El mundo empresario, vinculado a la producción nacional, descartó la llegada del segundo semestre para la recuperación en V que había programado el equipo económico del Gobierno. Los pronósticos estiraron hacia el último trimestre del año para “los primeros atisbos de reactivación”, aunque sus planes ahora apuntan de lleno al 2025.
El achicamiento de plantilla de trabajadores por la desactivación de líneas de producción serán la consecuencia de una abrupta caída del mercado, que en algunos rubros se estableció en el orden del 40% y que se sostendría durante todo el 2023. Con ese escenario, reapareció el Plan Aguantar, pero ahora del lado del sector privado, que apuesta a sostener sus empresas abiertas a la espera del cambio de clima económico del mercado interno.
Desde la conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA) admitieron que “los primeros atisbos de reactivación se verán en el último trimestre del año, pero llegarán a pocos sectores, (que son) los directamente vinculados a las actividades del agro, la energía y la minería”.
“En este período habrá una tremenda suba de la desocupación por baja de dotaciones de personal y anulación de horas extras, que se sumarán a conflictos sociales. Hay que ir aguantando”, pronosticó, crudamente, el dueño de una empresa que tiene fábricas en tres provincias del país.
Según el análisis que existe en el central fabril, “muchas empresas van a poder aguantar, pero algunas medianas e incluso grandes van a quedar en el camino”. Sin detalle de las operaciones, las fuentes industriales revelaron que ya existen firmas multinacionales que “se pudrieron del país, van a vender e irse”.
“Y otras están tan endeudadas que no podrán aguantar este chubasco con la caída de venta y demanda, que es muy grande”, afirmó.
Con caída del 40%, las empresas piden “libertad en serio”
“En reposición estamos pasando una situación similar al resto de los sectores, donde todos sufren caídas de un 40% en las ventas”, afirmó Norberto Taranto, presidente de AFAC (la cámara que agrupa a los fabricantes autopartistas). La crisis de caída de la producción ya se siente en las pymes, que comenzaron a desprenderse de personal.
“Las pymes hemos pasado momentos difíciles y esto viene desde hace un año, desde el ‘Plan Platita’. Hay empresas que no van a llegar, pero serán las menos”, sostuvo y agregó, contundente: “Los que peor la van a pasar son los empleados”.
El empresario aseguró que la industria nacional está en condiciones de enfrentar una competencia con productos importados, pero antes reclamó “libertad en serio. No hay que temerle a la apertura del mercado. Estamos demasiado acostumbrados a la protección y no la necesitamos. Lo que necesitamos es que nos saquen los contrapesos que hay para competir, que no nos hundan con impuestos. Hoy el sistema impositivo es grosero”, afirmó Taranto.
Sin segundo semestre, ahora la luz está en el 2025
Según Taranto, el 2024 “es un año para surfear”. “No creo en un rebote rápido; a fin de año podría haber una leve mejora. Le tengo mucha fe al rebote para el 2025”, afirmó.
En la UIA, creen que “el año que viene algo mejor, con levantamiento de la producción”, aunque destacaron que “es importante que lleguen las inversiones, que serían las que empezarían a motorizar todo esto”. Los sectores que deberían traccionar la recuperación son “minería, petróleo y gas”, según las expectativas.
La deuda comercial es otra de las tensiones que puso en alerta de pérdida de competitividad a las fábricas nacionales. Taranto dijo que el ingreso a los bonos BOPREAL I y II fue “obligado”, que los “hizo pomada” por sus perjuicios en el cambio para el pago a los proveedores internacionales, aunque admitió que “lo bueno es que están pagando bien, en fecha”. Un colega empresario del autopartismo, que prefirió el anonimato, se entusiasmó con la posibilidad de saldar las deudas comerciales a fin del 2025, lo que permitiría “ir recuperando el crédito internacional y tener acceso a insumos a mejores a precios internacionales”.