El jefe de Gabinete Guillermo Francos pule su equipo de gestión con la salida del Gobierno de los funcionarios que acompañaron a su antecesor, Nicolás Posse. Mientras tanto, desembarcan en el Ejecutivo figuras vinculadas a la política tradicional, que el ideario libertario define como “la casta”.
En este contexto, se conoció la renuncia del brigadier retirado de la Fuerza Aérea Jorge Antelo a la Secretaria de Estrategia Nacional y su reemplazo sería José Luis Vila, un hombre estrechamente vinculado al histórico dirigente radical y exministro de Interior del gobierno de Raúl Alfonsín, Enrique Nosiglia.
Esta Secretaría tiene la función de diseñar análisis y seguimientos sobre el desarrollo estratégico y la seguridad nacional. Desde su cargo, Antelo procuró que varios se aseguraran puestos de relevancia dentro de la estructura estatal. El exfuncionario tuvo un rol decisivo en el nombramiento del titular del Estado Mayor Conjunto, Xavier Isaac y de otros uniformados marinos en retiro que intentaron llegar a la AFI y finalmente recalaron en la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar (DNIEM).
La llegada del brigadier a la administración libertaria se produjo con la bendición de Posse, a quien conoció cuando ambos trabajaban en Corporación América. Su salida fue “consensuada” tras la salida de su mentor, envuelto en acusaciones sobre espionajes y seguimientos a otros integrantes del gabinete.
Vila es cordobés e integra la Fundación Alem, que elabora documentos y estudios sobre la coyuntura para la UCR y tiene una larga amistad con Francos que se inició en los años ’80 y se cimentó en el final de esa década trascendental para la consolidación de la democracia.
El actual Jefe de Gabinete era en aquellos tiempos integrante del Partido Federal –una fuerza política fundada por Francisco Manrique–, que formó en 1989 una lista colectora para respaldar la postulación presidencial del radical Eduardo Angeloz. Desde entonces, Vila se referenciaba en Nosiglia, jefe de la cartera política del gobierno alfonsinista.
Vila trabajó como analista en la disuelta Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y fue delegado del organismo en los Estados Unidos.
También se desempeñó como subsecretario de Internacionales del Ministerio de Defensa durante el gobierno de Mauricio Macri, lo que prueba su experiencia en materia de estrategia y planificación. Durante esa gestión, el cordobés puso énfasis en la visión de una defensa ligada a fuerzas regionales en el marco de un acuerdo con la OTAN, Estados Unidos y los países de la Unión Europea.
Además, sugirió dar continuidad al Atlántico Sur como espacio de paz ante las nuevas demandas de la seguridad internacional y y también con Chile, para garantizar el flujo del tránsito interoceánico por el Sur del continente.
Sin embargo, su paso por la cartera que encabezaba Oscar Aguad no estuvo exento de situaciones conflictivas al interior de la alianza cambiemita. Vila denunció, entre 2018 y 2019, que fue víctima de cuatro hechos de amenazas que terminaron con la colocación de una bomba sin activar en un edificio en el que había vivido un tiempo antes.
Así lo ratificó en una reunión la Bicameral Permanente de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia. La denuncia del dirigente radical apuntaba directamente contra Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, directores de la Agencia Federal de Inteligencia en el macrismo. En una declaración periodística, Vila había deslizado que esos hechos se trataban de una disputa entre Defensa y los espías en torno al manejo de fondos reservados.
Según el denunciante, la supuesta bomba tenía medio kilo de trotyl, pero no tenía su dispositivo conectado como para ser detonado.
En 2019, al final de la administración de Cambiemos y cuando Alberto Fernández había sido electo presidente, Nosiglia negoció sin éxito que Vila desembarcara en la AFI como segundo de Cristina Caamaño, pero las gestiones del viejo caudillo radical no prosperaron.
En medio de una crisis, con funcionarios que renuncian a diario y ministros que se encuentran próximos a salir del elenco ministerial, la llegada de Vila con la bendición de Nosiglia parece ser un auxilio de la “vieja política” que busca oxigenar a la gestión de Milei