Luego de los cambios de timón en la secretaría de Culto, dónde desembarcó el joven libertario Nahuel Sotelo, el tándem que componen Karina Milei y el asesor todoterreno Santiago Caputo apunta contra la línea diplomática de carrera que acompaña en la gestión a la canciller Diana Mondino, dentro y fuera del país.
“El problema no es Diana, el problema son algunos diplomáticos que no se enteraron que ganó (Javier) Milei”, disparan desde el primer anillo del poder libertario. Sin quejas aparentes sobre Mondino, en la Casa Rosada descargan su furia contra representantes argentinos que, aseguran, “hicieron planteos en contra de lo que manda el Gobierno”, incluso en votaciones en organismos internacionales representando al país.
El caso más reciente, reconocen altas fuentes oficiales, fue el del embajador de carrera Ricardo Lagorio, representante argentino ante Naciones Unidas, marginado de la mayoría de las actividades del Presidente a su paso por New York, mientras el embajador político en Estado Unidos, Gerardo Werthein, se convertía en una sombra permanente, siempre al lado de Milei.
Por lo bajo, en el Gobierno van más allá y tildan de “comunistas” a los diplomáticos de carrera que resisten las nuevas directivas. “¿ Por qué no se van, si están en desacuerdo con todo?”, reclaman, en un mensaje teledirigido hacia los díscolos, incluidos algunos de quienes acompañan a Mondino en el manejo del Palacio San Martín. El vicecanciller, Leopoldo Sahores, es sólo uno de los colaboradores cercanos a Mondino mirado con desconfianza por los integrantes del círculo de hierro que rodea Milei.
La “limpieza” ideológica, que comenzó en la renombrada secretaría de Culto y Civilización -hoy homogeneizada por Sotelo y su subsecretario, Agustín Caulo, ambos provenientes del ala conservadora de la Iglesia- encuentra sus límites en la estabilidad de los cargos diplomáticos. Cerca de Milei se sorprendían al conocer que “si querés echar a un diplomático sin su consentimiento, tenés que pagarle 50 mil dólares”, una limitación concreta que impide, por el momento, hablar de cambios mucho más drásticos.
“Habría que revisar esas normas”, amenazan desde un despacho importante, con el antecedente del decreto presidencial que estableció un descuento por pago de Ganancias del plus que los diplomáticos cobran por desempeñarse en el Exterior. El descuento, que ya se efectuó en los últimos dos meses, fue frenado por la Justicia la semana pasada, luego de hacer lugar un amparo solicitado por el gremio de los diplomáticos, Apsen, en conjunto con ATE-Cancillería.
El miedo al enojo presidencial, y a salirse del nuevo esquema, limita la tarea de los diplomáticos. Conocedores del océano ideológico que separa al gobierno argentino de la nueva presidenta de México, Claudia Sheimbaum, escasearon los candidatos a asistir como representantes del Gobierno a la asunción de la dirigente de Morena, por lo que la propia Mondino debió concurrir a la embajada mexicana como gesto de cortesía, mientras la ceremonia se llevaba a cabo.
Los diplomáticos de carrera no ocultan que, muchas veces, se ven desorientados por algunos cambios de rumbo. Uno de los más recientes fueron los elogios televisivos del Presidente a China, a quien definió como un interlocutor “interesante” meses después de haber rechazado “hacer negocios con comunistas”, durante la campaña electoral, y mientras sostiene que sus principales aliados siguen siendo Estados Unidos e Israel.
En la Casa Rosada aseguran que, hoy por hoy, y a pesar de distintos traspiés verbales y diplomáticos, la continuidad de Mondino en su cargo no corre peligro. “Es una de las fundadoras del espacio”, dice una espada libertaria. Agregan, de todos modos, que sería una “muy buena candidata” a diputada nacional (Córdoba o ciudad de Buenos Aires) en las elecciones legislativas del año próximo.
