La demora en la aprobación de dos ascensos diplomáticos que se desempeñan en Londres reveló, hace unos días, un extraño enredo de conflictos entre las hijas de -por lo menos- dos senadores de Unión por la Patria (UP) y diplomáticos del Pro distantes de las posturas kirchneristas, entre los cuales se encuentra la actual embajadora, Mariana Edith Plaza, y su pareja, Carlos Ortiz de Zárate.
En junio del año pasado, el Gobierno remitió varios comunicados al Senado, entre los cuales se encontraban solicitudes para modificar las categorías del personal diplomático de la Cancillería. Para ese momento, Plaza ya actuaba como la representante de los intereses nacionales en el Reino Unido, lo cual fue cuestionado por el Frente de Todos días después, aunque ya era demasiado tarde.
En julio, su pliego y el de Zárate debían aterrizar en el recinto. Sin embargo, minutos antes de la sesión, un grupo de senadores kirchneristas deslizó a la vicepresidenta y titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel, la necesidad de correr ese tema del convite en ciernes y devolver el dictamen de ambos a la comisión de Acuerdos.
Quienes indagaron ese día sobre las verdaderas razones, únicamente obtuvieron el compromiso del kirchnerismo de aprobar los trámites de Plaza y Ortiz de Zárate en la próxima sesión. Esto nunca sucedió hasta el jueves 20 de febrero pasado, cuando el oficialismo y la oposición dialogante consideraron el tema cerrado.
Una distinción: desde la Cancillería aclararon que una de las dos implicadas en la “guerra interna y personal” contra Plaza, aunque no pertenezca al rango diplomático, no enfrentó problemas en Londres y cumplió -en términos generales- con las directrices de los responsables en la embajada, actuando de manera profesional.
En contraste, la otra, más enfocada en el ámbito cultural, llegó a pedir trasladarse a otro país de Europa sin modificar su estatus allí. Ni su salario. “Una desorganizada, en todos los aspectos”, admitió alguien cercano al conflicto político.
Lo que también es cierto, según diplomáticos con experiencia, es que Plaza, quien había asumido el cargo de encargada de negocios -segunda- del ex embajador Javier Figueroa durante el gobierno de Alberto Fernández, estaba a punto de concluir su tiempo en Londres. Sin embargo, a través de la ex Canciller libertaria Diana Mondino, logró extender su estadía. “En términos de tradición, diría que el salto que dieron ella y su esposo no fue muy ‘reglamentario’. Juntos, su compensación es bastante elevada”, admitieron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores. Posteriormente, se dio a conocer su ascenso.
Durante la sesión extraordinaria de febrero, cuando la discusión parecía resolverse a favor de Plaza y Ortiz de Zárate, la cristinista fueguina María Duré sorprendió a todos al cambiar de rumbo. Olvidando disputas previas, expresó: “Dejando de lado lo personal, quiero señalar que lo que está haciendo La Libertad Avanza en este momento, y quienes lo apoyan, es votar a aquellos que están ‘desmalvinizando’ la patria. Con estos dos ascensos de embajadores, La Libertad Avanza (LLA) está, una vez más, evidenciando la entrega sistemática de la soberanía argentina sobre nuestras islas Malvinas”.