Nito Mestre y Raúl Porchetto son dos viejos amigos que han compartido parte de su pasado, proyectos, bandas y hasta sueños y desilusiones. El tiempo hizo que no se cruzaran más en los escenarios y que cada uno tuviera una carrera solista; pero el mismo tiempo logró también que se reúnan nuevamente.
Porchetto explica cómo se dio el reencuentro: ?A Rubén Andón, uno de los más importantes fotógrafos que tuvo el rock, se le ocurrió hacer un corto de PorSuiGieco, y a partir de ahí nos volvimos a reencontrar todos. Después grabamos un tema para un disco mío, y desde ahí nos estuvimos viendo más seguido. Surgieron ganas de encontrarnos, tocar juntos, y salió la posibilidad de hacer algo por la empatía musical y humana que tenemos?.
En los shows que desde hace un par de meses brindan en conjunto, cada uno hace temas con su banda, por separado, y luego se unen para hacer juntos otras canciones. De todas formas, durante el segmento de uno y otro se invitan mutuamente y comparten temas. ?La pasamos muy bien, es parecido a como era en PorSuiGieco, que también tenía cosas así. Y entonces no es sólo uno el que tiene la carga del show, se hacen segundas voces, se generan otras cosas?, explica Porchetto.
?¿Cómo es reencontrarse con alguien que ya se conoce tanto?
Nito Mestre: ?No es complicado porque las canciones son mutuamente escuchadas desde siempre, son raras las que no escuché. No es extraño, ciertas personas nos conocimos desde el comienzo y tuvimos una relación, entonces a los diez minutos ya nos pusimos a tono. No es alguien de otra generación, vivimos los comienzos juntos, vivimos PorSuiGieco, las idas y venidas del país, del rock. No somos ajenos, nos conocemos, y las conversaciones ruedan con mucho humor.
Raúl Porchetto: ?Con Charly, con León, es como si fuésemos primos, como si fuésemos una familia. Reencontrarnos es vernos después de un tiempo y sentir que somos pares.
N. M.: ?Y musicalmente nos decimos todo de frente, no hay nada del tipo ?No sé si decirle?, y es buenísimo. Los dos, además, somos medio obsesivos, y entonces no nos molesta el hecho de pulir las cosas. Obsesivos bien, no de locos, sino de que cuanto mejor salen las cosas, bárbaro.
R. P.: ?Si nos decimos las cosas es para mejorar. Lo mejor que podés hacer si querés a alguien es decirle la verdad, y nosotros nos queremos mucho. Igualmente, después de una carrera solista, los dos tenemos nuestros vicios, nuestras manías.
?Pertenecen a la misma generación, de los históricos o fundacionales del rock argentino. ¿Creen que se los reconoce como tales?
N. M.: ?A veces sí y a veces no. Pongo el ejemplo ?y a alguno no le va a gustar? de Estados Unidos o Inglaterra, donde el tipo que se hizo conocido cuando era joven y pegó, no cinco o diez discos, sino dos y metió ciertos temas para una generación, es siempre reconocido, intocable. Casos como Dylan, James Taylor, pertenecen al país.
R. P.: ?En Brasil también sucede, con Caetano, Gilberto Gil, Vinicius?
N. M.: ?Acá todavía te tenés que morir para que digan ?uhhhh?. Una vez muerto sos palabra santa, pero hace falta morirte para ser respetado. Donde hay más respeto es con los pibes jóvenes, incluso saltando una generación. Por lo que leyeron, ellos sí cayeron en la cuenta. Y los pares nuestros que se criaron con nosotros y saben las que vivimos, los militares, idas y bajadas, esos lo llevan en el alma, porque lo vivieron.
?Hay bandas actuales a las que les interesa rescatar el sonido de aquellos tiempos, incluso utilizando consolas analógicas. ¿Qué les despierta eso?
R. P.: ?Está bárbaro, fantástico. Hubo una época light donde era más importante la imagen que el contenido, que las letras, la música, y eso tuvo que ver con lo que se dio políticamente. De a poco se está recuperando el hecho artístico, que hay que tener algo interesante que decir. Y lo mismo musicalmente: lo analógico comparado con lo digital. Si el analógico está intacto tenés frecuencias y sonidos que no aparecen en lo digital. Ver que a los pibes le preocupa eso es bárbaro.
N. M.: ?Eso veo bien de los pibes ?nosotros también lo hacíamos?: ver quién hacía bien las cosas. A veces me preguntan ?¿Qué hay que tener para que suene bien??. Y yo les digo: ?Un buen instrumento y saber tocarlo?. ?¿Y los plug in??, me preguntan. ?Bárbaro, pero lo otro va primero. Si metés todos los plug in a una guitarra de mierda, vas a tener una guitarra de mierda amplificada.?
?Lejos están de una visión pragmática de la música.
R. P.: ?No es cuestión de aparecer en TV porque sí. Si eso sucede, tiene que ser consecuencia de que hiciste algo interesante. Si sos un producto, vas a durar tres meses. Hacé lo mejor, que tarde o temprano la recompensa va a aparecer, te van a escuchar.
N. M.: ?La recompensa va a aparecer, no sé si cuando vos quieras, pero pasa y con el agregado de que vas a tener una ética del carajo. Cuando lo logres, lo lograste vos, no por un tercero, y eso es más creíble. Eso es lo que queremos contagiar a los pibes.
?¿Cómo ven el cruce entre política y música?
N. M.: ?En mi caso es relativo; yo prefiero que un artista defienda una idea, que puede ser compatibilizada con un partido. El hecho de tocar para un partido político, cualquiera sea, puede ser riesgoso, porque si al partido no le va bien, asocian partido y artista, por eso es mejor asociarse a una idea.
R. P.: ?Lo que le importa a la gente es el arte. A un tipo como Piazzolla no le podés cuestionar nada. Era revolucionario porque su arte era revolucionario, y hoy sigue siendo lo mismo. León es igual. El tema pasa por el arte, lo demás es consecuencia, lo que importa es lo que hacés y la integridad con la que lo llevás a cabo.
?¿Todavía sienten nervios o tensión antes de subir al escenario?
N. M.: ?A Dios gracias, como dijo Serrat, siempre pasa. Los nervios están hasta en los shows más chicos, y lo que me gusta es eso. Somos amantes de la música. El día que te subas a un escenario y te chupe un huevo, ahí hay graves problemas, andá pensando en hacer otra cosa.
