La elección del nuevo Papa estará a cargo del Cónclave Papal, formado por cardenales menores de 80 años, quienes se congregarán en la Capilla Sixtina para determinar el rumbo de la Iglesia.
La incertidumbre no se limita a quién será el próximo Papa, sino también a la dirección que tomará la Iglesia. Los posibles candidatos presentan diferencias significativas en sus enfoques teológicos, políticos y pastorales, lo que añade un nivel de intriga al proceso.
Edward Pentin, un reconocido periodista vaticanista y corresponsal de EWTN News, publicó anteriormente un libro autorizado sobre este tema, titulado: “El próximo Papa: los principales cardenales candidatos”. Esta investigación presentó la primera lista documentada de posibles sucesores, a pesar de que la salud de Francisco no representaba una urgencia en aquel momento. De esa lista, hay varios nombres que continúan siendo relevantes y otros que han surgido desde entonces.
Pietro Parolin
Con 70 años, el Cardenal Pietro Parolin, quien actualmente ocupa el cargo de secretario de Estado del Vaticano, se perfila como uno de los candidatos más fuertes para suceder al Papa. Este italiano, con una extensa carrera en el ámbito diplomático, es visto como un moderado. A pesar de su cercanía al poder, ha demostrado ser un hombre de consenso, priorizando soluciones diplomáticas sobre la imposición de ideologías.
Su perfil le otorga una imagen de estabilidad y respeto, con la habilidad de unir a los diversos sectores de la Iglesia. No obstante, como señala Inés San Martín en Infobae, su historia podría jugarle en contra: “Parolin representaría una continuidad con Francisco, sí, pero tradicionalmente el secretario de Estado no es elegido”.
Peter Erdö
El cardenal húngaro Peter Erdö es reconocido por sus opiniones conservadoras, sobre todo en cuestiones de matrimonio y derechos de la comunidad LGBTQ+. A sus 72 años, ha sido una figura destacada en la Iglesia Católica europea, ocupando el cargo de presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa. Su perspectiva tradicional sobre la moral católica podría resonar con los sectores más conservadores de la Iglesia, aunque también podría provocar fricciones con aquellos que apoyan un enfoque más inclusivo promovido por Francisco, según afirma Pentin.
“Erdö habla poco con los medios, por lo que no tiene una campaña armada por él, lo que podría dificultar su elección. Fue un candidato muy fuerte hace 5 años y ahora esta un poco desaparecido. Entonces era presidente de la Conferencia Episcopal Europea pero ya no lo es, y su influencia en los sínodos disminuyó”, detalló San Martín.
Antonio Tagle
El filipino Luis Antonio Tagle se encuentra entre los destacados candidatos para la sucesión. A sus 67 años, es el primer cardenal de Filipinas y, en caso de ser elegido, marcaría la historia al convertirse en el primer Papa asiático. Tagle se distingue por sus ideas progresistas y su enfoque pastoral inclusivo. En ocasiones anteriores, ha expresado críticas hacia la postura de la Iglesia con respecto a las personas divorciadas y a las comunidades LGBTQ+, promoviendo una mayor inclusión. Pentin señala que su perfil podría dar continuidad a las políticas de Francisco, buscando adaptar la Iglesia a los retos actuales.
San Martín considera que es una opción muy atractiva, aunque menciona que tiene la “desventaja” de ser relativamente joven. “Si llega a ser elegido, podría tener un pontificado prolongado de alrededor de 15 años”, advierte. Además, destaca otra posible desventaja: “Es excelente en la prédica y tiene un enfoque pastoral, pero sus colegas cardenales podrían cuestionar su capacidad como administrador”.
Matteo Zuppi
El italiano Matteo Zuppi, considerado un aliado cercano de Francisco, se perfila como un candidato fuerte. A sus 69 años, Zuppi ha demostrado un enfoque ecuménico y ha estado muy involucrado en la diplomacia internacional, participando en misiones de paz. Es un defensor del diálogo con las comunidades LGBTQ+ y aboga por una Iglesia más abierta y menos dogmática. Su cercanía con el Papa saliente podría facilitar su elección, aunque también podría enfrentar resistencia por parte de sectores más conservadores.
San Martín señala que el perfil bajo de Zuppi podría representar un desafío para su candidatura: “Le resultaría complicado obtener la mayoría de los votos, y hay muchos conservadores que no lo apoyarían”.
Fridolin Ambongo Besungu
El hombre congoleño de 65 años ocupa el cargo de presidente del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar. Este conservador ha derogado la doctrina de la Fiducia suplicante, que autorizaba a los sacerdotes a bendecir a parejas no casadas o del mismo sexo en el continente africano. “Es verdad que es conservador, pero se trata de un conservador africano, lo cual no es igual”, señala San Martín.
Peter Ebere Okpaleke
El nigeriano de 62 años se presenta como otra de las alternativas africanas. “Podría ser la sorpresa”, advierte San Martín. La vaticanista señala que su enfoque es más centrado que el de Ambongo Besungu, y cuenta con una trayectoria pastoral notable. Designado por Benedicto XVI, finalmente pudo asumir su cargo gracias al empeño de Francisco, quien defendió su nombramiento a pesar de las dificultades que su propio país le imponía. “Representa una continuidad con Francisco, aunque es más conservador de lo que muchos suponen”, aclara San Martín.
Charles Maung Bo
Charles Maung Bo, el arzobispo de Yangón (Myanmar) de 76 años, expresó su condena contra la violencia que ha provocado la junta militar del país, especialmente contra las aldeas y las iglesias católicas. Myanmar, un país mayoritariamente budista, ha sido escenario de ataques por parte del régimen militar, que también afectaron a la aldea de Monhla, su lugar natal, asaltada por las fuerzas militares en 2022.
