El Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a pedir que el Gobierno refuerce el gasto en jubilaciones y en asistencia social para evitar que el ajuste “recaiga desproporcionadamente” sobre los haberes y el sector más pobre de la población. En ese contexto, el organismo reconoció que las medidas oficiales preparan el terreno para una caída marcada del ritmo de inflación en los próximos meses.
Según aseguró este jueves la portavoz del organismo Julie Kozack en conferencia de prensa, el programa vigente entre el FMI y la Argentina contiene un “ancla fiscal fuerte” y el objetivo de “reforzar las reservas”, del Banco Central.
“Ha habido progreso pero el camino es desafiante, requiere medidas rápidas de políticas públicas”, dijo la funcionaria. En ese plano, consideró que “el esfuerzo para proteger a los más vulnerables es un pilar (del programa) para que el peso del ajuste no caiga desproporcionadamente sobre ellos”, planteó.
Reiteró, así, una consideración que hizo la subdirectora gerente del FMI Gita Gopinath desde Buenos Aires, hace dos semanas. La número 2 del organismo había apoyado la marcha general del programa pero había puesto especial atención en las jubilaciones y el gasto social. Este jueves Kozack aseguró que las medidas que tomó el Gobierno pueden traer como consecuencia una desaceleración de precios, pero que deberá reforzar la ayuda a sectores más desprotegidos.
La portavoz dijo que “la consolidación fiscal fuerte, el freno a la emisión monetaria y la política cambiaria” tuvieron efectos macroeconómicos y que “se están viendo resultados con la inflación empezando a bajar. ¿Por qué es importante? Porque la inflación es un impuesto sobre los pobres. Dada la delicada situación social, junto con las ya altas tasas de pobreza en Argentina, será importante asegurar asistencia social adicional y preservar el valor real de las pensiones”, dijo Kozack.
Gopinath, luego de haber mantendo su reunión con Javier Milei hace dos semanas, había puesto una luz de alarma sobre los efectos inmediatos del plan económico del gobierno libertairo. “Dados los costes de estabilización a corto plazo, es esencial realizar esfuerzos sostenidos para apoyar a los segmentos vulnerables de la población y preservar el valor real de la asistencia social y las pensiones, así como garantizar que la carga del ajuste no recaiga desproporcionadamente en las familias trabajadoras. Trabajar de forma pragmática para conseguir apoyo social y político también es fundamental para garantizar la durabilidad y eficacia de las reformas”, remarcó la referente del FMI.
Kozack, por su parte, evitó mencionar detalles sobre el avance hacia un nuevo programa financiero entre el Gobierno y el Fondo Monetario, una posibilidad que desde ambos lados empezaron a explorar en las últimas semanas y que tomó fuerza, aunque no se han iniciado aún conversaciones formales hacia esa dirección.
La chance de un programa financiero nuevo apareció en Buenos Aires con la visita de Gopinath, continuaron con Kristalina Georgieva la semana pasada en San Pablo, donde se realizó la cumbre de ministros de Economía y banqueros centrales del G20. En el Poder Ejecutivo aseguran que hay margen de negociación hasta noviembre -cuando termina el esquema de desembolsos del programa actual- pero fuentes oficiales sugieren que hay espacio para una resolución mucho más rápida.
Para llegar a un acuerdo el Gobierno necesitará consenso técnico y apoyo político. En la agenda técnica los planes que tenga el equipo económico para los próximos meses serán materia de discusión. El FMI cree que el Banco Central debería acelerar el ritmo de crawling peg (devaluación del dólar oficial) y que debería pasar a un esquema de tasas de interés real positivas. En el Gobierno lo descartan porque implicaría, aseguran “un piso más alto para la inflación y necesitamos bajarla lo más rápido posible”.