La Cumbre no fue lo esperado. La Cumbre de Paz de Suiza, en apoyo de Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, se ve perturbada por la ausencia de China y el anuncio ruso de que el fin de la guerra pasa por la capitulación de Ucrania.
El plan de paz anunciado por el líder ruso, Vladímir Putin, exige para detener la guerra la renuncia de Ucrania a los territorios ocupados y a su entrada en la OTAN.
Esta fue la respuesta que ha dado Putin a la exclusión de Rusia de ese foro que este sábado y domingo se reúne en el hotel de Bürgenstock, en el cantón de Nidwald, cerca de la ciudad suiza de Lucerna. Aunque hubo 160 invitaciones, serán menos de un centenar los países que manden a sus representantes a una reunión a la que no ha sido invitada Rusia y que más parece un espaldarazo diplomático para Zelenski en un momento muy complicado en el campo de batalla.
La iniciativa militar rusa, la destrucción de la red de energía ucraniana y la presión en toda la línea del frente están poniendo muy nerviosos a Kiev y sus aliados de la OTAN. Éstos siguen prometiendo más armas a Ucrania y apoyándola en todos los foros internacionales posibles, pero sin demasiadas consecuencias prácticas para la contienda y con una evidente descoordinación en el suministro de armamento.
Según el medio español “Público”, la Cumbre de Paz apuesta por “un entendimiento común sobre un camino hacia una paz justa y duradera en Ucrania”Los anfitriones suizos de la Cumbre eufemísticamente insisten en que la conferencia pretende “llevar el diálogo hasta el más algo nivel político, para confrontar todos los puntos de vista”, como indicó el ministro de Exteriores suizo, Ignazio Cassis. Según la convocatoria, la Cumbre de Paz apuesta por “un entendimiento común sobre un camino hacia una paz justa y duradera en Ucrania”. Pero sin invitar al único país con el que se puede llegar a firmar el armisticio.
Esta exclusión de Rusia explica la decisión de China de declinar la invitación para participar en la cumbre de Lucerna. El rechazo ucraniano y occidental al plan de paz chino presentado en 2022, a pocos meses de comenzar la contienda, tiene su contestación en este desdén de Pekín a la Cumbre de Paz, muy desvirtuada también en el resto de Asia, salvo en Japón.
En representación de este país, acudirá su primer ministro, Fumio Kishida. El resto de estados de la región han optado por un perfil bajo a la hora de despachar a Suiza representaciones ministeriales.
Pero es la ausencia de China la espina de Zelenski en Suiza. A China le ha resultado incomprensible que se busquen salidas a un conflicto que dura ya más de dos años sin invitar a la mesa de diálogo a uno de los contendientes. Más aún si es el que se está imponiendo en el campo de batalla. Por eso, desde un principio Pekín reclamó una conferencia de paz internacional “reconocida por todas las partes” en conflicto.
Zelenski dijo: “Con el apoyo de China a Rusia, la guerra durará más”La semana pasada, el presidente ucraniano lo dijo muy alto en Singapur, en una sorpresiva aparición ante los responsables de defensa de la región de Asia-Pacífico. “Con el apoyo de China a Rusia, la guerra durará más. Esto es malo para el mundo entero y para la política de China, que declara que apoya la integridad territorial y la soberanía y lo declara oficialmente. Para ellos no es bueno”, dijo Zelenski.
Este viernes, China puso de manifiesto, que pese a todo, confiaba en que el evento suizo fuera “equitativo” y que tratara “todos los asuntos de manera justa”, según señaló Lin Jian, portavoz de Exteriores.
Equitativa la cumbre no podrá ser, pues una de las partes no ha sido invitada, y tampoco, a juicio de China, se ha incluido en su agenda la propuesta de paz realizada por el presidente Xi Jinping en marzo de 2023. Una propuesta destinada a “enfriar la situación” y “evitar una escalada del conflicto”, según el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi.
El portavoz Lin recordó que el plan de paz de Xi había tenido “una respuesta positiva de más de cien países”, muchos de los cuales participan en la cumbre de paz de Suiza. Sin embargo, en este foro solo se estudiará el plan de paz de Zelenski, formulado a principios de la guerra y que ya aparece desfasado por los propios acontecimientos.
