La Liga de la Justicia porteña

La Liga de la Justicia porteña

Elena Amanda Liberatori de Haramburu es -para Macri- la protagonista de un drama municipal que desató y creyó que se iba a desactivar por corruptelas inerciales. Nadie es perfecto: la jueza gambetea como Maradona.


La necesidad humana de contar con personajes idealizados a los cuales se les da el nombre de héroes, atraviesa tiempos y culturas. Estas encarnaciones de los rasgos más valorados de cada sociedad suelen realizar, en la mitología y el folklore mucho más que en la realidad, hazañas beneficiosas desinteresadas y tornarse célebres por ellas. En los análisis sociológicos se asegura que la creación de héroes, tanto ficticios como de carne y hueso, es mayor en épocas de agitación social y falta de confianza en las instituciones de una nación, con el objetivo de reestablecer modelos de conducta virtuosos, renovar la esperanza y recuperar las utopías. Sin embargo, y confirmando el refrán que versa "todo depende del cristal con que se mire", lo que para algunos pueden ser actitudes heroicas, para otros encuadrarían perfectamente en las acciones de un auténtico villano.

Las recientes resoluciones judiciales de la titular del Juzgado Nº 4 en lo Contencioso Administrativo y Tributario, Elena Amanda Liberatori de Haramburu, que hicieron lugar a los recursos de amparo presentados por el Sindicato Único de Trabajadores del Estado porteño (SUTECBA) en contra de la intervención de la Obra Social de empleados municipales (ObSBA) y de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en oposición a los 2.400 contratos no renovados, han generado todo tipo de opiniones. Mientras que unos subrayan positivamente la argumentación y celeridad de la magistrada en sus fallos, otros la cuestionan por sus fundamentos y rapidez.

Pero las críticas y los reconocimientos a la jueza no se iniciaron con el conflicto actual entre el Gobierno de la Ciudad y los gremios.

En el año 2000, varios abogados jóvenes y dispuestos a generar un cambio en la justicia, llegaron por concurso a convertirse en jueces y funcionarios del Ministerio Público porteño. Casi como los superhéroes de los comics, varios de ellos se reunieron y fundaron la agrupación Autoconvocatoria por el Derecho y la Justicia, la cual tenía entre sus posturas que los derechos sociales que establece la Constitución son exigibles al Estado en sede judicial. Este grupo se concentró en el Fuero Contencioso Administrativo y Tributario (CAyT), donde la Ciudad Autónoma es parte. Desde allí comenzaron a ser un dolor de cabeza para las autoridades de turno.
Los autoconvocados -Roberto Gallardo, Juan Vicente Cataldo, Patricia López Vergara y Elena Liberatori (todos ellos jueces en lo CAyT), el defensor de pobres Fernando Lodeiro Martínez y el asesor de menores e incapaces Gustavo Moreno- no tardaron en tomar popularidad gracias a sus actuaciones y fallos, convirtiéndose en fuertes e inesperados adversarios de Aníbal Ibarra, Jorge Telerman y ahora, Mauricio Macri.

"Comenzaron funcionando al estilo de Robin Hood… El príncipe Juan era el Estado porteño, la Ciudad era su Nottingham y el bosque de Sherwood donde atrapaban a los poderosos y ricos, para ayudar a los pobres y desvalidos, era el CAyT", comentó un funcionario judicial en estricto off. Y agregó: "En la época que presidía el Consejo de la Magistratura Juan Octavio Gauna, el CAyT sólo se limitaba a ejecutar las deudas de ABL, ingresos brutos y patentes. Lo que estos magistrados comenzaron a hacer generó conflictos dentro del Poder Judicial. Muchos aseguraron y denunciaron que se estaban invadiendo competencias de otros fueros.

Pero hasta donde actúa el juez es reglamento de las Cámaras y el CAyT no tenía por aquel entonces reglamentos que limitaran las actuaciones, recién se limitaron el año pasado. Entonces, aprovechando este vacío, se metieron con todo en todo lo que pudieron. Hasta corralitos hicieron".
Entre las actuaciones más reconocidas de estos paladines de la justicia local se recuerdan: los fallos de Gallardo imponiéndole a Ibarra una multa personal de 500 pesos por el alojamiento indigno de familias en hoteles pagados por la Ciudad y la clausura de la Rural durante la exposición del automóvil; el embargo del tesoro del Banco Ciudad de López Vergara, para garantizar el pago de subsidios a cartoneros; la orden de Liberatori para iniciar la construcción de un hospital en Villa Lugano y la multa a Telerman por no adoptar medidas en resguardo de las familias del asentamiento Rodrigo Bueno de Costanera Sur; el fallo de Cataldo ordenando medidas para reducir la contaminación sonora en los subtes y la suspensión de la inauguración de la Línea H; el recurso de amparo interpuesto por el asesor de menores Gustavo Moreno para la construcción de una escuela secundaria en Ciudad Oculta, el cuestionamiento judicial del sistema de salud mental de la Ciudad y la presentación de un sin número de amparos contra desalojos donde había menores involucrados; y del defensor Fernando Lodeiro, la extensión del de pobres para su defensa y la interposición de amparos habitacionales para la gente en situación de calle. Pero entre los funcionarios de la Justicia porteña, lo que menos han olvidado es la participación de los magistrados, bajo una bandera que los identificaba como ADEJU, en la marcha junto a los piqueteros por la muerte de Maximiliano Kostecki y Darío Santillán.

