muestra reacia a responder encuestas”, agregó.

“¿Estará la gente efectivamente enojada o nos gusta pensar o decir que lo está? ¿Estarán enojados los analistas políticos y, en consecuencia, proyectarán ese enojo sobre los votantes? ¿O quizás estemos asistiendo al ‘marketing del enojo’ porque parece más cool o porque ofrece más rating o, simplemente, porque es lo más fácil o lo primero que se nos viene a la mente?”, manifestó el informe.

No obstante, el análisis destaca que hay claras problemáticas que generan indignación: “Obviamente, la inflación, la pobreza. La corrupción y la inseguridad son realidades tangibles y dramáticas y no entelequias creado por los medios. Sin lugar a duda, que en un país rico haya, por ejemplo, dos tercios de niños pobres, es suficiente para estar enojado. Para estar escandalizado. Para rebelarse contra quien sea. Es obvio. Es simple. Es incontrovertible. Pero, como dice a veces con sabiduría el refranero popular: ‘una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa'”.

Para esto muestra un gráfico que revela que en realidad, no predomina la bronca a la hora de votar. “Un gráfico vale más que mil palabras: las respuestas de los encuestados muestran, abrumadoramente, que la esperanza prevalece sobre sentimientos negativos tales como impotencia, resignación y enojo”.

En el gráfico se observa que el 83,2% se caracteriza con el sentimiento de “esperanza” para votar el domingo 19 de noviembre. Sólo un 9% “impotencia”, un 8,4% “resignación” y un 7,3% “enojo/bronca”. Vale tener en cuenta que el cuestionario era con respuestas múltiples.

¿El voto en blanco favorece a un candidato?

Otro de los mitos que González busca refutar es este. “No existen evidencias ni conjeturas razonables que justifiquen suponer que quien vota en blanco tendría una ‘preferencia pasiva’ por un candidato en detrimento del otro. En efecto, lo que surge como evidencia primaria es que quien elige votar en blanco no parece preferir a ninguno de los candidatos que excluye (si no, no votaría en blanco). Sea porque ambos sean igualmente buenos (aunque no parece este el caso), igualmente mediocres, o igualmente malos (como pareciera ser el caso), lo cierto es que en su fuero íntimo no puede desempatar entre ambos. Y por eso vota en blanco”, comenzó su reflexión.

Y siguió: “Va implícito que tampoco habría un mal mayor a evitar (que gane Massa) porque, si así fuera, eso bastaría para inclinarse por uno y por el otro (en este caso, por Milei). Ergo: el individuo en cuestión vota en blanco porque ambas alternativas les parecen idénticas (sean igualmente, malas, buenas o mediocres)”.

“En síntesis: el voto en blanco puede favorecer tanto al ganador como al perdedor. Depende. Porque, en rigor, sólo sabríamos que alguien votó en blanco, pero desconocemos por quién habría votado si no lo hubiera hecho en blanco”, añadió.

Entonces, concluyó que “no tenemos el ‘colorizador del voto en blanco’ que permitiera revelar desde el fondo de la mente del votante cuál era su preferencia pasiva, si es que la había (en rigor, sólo podríamos intentar aproximarlo a priori, si en una encuesta forzamos la pregunta sobre a quién terminaría votando si estuviera obligado a optar por un candidato. Pero no dejaría de ser un forzamiento poco realista)”.

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