Nacido en El Carmen, ciudad cabecera del departamento homónimo de Jujuy, tierra del legendario Jorge Cafrune, Bruno Arias llegó a Buenos Aires hace ya una década. En su discografía se encuentran Changuito volador (2005), Atierrizaje (2007) y Folklore por los chicos (2008), más el reciente Koya en la ciudad (2012), con el que logró llenar varios locales y asentarse en la escena metropolitana.
Koya en la ciudad contiene diez canciones, dentro del folclore, y a diferencia de los trabajos anteriores, que mostraban la música del norte, Arias afirma que este ?tiene influencia de la música andina, de instrumentos autóctonos, como el charango, el siku, la quena, y también de ritmos de Perú y de Bolivia?.
?Además de los ritmos que toma, hay otras diferencias con los discos anteriores.
?Todos mis discos son distintos entre sí. En este aparecen sonidos más rockeros, más vientos, no es tan tradicional folclóricamente. El mensaje es una fuerte reivindicación a los pueblos originarios, a los pueblos que luchan, autoconvocados. En la contratapa hay un no a la megaminería a cielo abierto, y el tema que da nombre al disco es un no a la discriminación a la gente que viene de la quebrada y la puna, que tiene que ver con eso de irse del pueblo a la gran ciudad y terminar viviendo en una villa, perdiendo los orígenes, la raíz, el acento, la tonada.
?Muchas bandas del interior suelen decir que la distancia les dificulta hacer pie en Buenos Aires. En tu caso, además, hay una sonoridad que tampoco es muy frecuente acá.
?Lo que tiene Buenos Aires es que hay público para todo si uno se abre espacio. En algún momento llegan los frutos de lo que uno siembra. Yo estoy hace más de diez años acá y he estado pagando derecho de piso en todos lados, tocando de onda. Cuesta venir del interior e imponer un repertorio nuevo, un estilo propio o diferenciarse, pero eso de ser diferente sirve porque la gente te reconoce, toma la iniciativa de saber quién sos e investiga el trabajo que hiciste. Es complicado venir desde el interior, sin estructuras económicas y remándola desde abajo, pero uno tiene que estar seguro de lo que hace, proponer algo a la gente.
El rechazo a la megaminería y a la discriminación, la reivindicación a la lucha de los pueblos originarios y otras cuestiones sociales son recurrentes en la charla con Arias. ?Trato de seguir el camino de referentes como Víctor Jara y Violeta Parra?, sostiene.
¿Pero es trabajo del artista tomar esas luchas y llevarlas a sus canciones? ?Tiene que ver con una búsqueda personal de cada artista. El primer y el segundo disco son de canciones de paisajes, vivencias de la gente del norte. Este disco reivindica las necesidades del hombre, que en estos tiempos es importante decirlas y sacarlas a la luz, más como artista joven. En estos tiempos cuando suceden cosas, como el golpe a Paraguay o los juicios a los genocidas, es importante que eso perdure en la memoria.
?¿Cómo te sentirías ahora haciendo discos con canciones sobre paisajes o vivencias?
?Eso tiene que ver con la etapa que uno va viviendo. En estos tiempos son necesarios estos temas; en otros discos si pinta hacer un carnaval jujeño o canciones bailables, picarescas, que tienen que ver con el amor o la idiosincrasia de la gente de la puna, se verá, pero depende del momento. En este afloraron esas cosas que venían guardadas, dormidas: yo tengo un tío desaparecido en la época de la dictadura, y eso debe tener que ver. Además acompañé luchas, conocí a los protagonistas, estuve con caciques, con gente que vino a luchar, a hacer huelgas de hambre, estuve tocando con organizaciones sociales, autoconvocados, madres contra el paco, toqué en una manifestación en una subestación en Berazategui, en actos por la memoria, acompañé en Lanús a la familia de Martín Castellucci, muerto por patovicas de un boliche?
?¿Qué sabor dejan esos shows?
?Para mí hay algo que no tiene que ver con el dinero, que es impagable y realmente emocionante, y es cuando uno a través del canto puede aportar a despertar conciencia en estas temáticas, y la gente que realmente la pasó muy mal, los verdaderos protagonistas, agradezcan de corazón y alma que uno los acompañe, no cantando canciones de protesta, sino cantando y acompañando en la lucha. Esas son cosas que te nutren como artista y no tienen precio. Cuando uno siente esos abrazos, como el de una madre que perdió a su hijo, es inolvidable.
?Cambiando de tema, ¿qué te despierta escuchar bandas que toman temas folclóricos y hacen versiones rockeras, interpretaciones que distan del tema original?
?Creo que la música tiene que tener vuelo propio, sin parámetros, libre. Yo trato de que no haya estructuras, de ser libre y no tener fronteras. Siempre tiene que ver con el gusto musical de cada uno, yo no estoy en contra de que se le agreguen o saquen instrumentos pero siempre que le hagan bien a la música, porque a veces se trastorna todo y se confunde el mensaje. Mientras se haga desde un lugar de respeto, sabiendo lo que uno toca, me parece perfecto.