Las presencias o ausencias suelen jugar un papel importante en tanto y en cuanto permiten cambiar una situación tensa, en la cual molesta todo, hasta el mantenimiento del statu quo.
En lo que sería una habitación apartada del núcleo de una reunión, una pareja discute su propio futuro. Desde el mismo título se infiere que, como suele ocurrir, es más fácil poner la lupa frente al otro (des)conocido que resetear el rígido de la propia existencia. La forma en que se dibujaron los personajes es interesante ya que se da un intercambio de roles en el ?debería ser?, ubicando el romanticismo y la sensibilidad del lado masculino.
No obstante, este cuadro de situación será el preludio de lo que vendrá, a partir de la entrada en escena de otro joven, que tiene el pasatiempo de jugar cartas al tiempo y tira sentencias que ponen los pelos de punta, no solo a la pareja, sino también a los mismos espectadores, mudos testigos y con un gran interrogante respecto de quién es este hombre.
El clima de suspenso es excelente. No solo el ritmo es atrapante sino que también el texto inquiere sobre el ?qué hacer? frente a una situación límite. La búsqueda de la salida o el estancarse frente a acontecimientos que no se esperan son la ?cara y ceca? de una puesta sutil y de una contundencia significativa, que va más allá del significado/significante de la vida misma, como hombre/mujer.
No en vano se accionan cartas en el juego de la vida en donde el azar tiene una gran cuota de incidencia, más allá de los merecimientos propios a través de las buenas (o malas) acciones, siendo incluso la adjetivación absolutamente subjetiva, de acuerdo al lugar en el cual se ubica cada personaje.
La iluminación, por su parte, marca el tiempo así como una escenografía incluyente, permitiendo una identificación inmediata. Las actuaciones son exactas, para crear una puesta en la que todo funciona con precisión suiza, sin que esto implique frialdad.
Algo en él atrapa desde el suspenso y plantea una buena noche de teatro con un combo de sanas intenciones que llegan al buen puerto del disfrute placentero.
