La discusión, por un solo día del calendario anual, llevó a la oposición a presentar un proyecto de ley. ¿Qué pedía? Que se cambie el feriado del 20 de noviembre (este lunes), para favorecer la participación electoral del balotaje previsto para el domingo.
Lo que podría parecer un desaguisado de los bloques no oficialistas, de todos modos, tenía un punto de debate importante: ¿por qué el Gobierno, como ya había hecho en 2015, no corría el feriado y así facilitaba la votación? Simple: en el massismo creen que cuanto menos votantes vayan, mayores son las chances de su candidato.
Massa parte de un escenario favorable, si se tiene en cuenta el resultado del 22 de octubre, cuando le sacó 6,79 puntos (36,78% a 29,99%) y más de 1,8 millón de votos a Milei. Pero como el grueso de los sufragios que quedaron “sueltos” pertenece a una candidata anti K que hizo incluso un pacto con el libertario, las encuestas plantearon de arranque una pelea pareja para la segunda vuelta.
Patricia Bullrich sumó casi 24 puntos y más de 6 millones de votos. Es la pecera que más le importa a Milei. Luego quedó Juan Schiaretti, el peronista cordobés que se definió prescindente y luego fue dando señales, moderadas, para ambos lados. En la primera vuelta, el candidato de Hacemos por Nuestro País llegó a 1,8 millón de votos y poco menos de 7 puntos. Los sondeos no muestran una tendencia mayoritaria de sus votantes ni hacia Massa ni hacia Milei: mala noticia para Massa.
Luego, quedan los 700.000 votos y menos de 3 puntos de Bregman, que sí tienen sesgo oficialista, o más bien anti Milei.
En cuanto a la participación, el promedio de las últimas 10 elecciones queda apenas por debajo del 78%. Y si se tiene en cuenta el balotaje de 2015, el único desde la reforma constitucional, allí se superaron los 80 puntos de participación.
En la primera vuelta fue de 77,65%, por lo que no se descarta que este domingo se vuelvan a orillar los 80 puntos. ¿Cuánto puede incidir el fin de semana largo? En situaciones normales, suelen movilizarse 1,5 millones de personas, cerca del 4% de los 35 millones de electores habilitados a votar (si todos los viajantes fueran adultos, claro). Un número no tan grande, pero que en un escenario parejo puede ser fundamental.
De todos modos, fuentes oficiales y de cámaras turísticas advierten que por la elección se bajaron muchas reservas y el movimiento estaría por debajo del millón de personas. ¿Otra mala noticia para Massa?