El plan de Zelenski incluye el enjuiciamiento de Putin y altos dirigentes y la retirada total de Rusia de los territorios ocupados. Este plan de diez puntos exige el ostracismo internacional para Rusia, con el enjuiciamiento de Putin y altos dirigentes rusos por tribunales internacionales. Por encima de todo, el plan Zelenski reclama la retirada total de Rusia de los territorios ocupados y anexionados desde que comenzó la guerra el 24 de febrero de 2022, así como de la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014.
En realidad, se analizará el plan Zelenski, pero se hablará del plan Putin. El presidente ruso lanzó este viernes el bombazo de su propio plan de paz, o más bien de victoria incondicional, que recurre a la misma visión draconiana y extremista del conflicto que la hoja de ruta de su homólogo ucraniano, y que no incorpora ningún avance hacia un alto el fuego.
Pero el anuncio de Putin ha tenido el efecto buscado. En vísperas de la Cumbre de Paz de Suiza, los titulares periodísticos están en los puntos de este plan de paz de Putin y no del de Zelenski, que tiene poco de pragmático en la actual situación.
En una comparecencia ante altos funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Putin dio el golpe de efecto al anunciar una hoja de ruta hacia el fin de la guerra que no busca, refirió, ni “una tregua provisional” ni la “congelación del conflicto”.
El plan de Putin incluye la retirada de las tropas ucranianas del territorio ocupado”Las tropas ucranianas deben retirarse completamente de todo el territorio de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, y de las regiones de Jersón y Zaporoyia. Entonces las negociaciones serán posibles”, expresó Putin. Esas zonas fueron anexionadas en 2022 por Rusia tras su invasión de Ucrania, pero no son controladas en su totalidad por el ejército ocupante.
Putin también reclamó que Ucrania renuncie a sus planes para ingresar en la OTAN y se convierta en un país “neutral, fuera de bloques y no nuclear”. Cuando aquellas y ésta condición se cumplan, añadió, “será impartida inmediatamente por nuestra parte, literalmente en ese mismo minuto, la orden de cesar el fuego y comenzar negociaciones”.
Pero fue muy claro el presidente ruso. En el actual estado de cosas, y con una quinta parte de Ucrania bajo el control de Moscú, “debe reconocerse la nueva realidad territorial”, incluidos los nuevos entes “pertenecientes a la Federación Rusa”, aseveró.
Putin agregó que Zelenski ya no es el interlocutor con el que negociar el fin de la guerra pues su mandato expiró el 20 de mayo. Putin interpretó que, con el respaldo de la Constitución ucraniana, la figura con la que dialogar sería el actual jefe del Legislativo, Ruslan Stefanchuk.
Zelenski calificó esta declaración de Putin como un “ultimátum” y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que la propuesta no era una iniciativa de paz, sino de más “agresión”.
En este sentido, Stoltenberg vaticinó la que puede ser la estrategia rusa para los próximos tiempos: “esta propuesta significa que Rusia debería tener derecho a ocupar incluso más territorio ucraniano, las cuatro provincias que asegura que no son ucranianas”.
Aunque Zelenski apostó el martes en Berlín que esta Cumbre de Suiza podría ser “el primer paso hacia la paz”, sin embargo, todo los indicios apuntan a que será recordada como una oportunidad perdida que sirvió más bien para enquistar las posiciones y prolongar la guerra.
La OTAN se comprometió al adiestramiento de los militares ucranianos en territorio europeo. Por eso, en víspera del encuentro de Suiza, la OTAN se comprometió a gestionar y coordinar todos los envíos internacionales de armas a Ucrania, así como el adiestramiento de sus militares en territorio europeo, un nuevo paso sin retorno en la implicación del bloque defensivo occidental en la guerra.
También como preámbulo al foro suizo, el G7 de los países más industrializados del mundo (excluida China) aumentó su presión sobre Pekín para que no transfiera a Rusia alta tecnología susceptible de ser empleada en la fabricación de armas, con planes de sanciones contra empresas chinas.
Además, el G7 concederá a Ucrania un préstamo de 46.000 millones de euros a partir de los intereses generados por los activos del banco central ruso congelados en la Unión Europea. Moscú ya ha calificado este paso como un robo.
En el hemisferio sur también se rechaza la doble vara occidental, capaz de todo compromiso y de endeudarse por décadas en su apoyo a Ucrania, mientras se ralentiza la respuesta al genocidio desatado en Gaza por la invasión israelí. Por eso Brasil ha llegado a calificar esta cumbre de Lucerna como de “poco útil”. Lo remarcó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, hace unos días: “sin Rusia, no hay con quien negociar”.