Macri descarta una alianza con LLA y piensa en su candidatura en 2025

Macri descarta una alianza con LLA y piensa en su candidatura en 2025

El expresidente estudia una postulación en la CABA para ordenar al partido.


La relación entre el Pro y La Libertad Avanza (LLA) está rota. Las diferencias son casi de no retorno. Desde la campaña hacia el balotaje de 2023, el vínculo político entre ambos espacios había empezado bien. Parecía que caminaba. Pero la desconfianza, los dardos cruzados y la falta de coordinación parlamentaria hicieron que todo lo sólido se desvanezca en el aire. Sobre este paisaje anida una estrategia que puede sacudir el tablero electoral. Distanciado del Gobierno, Mauricio Macri no descarta ser candidato a senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires en 2025. Es algo que ya deslizan en su entorno.

En el laboratorio político del Pro analizan el panorama hacia el año que viene. No ven hoy posibilidades de una alianza electoral con La Libertad Avanza (LLA). Aunque Macri y Javier Milei tengan una relación personal cordial y de respeto, el círculo del ex presidente encuentra resistencias en el Gobierno a un acuerdo proselitista para 2025. Es por eso que desde hace algunos días, quienes hablan con Macri a diario y lo frecuentan con asiduidad deslizan que ya empiezan a estudiar la chance de que encabece la lista de candidatos a senadores nacionales en suelo porteño.

Al mismo tiempo, el propio Macri suelta que el Pro va a ir solo, con candidatos propios, en todas las provincias. Considera que La Libertad Avanza (LLA) subestima el rol político de su partido y exhorta a sus referentes distritales para que diseñen estrategias electorales propias con dirigentes enrolados en el macrismo.

Macri se encargó de anticipar estos movimientos en su última aparición pública. El viernes pasado encabezó la reunión del Consejo nacional del Pro y, ese mismo día, el acto de fin de año de la Fundación Pensar, que lidera María Eugenia Vidal.  Allí, criticó el “destrato permanente” del Gobierno y dijo que la sesión para expulsar al senador Edgardo Kueider “fue un papelón”.

Fue en el Hotel Abasto, rodeado de dirigentes y referentes del partido que los escuchaban con atención. En el Pro hay, igualmente, cierta incertidumbre sobre el futuro político. Un sector, alineado a Patricia Bullrich, se mueve como oficialista y milita una fusión con los libertarios. Otro tiene dudas, por diferencias axiológicas con Milei, pero no ven margen a diferenciarse. Y luego están quienes ven en Macri al líder del Pro y apuestan a sostener el sendero de su conducción. El bullrichismo y el macrismo se disputan, acaso, ese espacio de indecisos que no terminan de definir su costado del mapa.

Por eso, en el círculo de Macri entienden que su candidatura a senador puede ser el punta pie para ordenar el resto del armado del Pro y, al mismo tiempo, ejercer presión al Gobierno para hacer lugar a un acuerdo electoral. O, bien, consolidar la ruptura. Esta última opción es hoy la variable más cercana.

Macri apunta a Santiago Caputo como la principal resistencia a un acuerdo electoral entre los libertarios y el Pro. El estratega presidencial considera que La Libertad Avanza (LLA) ya absorbió a los votantes amarillos, por ende, desestima a sus dirigentes.

A su vez, en Balcarce 50 analizan que el mejor candidato del Gobierno es la “estabilidad económica”. Si persiste la baja de la inflación y la calma cambiaria, ven un triunfo en las elecciones legislativas. Más allá de las candidaturas.

En el Pro macrista estiman que nunca pudieron lograr una coordinación parlamentaria con el Gobierno y que la mesa que se reunía una vez por semana en la Casa Rosada, con legisladores amarillos y libertarios, fue una “pantalla” de Santiago Caputo para disuadir ese asunto.

Caputo mantiene el estilo y la estrategia con la que ganó la elección de 2023 y llevó a Milei al poder.

Macri insiste en público y en privado en que pretende que a Milei le vaya bien. Destaca el rumbo macroeconómico y considera que el trabajo de Luis Caputo, ministro de Economía, es “descomunal”, En el Pro no desconocen esos hitos en la gestión económica y catalogan como “héroes” al Presidente y a titular del palacio de Hacienda por haber “evitado una hiperinflación”. Pero esas ponderaciones no suplen las disonancias.

La situación entre el Pro y el Gobierno hoy es de distanciamiento. La relación está en el peor momento. Hace largas semanas que Macri y Milei no se ven y se desconoce cuando fue la última vez que hablaron por teléfono. Estaba previsto un encuentro entre ambos en noviembre, pero el Jefe de Estado viajó a Mar-a-Lago invitado por Donald Trump.

En el macrismo vislumbran que debajo del Presidente emerge una disputa de poder entre Karina Milei y Santiago Caputo. Deslizan que esos matices pueden tensionar el cierre de listas y dificultar aún más una alianza electoral con La Libertad Avanza (LLA). Por eso, diseñan una estrategia para competir solos en 2025.

La obsesión del Pro es mantener el control político de la Ciudad, su casa matriz. Por eso, Macri encabezaría la lista a senadores nacionales en ese distrito. Y no se descara que esa táctica implique que María Eugenia Vidal se candidata a diputada nacional. Son movimientos que anticipan una posible postulación de Bullrich en suelo porteño, como contendiente del Gobierno.

Milei sostuvo que tanto Karina Milei como Manuel Adorni “no quieren” ser candidatos en 2025. Y respecto a Bullrich, dijo que la ministra de Seguridad “se prepara” para 2027, más que para 2025. ¿Es preparación es por la Presidencia? ¿O para ser jefa de Gobierno de la Ciudad? Ante la duda, el macrismo recoge el guante: “La elección importante es la del 27 y no la del 25″, aclara un dirigente cercano al líder del Pro.

Por estas horas, quien también analiza este panorama son los gobernadores del Pro. Especialmente Jorge Macri. El jefe de Gobierno conoce que debe garantizar un triunfo a nivel local en 2025, para blindar la gobernabilidad en la Legislatura. Tuvo dificultades todo el año para impulsar su agenda política en el parlamento y el ejemplo máximo fue en la última sesión del jueves pasado, cuando le costó arduos esfuerzos sancionar el Presupuesto, el Código Urbanístico y una Ley Tarifaria.

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