"Nunca pensé cómo surgió Galería. Me interesó mucho tener ocho actores, con tiempos muy acotados para cada personaje. La relación de ellos existe por intermedio del público: un tipo se sienta al lado de otro en una butaca. Pensé en cómo reflejar ese tipo de comunicación (movimiento de la otra persona, un cruce de piernas, una tos) en el teatro. Hice los monólogos, que al principio eran 22 y después quedaron ocho. El teatro es grande y necesitaba acercarme más al actor para sacar la lejanía que le da el escenario. Entonces agregué una cámara que proyecta una imagen más grande sobre el escenario. A su vez, el cameraman selecciona la parte del actor que va a filmar. Ya sea un pie, una mano, lo que sea. El público entra en el escenario y mira, al tiempo que va saliendo por una cámara que filma y proyecta en el fondo de la pantalla. Hice una función para amigos y la gente salía como incómoda y desgastada y no sabía por qué. Al estar registrados, son más sensibles y reciben más lo que les ofrece el actor."
"No sé si la puesta es una de las pocas que busca poner al público en otro lado que no sea de sólo consumidor, porque veo poco teatro. El público va a ver ?algo?. No sé qué, pero para que lo que el público va a ver, tiene que servir. Si el público quiere llorar, lo va a hacer aunque sea una comedia. Hay veces que hay para reírse y otras que no. La recepción del público de una obra me importa tanto como la de un interlocutor. Si veo que vos estás haciendo esta nota y mirás el reloj o a una chica que pasa, es porque no te interesa. Si veo que a una obra el público está asistiendo socialmente, la levanto al día siguiente."
Impasse 1: ?Hagamos la nota donde podamos tomar un café?, invita Carlos Mathus. Del teatro Empire cruzamos a una panadería-confitería pequeña. Dos cortados, un agua sin gas y empieza la nota. Nada más.
"Tuve la suerte de, al ser productor, poder elegir mi repertorio. Igual tuve que hacer concesiones. Trabajaba en publicidad, y con cada publicidad me pagaba mi montaje. Fue la forma de poder hacerlo. Las obras que hice al comienzo eran para una elite cultural muy mínima, y por otra parte hacía shows por el caché más allá de la parte profesional. Todo esto me permitió una libertad artística increíble. El trabajar en publicidad me dio el sustento para entrar a lugares que hubiera sido casi imposible, como el Ópera, el Coliseo y demás. Tomé un atajo para llegar a esos lugares."
"Desconozco el porqué del fenómeno de los textos extranjeros en los teatristas argentinos. Creo que hay una especie de competencia entre ellos. No me incluyo porque no compito con nadie. Hice autores extranjeros, como Ionescu, pero era porque me gustaban las obras. Las hice, pero de ahí, a otra cosa más, no. Ahora hay una tendencia con Pollesch o Sarah Kane, pero la verdad que no sé. Puede ser falta de información. Si ves la cartelera de Buenos Aires, no es muy alto ni interesante el nivel actoral. Los autores nacionales serán considerados como medio zoncitos, yo que sé? aunque los derechos de autor son más baratos. Igual, fijate que las raíces nuestras no son propias. No tenemos algo ?de acá?, salvo Discépolo, pero retomaba el modelo italiano. El teatro nuestro es la suma del inglés (no del norteamericano), del francés y del italiano con La Comedia del Arte. Los argentinos tuvieron muy poco teatro personal. Se me ocurre Dragún, que a mí me sonó diferente a otras cosas."
Impasse 2: Pasa el colectivo de la línea 8, haciendo ruido de motor viejo. Los ojos redondos de Carlos, escondidos tras los lentes, acompañan su hablar pausado, serio pero sin solemnidad, con una pizca de ironía y humor que matiza cada palabra.
"Ahora estoy reescribiendo La lección de anatomía. Estoy trabajando con una profesional de psiquiatría. Las últimas veces veía rara la obra y como no me gustaba, la levanté. No me parecía actual. Esta psiquiatra me comentó que hubo situaciones sociales que cambiaron y que no tienen nada que ver con lo que pasa ahora. Los conflictos de padre-hija son diferentes ahora. Cambió la edad de las situaciones conflictivas en la familia. Esa hija se puede ir de la casa familiar joven, pero le entrega ese poder de violencia a un igual, marido o pareja, con el que se marcha, que carece de una responsabilidad mínima. Ahora cambiaron las frases y los arquetipos del lenguaje que representaban una cosa. Por ejemplo, ?honrarás el deseo de tu padre porque si no Dios te va a castigar?. Antes, el padre era como un delegado de Dios y ahora no hay casi Dios. Entonces, el padre no es el dios familiar, que impone leyes a cambio de la manutención de la familia. Ahora el padre es débil y la madre es la fuerte, es quien se hace cargo de la familia. Es la que sale, y el marido se queda adentro y lo carcome su crianza machista."
"El ser un outsider dentro del teatro tiene que ver con mi niñez. Mi madre era soprano y mi padre, empresario. No todo el mundo podía vivir de la forma en que lo hacíamos, por lo que éramos afortunados. Vivíamos en un barrio de Rosario, que no se destacaba por su cultura. El segundo problema que tuve fue que nunca me gustó el fútbol. Mientras los demás jugaban, yo estaba terminando un concierto. Estaba fuera de todo. El tercer tema es que mido casi 1,90 desde los 14 años. Con lo cual no podía acercarme a nadie porque era una especie de monstruo y me llevé con una generación mayor que yo para sentirme igual? físicamente. Tenía problemas para sentarme y era siempre el último de la fila. Todo eso se manifestó en mi timidez y siempre anduve con freno de mano."