En la puja encarnizada por la presidencia de la Comisión Bicameral de Inteligencia que protagonizan Santiago Caputo, asesor estrella del presidente Javier Milei e ideólogo de la resurrección de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), y los máximos dirigentes de Pro, se cuela un tercero en discordia: el senador radical Martín Lousteau, una de las voces más críticas del Gobierno.
Tras meses de demora, el oficialismo convocó a que el martes próximo se constituya esta comisión bicameral para que defina sus autoridades. Si esta comisión siempre fue una de las más importantes del Congreso por ser la encargada de controlar a los organismos de seguridad e inteligencia, en la gestión libertaria promete ser clave. No solo porque el Gobierno rediseñó por decreto todo el sistema de inteligencia –lo que revela la trascendencia que le otorga-, sino también porque ha demostrado no escatimar en gastos: hace tres semanas decretó un aumento de $100.000 millones en fondos reservados para la SIDE y ésta ya ejecutó el 80% de la partida.
En este contexto, la presidencia de la comisión bicameral se presenta como uno de los frutos más apetecidos por los distintos bloques. El cuerpo cuenta con 14 integrantes (siete por ambas cámaras), de los cuales seis se enlistan en el kirchnerismo. Sus votos no son suficientes para alcanzar la mayoría e imponer un nombre propio en el sitial del presidente, pero con apenas dos voluntades más podría sepultar las aspiraciones de cualquier candidato propuesto por el oficialismo o sus aliados.
“Nosotros vamos a analizar con mucho detenimiento este tema y vamos a proponer un candidato o a acompañar a aquél que esté dispuesto a votar por el rechazo del decreto por el que se aumentaron en $100.000 millones los gastos de la SIDE. No vamos a apoyar a quien avale esta medida”, deslizaron desde las usinas kirchneristas.
¿Es Lousteau el candidato al que apoyarían los seis representantes kirchneristas? El senador radical es uno de los integrantes de la comisión bicameral; no se pronunció públicamente sobre el decreto de la polémica, aunque sí lo hizo la media docena de diputados que le responden cuando, en la sesión del miércoles pasado, votaron a favor de que se lo incluya en el temario para que, eventualmente, sea rechazado.
Lousteau hace trascender a quienes le preguntan sobre esta cuestión que no está en conversaciones con ningún sector. Lo cierto es que él es el fiel de la balanza en una comisión bicameral sin mayorías. Con una ventaja adicional: quien llegará por el radicalismo desde la Cámara de Diputados es de su propia tropa de Evolución, Mariela Coletta. Es decir, su voto vale doble. El kirchnerismo está atento y hace las cuentas.
Por esas cuitas internas de la UCR, Lousteau es designado en la comisión bicameral en reemplazo de Mariana Juri, la lugarteniente del gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo en el Senado. Lo sugestivo del caso es que si bien esto fue acordado hace tres meses con el jefe de los senadores radicales Eduardo Vischi, recién el miércoles pasado la presidenta del Senado Victoria Villarruel estampó su firma para oficializar la designación.
¿Esta demora obedeció solo a una cuestión de burocracia o habría algún acuerdo solapado entre Lousteau y algunas terminales del oficialismo? Los rumores y las suspicacias están a la orden del día. Quienes las alimentan recuerdan cuando, entre bambalinas, Emiliano Yacobitti –socio político de Lousteau- y Santiago Caputo acordaron un aumento de $60.000 millones para la Universidad de Buenos Aires, de la que Yacobitti fue vicerrector. Un beneficio que cayó como un palazo en el resto de las universidades públicas, asfixiadas por el ajuste impuesto por el Gobierno.
Kueider vs. Goerling
Lo cierto es que el candidato que impulsa Caputo –al menos hasta ahora- para presidir la comisión bicameral es el senador peronista (devenido aliado oficialista) Edgardo Kueider. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich –una de las más interesadas en controlar a la comisión que va a supervisar su gestión-, promovió al senador Martín Goerling. El conflicto, aunque soterrado, fue increscendo y demoró la constitución de la comisión.
En la pulseada, sin embargo, Bullrich parece perder terreno frente a Caputo; de hecho, con la reestructuración del sistema de inteligencia digitada por el asesor presidencial, la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal, que está bajo la órbita de la ministra, perdió la plena autonomía presupuestaria y operativa que ostentaba.
El jefe del bloque de Pro en el Senado, Luis Juez, viene resistiendo las presiones de Caputo para bajar a Goerling de la grilla. En paralelo, Kueider le habría ofrecido a Cristian Ritondo, jefe del bloque de diputados de Pro e integrante de la comisión bicameral, a que lo secunde como vicepresidente. Ritondo es orgánico, respaldó a Goerling pero, en la pelea interna de Pro, responde a Mauricio Macri, enfrentado a Bullrich.
Más allá de quién sea el candidato del oficialismo, éste deberá reunir al menos siete votos para ser ungido presidente de la comisión. Tanto Kueider como Goerling no tendrán en aval del kirchnerismo, por lo que estarán obligados a buscar la adhesión de los tres representantes de la oposición no kirchnerista. Descuentan que sumarán a la senadora Edith Terenzi, que responde al gobernador de Chubut Ignacio Torres, pero no es suficiente. Los focos recaen, naturalmente, sobre Lousteau y Coletta: serán el fiel de la balanza o, eventualmente, los ganadores de la pulseada.