Javier Milei ha cumplido su primer año de gobierno y es el momento del balance de lo actuado, pero sobre todo de intentar adivinar qué pasa por la cabeza del Presidente para lo que se viene.
Antes que nada, es necesario afirmar que este personaje disruptivo, de modales y dichos políticamente nada correctos, a pesar de ello ha logrado mantener su popularidad personal y su gestión a flote a pesar de las minorías parlamentarias y de no tener ningún gobernador propio.
EL 2024 para el oficialismo
Un párrafo aparte para estas dos cuestiones. Las minorías en diputados y senadores, una tortura para la Casa Rosada en los primeros meses del año fue neutralizada con un pragmatismo absoluto y con acción directa de las herramientas que tenía en su poder. Centralmente el veto presidencial y la presunta “compra de voluntades” en diferentes situaciones para concretar esa instancia. Lo del senador Edgardo Kueider abre la sospecha sobre el modus operandi. Mantener vivo el DNU 70 y la sanción de la Ley Bases, fueron los objetivos perseguidos y se cumplieron.
En torno a los gobernadores, luego de una asfixia importante al principio de la gestión empezaron las excepciones (exiguas igual) para aquéllos que no enfrentaran con virulencia el accionar y las decisiones del Ejecutivo. Y también surtió efecto, ya que desde todos los espacios políticos empezaron a acordar algunas cuestiones básicas y esenciales que mejoraron –un poco- la relación con el Gobierno y le brindaron los votos –o las ausencias- para los temas candentes. La discusión sigue, pero se necesitan.
La principal virtud política de Milei -al menos en esta etapa- es su convicción del camino elegido, que más allá de las contradicciones entre sus dichos y acciones, mantiene una línea de avance q bastante coherente con las promesas electorales, más allá de lo que piense cada uno, algo poco importante en esta columna ya que estamos hablando de él.
La reducción de la inflación, la circulación callejera, el equilibrio fiscal, la reducción del Estado, el acortamiento de la brecha cambiaria, y la baja del riesgo país, son algunas noticias de la macro y parte de su compromiso con sus votantes. Está cumpliendo el contrato. Allí se explica la continuidad del apoyo, a veces más racional por los sectores beneficiados y en la mayoría con tolerancia y esperanza de que algo empiece a derramar hacia los sectores que lo sufrieron. O sea, la mayoría.
El festival del carry trade, y todo lo que implica la operación de papeles, bonos, acciones hasta el exitoso blanqueo fueron fríamente planificadas por un especialista senior en estas cuestiones: Luis “Toto” Caputo. El sector energético (sobre todo petróleo y gas), el financiero, los laboratorios, las alimenticias, la minería, las tecnológicas con la potenciación de unicornios conforman el universo que han sostenido al Presidente en esta cruzada.
País extractivista
Milei claramente apunta a un país que genere dólares desde la extracción de sus recursos naturales y lo que pase después es la pregunta del millón. Cómo será la política del Estado Nacional por él conducido, cuando el litio multiplique por 10 el tonelaje exportado en cinco años, cuando Vaca Muerta siga un camino ascendente parecido, que ya hoy la coloca entre los 5 países más fuertes en shale y va por más. Las mineras tradicionales que ya entendieron, luego de cuarenta años, que todo lo que hay del otro lado de la cordillera (Chile) también existe de este lado, es la misma formación en la que Cuyo se lanza a la explotación, y el cobre entre otros minerales asoma como importante. También hay una gran apuesta al uranio en Río Negro, algo que se suma al puerto para sacar GNL y petróleo en esa provincia patagónica. Todo ello sumado al litio en el Norte con modernísimas y costosas plantas de procesamiento que abandonan el secado en piletones para ganar mucha velocidad en su exportación. Nos preguntamos qué hará la Argentina con esos dólares si es que algo queda en casa. La respuesta del Presidente es absolutamente previsible, dirá que lo determinará el mercado y allí pueden comenzar los problemas.
Los que vienen perdiendo
Ante este panorama la industria argentina que no participa activamente de lo enunciado en el párrafo anterior, empezando por la construcción que por sí sola moviliza setenta rubros, sufre demasiado el descenso del ritmo con el que habitualmente se manejaba. Sobre miles de licitaciones de obra pública que ya estaban encaminadas, el gobierno de mala gana dejó con vida tras agrias discusiones menos de 200 obras en el plano nacional. Y cuando éstas se cumplan quizás no haya una nueva ronda. Aquí uno de los problemas es el financiamiento internacional que poseían muchas de ellas, que le generan al gobierno problemas por incumplimiento de contrato o por haber usado el flujo del préstamo a otros fines.
La Argentina extractivista parece en ese relato súper exitosa, entre otras cosas por ser uno de los pocos países del mundo que posee esa tremenda capacidad natural. El tema es cómo se relaciona armoniosamente el país todo con esos ingresos. El gobierno debe generar un Master Plan para que la Argentina dentro de 5 años no vuelva a ser la Argentina preperonista o lo que es mucho peor, la de la colonia. Ese plan significa tener claro para qué lado se va. El economista Emanuel Alvarez Agis decía en un medio colega, que un país extractivista no es bueno ni malo en sí mismo. Tiene alternativas, por ejemplo, puede ser como Noruega o como Angola, depende de cómo organice el flujo de ingresos y gastos para lograr el Estado de Bienestar que la Argentina fue perdiendo. Algunas preguntas que se avecinan. ¿No serán importante las sinergias entre las provincias que tienen economías y territorios combinados, en cualesquiera de las regiones del país para avanzar de manera más coherente hacia un desarrollo sustentable y federal? ¿No será necesario pensar cuáles son las industrias que hacen juego con esas riquezas naturales para que se acoplen al crecimiento ya que las industrias son las generadoras de trabajo por excelencia? Y algunos rubros están condenados por la Inteligencia Artificial y otros por las nuevas capacidades. En este país de PyMES, ¿Cómo se amoldarían estas empresas a un proyecto de país inclusivo o desaparecerán en corto tiempo? Los asalariados formales ya tienen problemas, la informalidad camina por la cornisa del Aconcagua.
Conclusión
La crueldad social del ajuste “más grande del mundo” está siempre presente y las opiniones de esos sectores a nivel nacional difieren más allá del impacto de las decisiones del gobierno sobre su poder adquisitivo, sensiblemente disminuido. El relato se ha demostrado efectivo y esperanzador para la mitad del país, más allá de su situación económica. Los jóvenes (y varones) están sosteniendo y empujando esta etapa del país, pero a pesar de lo dicho acerca de los próximos años, nada garantiza el éxito de un país en decadencia hace ya varios años. Encima con un legado educacional erosionado por la pobreza, y con la certeza que el mercado cuando decide, lo hace protegiendo sus intereses de minoría. La oposición sin reacción no aparece con posibilidades de frenar en este momento nada Y Milei abusa del lugar del “ganador”. Las próximas elecciones serán muy cuesta arriba para ellos. Y encima hay un mundo en pleno conflicto, con muchas guerras en busca de posicionarse a futuro lo mejor posible ante una más que probable nueva organización política global. Y todos los recursos extraídos en el planeta ya están cartelizados, hay que ver dónde nos dejan entrar y dónde no.
A pesar del dinamismo, sea para bien o para mal, nada se hace en dos años. Las elecciones del 2025 pueden arrojar cierta luz a los argentinos y al mundo, ver para qué estamos preparados. Veremos cómo sigue esta película de final incierto.