Usted afirmó que el gobierno está sufriendo un desgaste por una acumulación de episodios desafortunados. ¿A qué se refiere?
Creo que el gobierno sufrió una suerte de poda, tampoco dramática, en la opinión pública. Tiene que ver también con un modelo económico que, en algún momento, entre los meses de marzo y abril, empieza a recibir muchas críticas. Y después, una sucesión de errores. A partir del escándalo de $Libra, se empieza a percibir cierta fragilidad del presidente. Después, está el traspié en la Corte. Con todos estos episodios, es muy evidente que es el propio presidente el que le otorga argumentos a la oposición. En pocas palabras, hay una serie de errores que ponen al gobierno en una situación de debilidad relativa, lo cual no quiere decir que el gobierno está acabado, pero sí que empieza a perder centralidad, el ascendente en el sistema político y se le empiezan a animar más. La oposición y diferentes actores huelen una cierta debilidad y se dan cuenta de que es el momento para presionar. Y lo que más me llama la atención es que todo es autoinfligido y se podría haber evitado muy fácilmente.
Al mismo tiempo, usted declaró que no ve en el peronismo una figura convocante. ¿Cree que Axel Kicillof va a lograr separarse de Cristina Kirchner para no ser otro Alberto Fernández?
Está en una posición muy difícil. La sociedad no está dispuesta a volver a votar a un Alberto. Entonces necesariamente él va a tener que dar una pelea con Cristina. Y esa pelea le va a implicar costos en términos de apoyo y de dividir al peronismo. Entonces en el plano estratégico electoral, Kicillof está en desventaja. Hay otro tema. Es una disputa por el protagonismo, pero a diferencia de la renovación peronista de la década del ochenta, no hay una discusión de política pública. Yo no sé en qué es tan diferente Axel de Cristina. Me parece que Milei llega a la presidencia por una situación económica muy delicada y no me queda claro qué piensa Axel de eso. ¿Qué piensa del déficit fiscal, de la inflación? Es decir, qué piensa de todos esos aspectos que ahora la sociedad valora y más aún, habiendo sido ministro de Economía durante el gobierno de Cristina. No me parece que haya una diferencia sustantiva. No parecieran tener una alternativa tan distinta. Y creo que ahí el peronismo tiene un problema.
Una de las teorías que explica el triunfo de Milei es que hay un porcentaje de su electorado que no es ideológico. ¿A dónde cree que migraría esta masa de votantes en caso de estar desencantados por los recientes acontecimientos?
Primero, quisiera aclarar algo. Un desgaste no implica necesariamente un deterioro electoral. Pensando en octubre, yo creo que el gobierno todavía tiene margen para recomponerse. El voto en octubre va a estar basado sobre todo en resultados económicos. Es la primera vez que la gente va a votar después de dos años de gobierno de Milei. Es decir, es la primera evaluación de Milei y yo creo que él tiene herramientas para salir airoso. Más allá del rebote inflacionario de estos últimos meses, yo creo que él todavía tiene margen para decir que, gracias a su gobierno, se redujo la inflación relativamente. Y buena parte de eso va a estar basado en lo que sucedió esta última semana: la devaluación, la posibilidad de sacar el cepo y de que vengan inversiones. El gobierno sigue siendo razonablemente popular, pero tampoco arrasa, ya que tiene un nivel de rechazo bastante alto. Es una sociedad más polarizada que en otras épocas. Pero sí es competitivo. Y gracias a la masa de votantes fieles, el peronismo también sigue siendo competitivo. Pero no creo que muchos de los votantes de Milei migren a otro lado. Ahí depende de cómo se vaya conformando la oferta.
¿Se refiere a nivel nacional y local?
En la Ciudad de Buenos Aires, Juntos por el Cambio mantiene ese caudal, pero dividido. Y en la provincia, aparentemente, irían juntos. El votante no ideológico de Milei es quizás el menos fiel. Pero repito, creo que tienen herramientas para ser exitosos en estas elecciones. Hay después un votante más gorila, por así decirlo, que entre Milei y alguna que otra opción, va a preferir a Milei. Ahí, me parece clave la oferta electoral. Si en la provincia de Buenos Aires van juntos y el peronismo va separado, creo que La Libertad Avanza tiene chances de ganar. En la Ciudad no, porque ya se armó una oferta super fragmentada, donde el peronismo tiene chances de ganar. En resumen, hay un votante más núcleo de Milei, que incluye a los votantes de Bullrich, que hoy siguen acompañándolo. Y después, hay un montón de gente que lo vota porque es distinto y porque sentían que la situación en la que estaban antes era una porquería. Y ahí es donde Milei va a tener que trabajar más. No tiene la vaca atada.
Uno de los comentarios que más resuena es que el gobierno de Javier Milei no es democrático. ¿Qué opina?
Creo que estamos lejos de un gobierno de etiquetas más dramáticas, como puede ser el autoritarismo competitivo. Diría que es una democracia de baja calidad, una democracia electoral. Pero no me parece excepcional de Milei. Me parece que forma parte de una tradición argentina de poco respeto por las instituciones. Por ejemplo, el tratamiento de Milei con los jueces de la Corte es algo que Macri también hizo. Sí, el resultado fue distinto, pero ocurrió. También, el maltrato a la prensa por parte del presidente no es algo novedoso. Sí es verdad que puede resultar más chocante. El tiempo que el presidente destina a atacar a los periodistas es significativo. Pero no me parece que la Argentina haya empeorado significativamente en este registro.
¿Y con respecto a las minorías sexuales?
A todas estas cosas estaría atento, sin duda. Encendería la luz amarilla porque no siento que -y quizás disiento con algunos de mis colegas- hayamos pasado la luz roja. Me parece que hay un sector muy ideológico en ese punto, que se empoderó. Algo similar vimos en Estados Unidos. Sectores muy homofóbicos y refractarios a las políticas en favor de minorías sexuales se sienten muy cobijados por el gobierno de Milei y piensan que éste es su momento. Eso sí me preocupa. Y acá sí hay irresponsabilidad del gobierno. No tanto por acción, sino más por omisión. Por el momento, parece haberse quedado en una manifestación de deseo o ni siquiera eso. Si uno piensa en leyes como el aborto o el matrimonio igualitario, no pareciera que estén en peligro. No hay una discusión legislativa sobre derogarlas o reformarlas. Parece ser algo muy embrionario. Pero igual, prestaría atención. Yo, como liberal clásico, estoy muy en contra de ese tipo de corrientes. Entonces recomendaría estar muy alerta.
¿Cree que el Congreso está debilitado?
Javier Milei usa y abusa de herramientas que, hay que decir, él no inventó. Pero no creo que pueda pasar por encima del Congreso.