Oriundos de Villa Mercedes, San Luis, y con dos discos de estudio en su haber ?en 2004 su debut discográfico llevó el nombre de la banda y, en 2007, presentaron Sueño que va? Kameleba continúa afianzando su presencia en Buenos Aires, anticipando su nuevo CD, que verá la luz en unos meses.
?Tenemos cinco canciones que estamos tocando en vivo para ver qué impresión tiene la gente; hacemos como una testeada previa. Queríamos mostrar algo antes de que el nuevo disco salga, y esos temas nuevos ya se instalaron en el repertorio. Ahora sólo restan otras cinco o seis canciones que las grabaremos en octubre?, anticipa a Noticias Urbanas Darío Alturria, cantante de la banda.
Sereno y medido en sus palabras, Alturria esconde una tonada diferente a la porteña. Usa las manos para hablar, para explicarse. Por otro lado, el dominio del escenario lo muestra expresivo, sin quedarse estático en ningún momento.
Del nuevo material, el frontman refiere que ?sigue la línea de Kameleba, pero quizás con algo más actual; las canciones ?combativas? tienen algo nuevo en el audio y las ?lovers? tienen algo más laburado, cositas del punk o el soul, que le dan una textura distinta. Pero el hilo conductor es el de siempre: combativo y emotivo?.
La banda también se hace llamar ?el león del interior?. Para el nuevo disco, tienen un as bajo la manga. A diferencia de las anteriores grabaciones que realizaron en Buenos Aires, es posible que la nueva placa sea registrada en San Luis, ya que la discográfica Sony BMG, junto con el Estado de la provincia, acaba de instalar un estudio en aquel distrito.
Cuando Kameleba toca en la Ciudad, hace base en Tigre, lugar que, opinan, ?es más apacible y amable, como el interior?. De todas formas, asumen que ?es fuerte ver lo que en su momento parecía ser una coyuntura y una crisis de pobreza, pero que ya se ha hecho una forma de vida?, en referencia al común denominador de las grandes urbes. ?Los asentamientos son casi ciudades; no hubo movimiento social, siguen persistiendo ahí y tienen ya sus propios códigos, y eso lo vemos, es algo real que pega y es fuerte.?
Luego, esas cuestiones son trasladadas a las letras. ?En lo lírico, el reggae en castellano ha aportado muchísimo. Hay muchas cosas para decir en Latinoamérica y el reggae es amable a primer oído, lo que da la posibilidad de seguir escuchando?, expone Alturria.
?Tratamos de utilizar la pluma, decir las cosas que queremos decir porque las seguimos viendo, quizás de una forma más ordenada, pero siguen igual. El reggae tiene un nacimiento social: se dice lo que se ve. Antes se contaba lo que le pasaba a la gente del gueto y después fue creciendo. Se está vinculando más al humanismo que a la música, y está bueno que siga así?, reflexiona el cantante.
Los integrantes del grupo tienen distintos orígenes y profesiones: cocinero, filósofo, docente de chicos especiales y diseñador gráfico. Se juntaron para formar la banda y, ahora, consideran que tienen que lograr que ?el mensaje entre por la música pero intensificándolo por otras vías?.
En esta dirección, la banda tuvo un centro cultural en Villa Mercedes, en el que proyectaban películas y organizaban diversas actividades. ?Es interesante la experiencia cooperativa. Nos comprometíamos y lo hacíamos entre todos. La sinergia de la gente es increíble. Cuando se junta, despliega una fuerza terrible?, comentan.
?Nosotros somos hijos del público prestado. Nos sirvió telonear grandes bandas porque así nos vio gente que no nos hubiera visto, y eso se lo pasamos a otras bandas nuevas. También comentamos lo que nos pasó en los viajes, y con eso ayudamos a los demás. También, cuando podemos, grabamos con invitados o subimos integrantes de otras bandas en vivo?, relata Alturria.
Una vez, los Kameleba pensaron en ponerle fin al proyecto, pero luego de pensar en todos los músicos que no tienen la misma posibilidad, volvieron con más ganas a la ruta. De la cual ya no piensan bajarse.