"A pesar de que sus resoluciones y presentaciones son muy sólidas jurídicamente, todos ellos fueron atacados. Gallardo fue sometido a juicio político, Liberatori procesada por prevaricato por abrir bancos por los casos de corralito (la agrupación hizo en aquel momento una convocatoria por mail a todo el Poder Judicial de la Ciudad para cantar el Himno bajo el árbol de Juan de Garay en apoyo a la magistrada), Moreno recortado en sus funciones, Lodeiro denunciado ante el Consejo y el Colegio Público de Abogados. Hasta ahora nada prosperó. Tuvieron mucho apoyo de sectores políticos -peronistas mayormente-, de organizaciones de derechos humanos y de la Iglesia. Pero ahora las cosas parecen que han cambiado. Se han producido conflictos internos y pareciera que están desactivados", observaron desde las cercanías de los jueces porteños.

Uno de los primeros cruces entre los magistrados unidos fue la decisión de Liberatori de prohibir la muestra de León Ferrari, pero fue más fuerte el choque entre Moreno y Cataldo por la autorización para vender bebidas alcohólicas a mayores en fiestas privadas con menores.

"Ellos hicieron el gobierno de los jueces. Con la ultra actividad judicial, demoraron o impidieron que se hiciera lo que ellos no querían. Inventaron asociaciones civiles para presentar 9 causas iguales y sortearlas -alguna de ellas les iba a tocar- y asegurarse una cautelar. La clausura de la Rural que se hizo tan famosa, se inició por un vecino que argumentaba que en el pozo había aguas servidas que podían tener mosquitos de dengue. La causa se cerró con una mediación privada entre el vecino y la Rural… estas cosas dan que pensar", criticó otra fuente de la justicia porteña. Y agregó: "Donde hay dinero es en el CAyT. Se presentaron medidas de no innovar en quiebras por simple nostalgia de los vecinos. Expropiaron zonas de quiebra para después hacer negocios inmobiliarios. En una quiebra quien debe proteger si hay árboles añejos o edificios históricos por ejemplo, es el juez de la causa, no uno del CAyT. Y también utilizaron la jurisdicción para hacer un gasto excesivo de incidentes, papeles, etc. Usan para su propio fin el poder que tienen. Ahora deben haber arreglado portarse bien un rato y dejar que sólo uno reviente contra el Gobierno macrista. Hoy se activó Liberatori, mañana tal vez Gallardo. O tal vez, la cosa se licuó tanto que la dejaron a Liberatori sola, el tiempo lo dirá".

Mientras que desde el macrismo aseguran que Liberatori "actuó influida por sus vínculos con el ibarrismo", otras voces resaltaron que dicha magistrada y los demás integrantes que conformaron Autoconvocados "se han comportado a través del tiempo como un fuero anti gobierno, y que inclusive uno de ellos se ha declarado públicamente como enemigo público número uno de Aníbal Ibarra".
"Si a Liberatori la dejaron sola, el macrismo la va a desgastar en los medios, para que la opinión pública esté en contra de los jueces por impedir que Mauricio Macri tome las medidas que considere necesarias para gobernar. Pero si es una estrategia de los magistrados, Macri va a terminar analizando tantas solicitudes de juicio político que quedará en duda su postura y hasta podría comprometer la independencia de los poderes del Estado", consideró un funcionario judicial consultado. Y concluyó: "Varios de estos funcionarios siguen siendo cuestionados. Gallardo está en la mira del macrismo. Ninguno quiere perder el fuero y es muy probable que estos fallos rimbombantes y controvertidos pasen al olvido, dejando lugar a la era de las mediaciones tan bien vistas por la nueva política y la nueva justicia".

Y mientras unos se relamen pensando en lo que tendrá que soportar Macri con estos magistrados, otros recuerdan lo sufrido en carne propia, y algunos se preguntan si la Liga de la Justicia local tendrá la misma suerte que la del comic, con la mayoría de los personajes originales y poderosos (Superman, Batman, Aquaman, Mujer Maravilla, Flash y Linterna Verde) reemplazados por otras figuras jóvenes y desconocidas (Vibe, Vixen, Acero, Gitana, Hombre Elástico y Antorcha) para terminar desactivada por no obtener el apoyo de un público nostálgico de los viejos, conocidos y criticados superhéroes del Universo DC.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...