En 2007 nos terminó de caer la ficha de que no existían espacios de sociabilidad para la comunidad LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transexual). Hay un circuito de lugares, como saunas y boliches, que no necesariamente tienen que ver con la cultura: están solamente mediados por el mercado
o por la cuestión sexual. Nosotros no estamos en contra de esa oferta, sino que ponemos de relieve que esos espacios no permiten profundizar temáticas ligadas a los derechos humanos, discriminación, pobreza, salud integral?, dice Aldo Fernández Turitich, convencido de que Otras Letras, la primera librería latinoamericana en su tipo, que montó en aquel entonces junto a su pareja, Claudio Sartori, puede satisfacer esa demanda. Así las cosas, según Aldo, los potenciales
clientes, ?que son cada vez más?, hace cerca de tres años ya no tienen que recorrer toda la Ciudad para encontrar una novela en la que dos hombres se desean con todo su ser o dar con un ensayo sobre madres lesbianas.
Ni bucear en las estanterías de secciones como sexualidad o autoayuda. ?La novela gay debe ir en ficción?, precisa, tajante.
Además, para Aldo, la atención en las librerías, esas de las grandes cadenas, deja mucho que desear. ?Los títulos que representan a nuestra comunidad reflejan cuestiones de nuestra
identidad. Entonces, muchas veces los compradores y compradoras sienten vergüenza al tener que pedirlos. Y hay mucho sarcasmo de parte de los vendedores. Yo trabajé en las grandes librerías, que parecen supermercados, y veía cómo mis compañeros se burlaban cuando una persona buscaba un relato gay?,cuenta el gestor de Otras Letras, propuesta nacional gracias a las bondades de la red que calma el hambre que el interior tiene de libros relativos a las temáticas LGBT, que van desde las formas de salir del armario hasta el cajón
de herramientas para socorrer al padre desesperado porque a su hijo le calientan los varones o porque su hija no quiere conocer las mieles de un amor hetero: está enamorada de una chica. ?Venimos a ser una especie de grupo de autoayuda, en el buen sentido del término?, señala Aldo, quien también supo encontrarle una jugosa veta comercial al asunto para el que siempre ?hay algún curioso?. Todo, con un toque de esa soidea
de gay-mercado, gay-poder adquisitivo. Se trata de falsas construcciones que lo único que hacen es profundizar estereotipos, dejando fuera a un montón de sectores de nuestra comuniciabilidad tan preciada, provista a través de charlas, mesas redondas y seminarios.
Ahora bien, ¿qué hay de las representaciones? Expresa Aldo: ?Hoy los medios instalan la dad que no se sienten identificados
con eso. Entonces el espacio Otras Letras también viene a repensar nuestras prácticas: quiénes somos, qué hacemos, para qué estamos. Se trata de discusiones políticas?. En estos días en que una jueza porteña falló a favor del casamiento de una pareja de hombres, Aldo sonríe y sueña desde el local de Alsina 975 con un megaemprendimiento editorial que, tras el impulso inicial y necesario de Anagrama, Tusquets y Egales, sea cien por ciento industria argentina. Argentina para Latinoamérica. Y dígale adiós al follar.
Un top ten que no suena en radio
Comenta Claudio Sartori que el libro que está encabezando las ventas de Otras Letras es La insensata geometría del amor (2001), de Susana Guzner, que narra el encuentro casual, en un aeropuerto, entre una joven en plena crisis por la pérdida de su pareja y otra chica. Y después, el amor. Asfalto (1964), la primera novela gay de América latina, de Renato Pellegrini, ocupa el segundo puesto dándose a conocer como un texto ?para entender la naturaleza del homoerotismo y cómo la identidad sexual es condicionada por su contexto histórico, cultural y social?, pero sin moralina de por medio. Osvaldo Bazán, ícono gay mediático, sigue de cerca a Pellegrini con ??y un día Nico se fue? (2004), narración sobre, acaso, la más universal de las experiencias: que te dejen y te arrastres haciendo cosas de las que no te creías capaz. Luego, La más maravillosa música (una historia de amor peronista) (2002), que trata acerca del ?amor posible en una época imposible? entre Héctor, un montonero, y Rubén, fundador del Frente de Liberación Homosexual. José María Gómez con su novela Los putos (2008), ganadora del concurso ?Régimen de Fomento a la Producción Literaria Nacional y Estímulo a la Industria Editorial?,
completa el top five al que aún no llegan, por ejemplo, las producciones académicas de Daniel Link. Mucha ficción en un ranking que cambia permanentemente, click mediante.
Entre los más vendidos, a su vez, figuran Chico de alquiler (1998), de Gary Indiana; Me encantaría que gustes de mí (2005), de Dalia Rosetti; El gran espejo del amor entre
hombres (2003), de Ihara Saikaku; El mendigo chupapijas (2006), de Pablo Pérez, y Basta que paguen (2008), de Alessandro Golinelli. ?Entre tanto escritor extranjero,
hay mucha pluma argentina. Acá, hay talento?, refiere,
orgulloso, Claudio, uno de los responsables de Otras Letras.