La idea de hacer un libro basado en Jabad Lubavitch surge porque me parece que es un movimiento muy ?visible?. Tuvo un crecimiento impresionante en los últimos años y básicamente surgió de una duda mía, de no poder creer todas las cuestiones que escuchaba sobre ellos. ?No sabés: tal se convirtió y tiene plata?, ?tal hace tal cosa y ahora está con barba y saco?. Soy una persona racional y tenía que encontrarle algún tipo de explicación. Había surgido en Sudamericana la posibilidad de hacer un libro sobre judaísmo. Les conté del tema ?Lubavitch? y les interesó (por motivos seguramente diferentes a los míos). Fui haciendo la investigación de acuerdo a cómo me parecía y, por lo general, encontré en Lubavitch muy buena recepción así como gente muy abierta.
La presentación del libro fue un poco complicada. La hicimos en el Templo de Libertad, en la Fundación Judaica, básicamente porque nos abrieron las puertas. Nada más que por eso. No hay ningún tipo de afiliación política ni religiosa con el rabino Sergio Bergman, que no se sentó en la mesa sino que sólo presentó el libro. Yo juego por afuera de la comunidad, no pensé en implicancias políticas. Éste es un libro de divulgación y no está pensado sólo para gente de la colectividad sino para todo el mundo. Por eso, hay un glosario de términos que fui conociendo a medida que hacía el libro, que no conocía antes.
Impasse 1: El libro me había llamado la atención inmediatamente. Como también soy de ?la cole?, lo leí, y con Alejandro charlamos mucho respecto a la repercusión que, a título personal, extrañan en un punto y en otro, lamentablemente, no.
A la presentación, lamentablemente, no vino nadie de Lubavitch. Invitamos a algunos rabinos de Jabad y vimos que, sin haber leído el libro, se opusieron, llegando incluso a amenazar con juicios. El libro está limpio y la verdad que me dio mucha pena lo que pasó porque me parece que salió algo muy interesante. Con el rabino Tzvi Grunblatt, director general de Jabad Lubavitch, no volví a hablar, y eso que me concedió una entrevista de una hora grabada. Tuve la devolución del rabino Shlomo Kiesel, que se enojó por una nota que salió en Noticias en la que me pusieron cosas que no dije. Me duele lo que pasa y no logro entender desde su lógica de pensamiento. Digo, es la oportunidad perfecta de desmitificar un montón de cosas que se cree sobre Jabad Lubavitch. Mi idea siempre fue abrir el campo y no cerrarnos. La gente lee el libro y se engancha. Estoy muy contento de poder encontrar un equilibrio, de mostrar las cosas y que la gente saque sus propias conclusiones. Si estabas en contra de Jabad y querés seguir estándolo, leés el libro y tendrás tus motivos; si estabas a favor, lo mismo. No hay una toma de posición. Por eso me duele que se hayan ofendido sin haberlo leído.
La relación de Jabad Lubavitch con AMIA y DAIA es directamente de no involucrarse. Es parte de su forma de trabajo, más de costado y no tan frontal. La tendencia política, en la mayoría de ellos, es de derecha. Lo admiten sin ningún problema, lo cual me parece muy honesto. Que coincida o no, es otra historia. Igual, en un tiempo de asimilación, fragmentación y que nadie se mete con nada, para bien o para mal, ellos se involucran. Con respecto al Estado de Israel, es interesante la relación que tienen. El jasidismo ?movimiento del cual Jabad se desprende? en general es anti-Estado de Israel. Hay un mito de que Jabad es contrario a la existencia de Israel pero están a favor del Estado, en sentido crítico, en que tendría que ser refundado con la llegada del mesías.
Con los no judíos, Jabad tiene una relación ambigua. Ellos externamente dicen ?somos abiertos?, pero alguien me contó una anécdota que viene al caso: se imprimieron unos volantes para una fiesta, que decían ?gratis y abiertas?, y fueron unas chicas que no eran judías. El guardia de la entrada no las dejó pasar y ellas decían ?pero si acá dicen que las fiestas son abiertas?. Lo hicieron llamar al encargado y les dijo lo mismo. El encargado me contó que se comió una puteada terrible. Son cosas que a uno le hacen ruido. Ellos necesitan mostrarse ?abiertos? pero, en realidad, no es tan así.
Impasse 2: Tomamos café e intercambiamos anécdotas sobre nuestras posturas acerca de Jabad. Admito haberme equivocado por preconceptos respecto a los lubavitchers, aunque haya temas que quedan flotando.
En el libro también está la anécdota de un rabino que va a una villa y le dicen ?judío?. El rabino dice ?¿Qué pasa?? y era que, en realidad, la otra persona también lo era y vivía allí, en la villa. Me parece entonces que Jabad, con todo lo que puede llegar a tener, defiende al judaísmo, o su interpretación del judaísmo, pero lo defiende. Son consecuentes con esto. Si escuchan algo, van y lo discuten.