Nacido en esa pequeña comunidad, Bo se ordenó sacerdote en 1976. A lo largo de su carrera, sirvió en diversas parroquias del centro y noreste del país. En 2003, fue nombrado arzobispo de Yangón, cargo que desempeña actualmente. Además, presidió la Conferencia Episcopal de Myanmar entre 2000 y 2006. En 2015, el papa Francisco lo designó cardenal, y poco después, asumió la presidencia de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, donde estuvo al frente durante seis años.
“La clave será determinar cuál es la prioridad de los cardenales para el próximo papa: que sea pastoral, liberal o conservador, o un excelente administrador para continuar la transformación de Francisco”, insiste San Martín.
Pierbattista Pizzaballa
El cardenal italiano Pierbattista Pizzaballa, de 60 años, es el patriarca latino de Jerusalén y se considera un posible candidato a papá. “Aunque nació en Italia, es un hombre que desde hace tiempo ha puesto su corazón y su ministerio en una Iglesia más misionera”, señala San Martín, posicionándolo en un punto intermedio entre europeos y no europeos. Con una trayectoria marcada por la diplomacia y la protección de las minorías cristianas en Oriente Medio, Pizzaballa ha enfrentado no solo desafíos religiosos y políticos, sino que también ha mostrado una notable capacidad para navegar en las complejas aguas de los conflictos regionales. Con un perfil que dista de las divisiones internas del Vaticano, Pizzaballa se presenta como una opción atractiva para muchos analistas del Vaticano, quienes lo ven como una figura que podría aportar estabilidad y equilibrio al papado en un momento decisivo.
Los candidatos argentinos al papado
En el Colegio Cardenalicio incluyen a 8 cardenales argentinos, de los cuales 4 tendrán derecho a voto en el próximo cónclave.
Ángel Sixto Rossi, integrante de la Compañía de Jesús, es reconocido por su labor social y por su cercanía a las personas más vulnerables. Como fundador de Manos Abiertas, ha sido un firme defensor de la justicia social. Nombrado arzobispo de Córdoba en 2021 por Francisco, Rossi se ha destacado por su enfoque pastoral orientado hacia las periferias.
Por su parte, Mario Aurelio Poli ha sido una figura controvertida en la administración del Arzobispado de Buenos Aires. No obstante, su trabajo en el diálogo interreligioso y su promoción de la pastoral en las periferias siguen siendo su legado más significativo.
Vicente Bokalic Iglic, quien fue designado cardenal en diciembre de 2024, es reconocido por su labor pastoral en el norte de Argentina, donde se ha enfocado en apoyar a las comunidades más desfavorecidas. Su reciente nombramiento lo establece como una figura fundamental en el futuro de la Iglesia argentina.
Por otro lado, Víctor Manuel Fernández, apodado “Tucho”, es uno de los cardenales más cercanos al Papa Francisco. Su reciente ascenso como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en 2023 le confiere un papel esencial dentro de la Curia Vaticana, aunque sus posturas progresistas, como el respaldo a la bendición de parejas del mismo sexo, han suscitado controversias en el seno de la Iglesia.
A pesar de que ninguno de los cuatro se perfila como favorito, todos están en la contienda. Sin embargo, no parece ser el momento para otro latinoamericano, lo que reduce sus posibilidades.
Cómo es el proceso de selección del nuevo Papa
La selección de un nuevo Papa es un evento solemne y de gran relevancia para la Iglesia Católica, que se lleva a cabo en un acontecimiento conocido como el cónclave, una reunión cerrada de cardenales convocada para elegir al sucesor de San Pedro. Durante este cónclave, los cardenales electores —aquellos menores de 80 años— se congregan en la Capilla Sixtina del Vaticano para votar en secreto hasta que un candidato alcance la mayoría requerida.
De acuerdo a las normativas vigentes hasta enero de 2025, hay un total de 138 cardenales electores entre los 252 cardenales que forman parte de la Iglesia. Este sistema está diseñado para asegurar que el electorado esté constituido por miembros del Colegio de Cardenales que tengan experiencia y comprensión de los asuntos de la Iglesia. La participación en la votación está restringida a aquellos menores de 80 años, lo que limita el número de candidatos y, al mismo tiempo, busca preservar la energía y capacidad de juicio del proceso.
El cónclave se lleva a cabo en varias rondas de votación diarias. Normalmente, se realizan hasta cuatro rondas de votación cada día hasta que un candidato consiga el apoyo mayoritario necesario para ser elegido Papa. Para que un cardenal sea electo, es necesario que obtenga al menos dos tercios de los votos. Este proceso puede extenderse entre 15 y 20 días, dependiendo de la rapidez con que los cardenales alcancen un acuerdo.
Además de ser una reunión política de gran importancia, el cónclave es un evento de gran significado religioso. En su ritual, los cardenales se aíslan del mundo exterior para asegurar que sus decisiones no sean influenciadas por factores externos. Durante el cónclave, también recitan oraciones y celebran misas, buscando así la guía divina en la elección del nuevo Papa.
Este procedimiento, que ha permanecido en gran medida sin cambios durante siglos, asegura que el proceso de sucesión se lleve a cabo con el máximo respeto y seriedad en relación con la tradición de la Iglesia Católica. Después de la elección, se produce la emocionante fumata blanca, el humo blanco que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina es la señal clara de que el cónclave ha tomado una decisión. Finalmente, se pronuncia el “Habemus Papam”, donde el nuevo Papa es presentado a los fieles en la Plaza de San Pedro, marcando el cierre del cónclave y el inicio de un nuevo papado.