"El Tadrón abrió nuestro pueblo a la sociedad"

"El Tadrón abrió nuestro pueblo a la sociedad"

Próximo a cumplir quince años, El Tadrón Teatro se ha erigido como uno de los pilares de la cultura armenia en la Ciudad. Comprometido con la memoria y la búsqueda de justicia por el genocidio de su pueblo a manos de los turcos, cobija las expresiones culturales porteñas. Café mediante, NU habló con su directora artística.


"El festejo de estos quince años del Tadrón es como el de una señorita de quince saliendo a la sociedad. Pero cuando digo festejar, prefiero decir que celebramos trabajando y haciendo teatro, que no es poca cosa. Es la síntesis de lo que uno es en la vida, celebrar haciendo. El festejo me suena más a comida y copas, que también va a haber en algún momento, pero no está como eje central de esta movida. Celebramos los quince años en el comienzo de la temporada con Volvió una noche, de Eduardo Rovner, pieza con la que inauguramos la sala. Este lugar no estaba preparado para teatro. Digamos de paso que esta casa está cumpliendo cien años, ya que se construyó en 1912. Nosotros construimos la carcasa y la pared que divide. Este lugar se fundó como vivienda-negocio. Un tal señor Arias la encargó a un arquitecto para que hiciera una panadería. Este señor, seguramente, jamás se imaginó que esto iba a terminar siendo un teatro y que a cambio de ese aroma de pan iba a repiquetear el sonido de aplausos. En esa época, el teatro era el Colón o el Coliseo. Me imagino y juego mucho con esto, sobre qué diría el señor Arias si viera en qué se convirtió su casa."

"La creación del Tadrón fue con pasos muy tímidos. Éramos un conjunto de teatro, el George Sarkissian, que fundamos con mi marido. En aquella época la sala era mucho más chica. Albergaba a cuarenta personas pero igual nos acomodábamos. Allí se estrenó Volvió una noche en idioma armenio ?nuestro conjunto hacía obras en armenio con traducción simultánea al castellano, por medio de auriculares?. Así la llevamos a Armenia, iniciando el primer intercambio internacional de cultura argentino-armenio. También traducimos al armenio obras de Aída Bortnik y de Griselda Gambaro, así como La Nona. Nunca imaginamos, hace quince años, que este camino nos iba a llevar a tantas cosas. El eslogan del Tadrón es ?Quince años. Juntos + teatro?. Si no estamos juntos, el hecho teatral no existe. No hay otra forma de hacerlo, y si utilizamos este espacio para reflexionar otras cosas, mejor todavía. Más que carga ?ideológica?, diría que el Tadrón tiene un ?compromiso? muy fuerte."

Impasse 1: Las puertas del Tadrón se abren y Herminia recibe a este cronista con cordialidad. Hace mucho calor pero el microclima del bar invita a ese rico café armenio al que es imposible negarse, por su exquisito gusto.

"Nunca pensé que el Tadrón se iba a convertir en símbolo de la cultura armenia de la Ciudad. Tampoco me lo creo ahora. Me conmueve cuando digo que soy del Tadrón y me dicen que lo conocen. Me interesa mucho la difusión, que se conozca toda esta movida. Hemos obtenido reconocimiento de muchos lados. El año pasado nos dieron el premio de Teatros del Mundo por ?Institución destacada?. Ahora somos ?institución? y ?destacada?. ¡Guau! La sala fue nominada para los Trinidad Guevara y encima por la producción privada, o sea, ¡lo que estás haciendo acá adentro! También por el ciclo de Teatro por la Justicia, y uno dice: ?Y todo esto, ¿desde este agujerito??. Le conté a mi maestro Gastón Breyer, que estaba vivo cuando nos dieron estas dos distinciones. ?Maestro, usted sabe que nos nominaron para estos premios??, y me dijo: ?Si alguien en este momento, que la vida es tan loca, está mirando lo que vos hacés, agradecelo y ponete feliz?."

"El ciclo de Teatro por la Justicia nos marcó porque había un compromiso para exigir justicia. Nos marca nuestro origen y raíz. Soy hija de un sobreviviente del genocidio que perpetró Turquía contra el pueblo armenio. Un genocidio impune y silenciado, negado por el perpetrador, lo cual hace que uno siempre esté movilizado. El armenio, cuando llega a la Argentina, no llega como inmigrante. No fue una decisión voluntaria, ?vamos para allá que vamos a estar mejor?. Subieron al primer barco que vieron para salvar su pellejo. Las primeras familias llegan en 1917 como refugiados y exiliados, pero respirando libertad; nadie los iba a perseguir ni matar por ser armenios. Mi papá llega con parte de su familia ?la otra parte falleció en Armenia? y pudo hacer la secundaria acá. Veía una libertad pura. Bajar de un barco y que nadie te persiga era genial. Hoy rebobino: tener la posibilidad de instalar un ciclo de Teatro por la Justicia, donde se pueda hablar de todas las injusticias y que seas apoyado y reconocido… esto es la Argentina."

Impasse 2: Herminia habla desde esos ojos redondos que destilan bondad. El recuerdo de los primeros años y el derrotero del teatro son puntos emotivos de la charla así como la lucha por la justicia y la memoria sobre el genocidio sufrido por el pueblo armenio.

"Siempre quisimos abrirnos a la sociedad. Era también una forma de abrirnos nosotros y no quedar en un gueto. Este intercambio fue siempre nuestra debilidad y pasión de alguna forma. Intercambiar una cultura con la otra, fusionar e integrarla a través de textos, cultura y experiencias. Fundamos el grupo de teatro y empecé a estudiar con Juan Carlos Gené y Gastón Breyer. Más allá de educarme con ellos a nivel profesional, siempre fue una conversación este tema. Intercambiar enriquece. Si te quedás con tu bagaje cultural y lo usás solo para vos, terminás siendo un gueto y no le sirve a nadie. Pero si intercambiás, das y recibís. Esta es la gran dicotomía de las minorías, el miedo a perderse. Pero no te perdés, multiplicás tu origen, que no se pierde nunca. Quizás se pierda el idioma pero se ganan otras cosas que tienen mucho valor."

"No creo que se difunda lo ocurrido en el genocidio armenio de la manera en que se tendría. Esto se debe a un trabajo de negación por parte del Estado turco en todos los países. No está la discusión necesaria. Se trabaja mucho al respecto pero no se llega como se debe. Hay un lobby muy importante. De la embajada turca han venido al Tadrón y nos hemos dado cuenta. Hay una exposición de documentos y en el libro que dejamos para que la gente escriba se han expresado al respecto. Les molesta y no les gusta mucho. Antes del estreno de Surch Café, una obra muy agradable, recibimos una amenaza por e-mail. Fuimos a la Policía e hicimos la denuncia. Armenia siempre va a ser limítrofe con Turquía y sus tierras usurpadas. De 300 mil kilómetros, hoy hay 29 mil. ¿Y la diferencia de estos territorios? Estaría bueno que se resuelva. Sentarse a hablar pero no como dice Turquía, con una comisión de historiadores para ver si el genocidio ocurrió, sino cómo sería la devolución de los territorios y el reconocimiento de un genocidio que realmente sucedió."

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