"Para ‘La tentación’ me convoca Santiago Doria, el director. Al material ya lo conocía porque es de Pacho O’Donnell, con quien hice "Van Gogh". Pensó en mí para ser Lord Ponsomby (embajador inglés que dialoga con Manuel Dorrego -Juan Palomino-). El material habla de un personaje que pasó de largo en la historia argentina como Dorrego. Su proyecto de gobierno era americanista y tuvo vínculos con Bolívar. Su fusilamiento fue una bisagra en la historia argentina. Aquí se encuentra el origen y el presente de nuestra historia. Soy un convencido y más que nada por lo acontecido en los últimos meses, con los ruralistas, que ningún tema fundamental está cerrado. Éste es un país que quiere ser un país, pero tiene que establecer una postura definitiva frente a los imperios, con la disyuntiva respecto a que país somos. Si somos un país con relaciones carnales (como alguna vez fuimos y nos destruyeron) o un país integrado a Latinoamérica con una política independiente de verdad".
"A Ponsomby lo equiparé con Henry Kissinger y Condolezza Rice. Decidieron la suerte de gobiernos. Empecé a imaginarlos, intuitivamente, en sus entrevistas. Al ser inglés, Ponsomby tiene esa cosa flemática y un humor muy particular. Él admiraba a Dorrego (y no a Rivadavia que fue su aliado). Inclusive, cuando le ofrece el dinero le dice: ‘Aquí tiene la posibilidad de tener una vida holgada. Que merece como pocos. Muy pocos’. Te cuento algo: hubo espectadores que se acercaban a decirme que estaban de acuerdo con Ponsomby. Los escuchaba y les preguntaba por qué. Piensan que si nosotros hubiésemos dejado entrar a los ingleses cuando fueron las invasiones, ahora sería un país maravilloso. Como Australia. Es una mirada de la vida. Pero te muestra cosas y te da pautas".
Impasse 1: Raúl tiene estirpe de un tipo de barrio. Nos juntamos en un bar en Villa Luro, cerca de donde vive. Habla con pasión de su profesión y de la actualidad argentina.
"No sé si está de moda el buen actor. Tengo dudas. El buen actor está porque la gente percibe inmediatamente una buena actuación de aquella que no lo es. Por ejemplo, yo no comparto las propuestas de Ponsomby pero las tengo que hacer mías para el personaje. Si me peleo con el personaje estoy perdido. El actor, frente al personaje, no puede hacer juicios morales ni condenarlo. Tengo que entender y adueñarme de sus móviles para poder justificarme el accionar de ese personaje. Hoy hay una tendencia peligrosa, que no comparto, que es el ‘No Acting’, la no-actuación. Todos tenemos un asesino, un generoso, un altruista adentro pero los controlamos para que salgan o no. La forma en que se los saca a la luz es la composición del personaje. No todos los personajes tienen el mismo tempo. Ahí está el peligro de los actores jóvenes que actúan, de una manera, sin actuar. La poética del teatro es diferente a la de la vida. Estos chicos no van a tener el aura de grandes actores a menos que haya un cambio en esta mirada. El elemento expresivo es fundamental porque la energía tiene que ser muy intensa para traducirla en expresión. Si no hay expresión… Agarrá a uno de estos actores nuevos que tienen una cámara acá (en la cara) y ponelos arriba de un escenario. ¡Desaparecen!"
"Hay mucha gente que es políticamente correcta. No se involucran en nada ni ofenden a nadie. Yo no tengo ningún problema en ofender porque a este pueblo lo han ofendido mucho y de las maneras más terribles. Como Néstor Roulet (NdR: vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas al que Rizzo llamó ‘basura’), que dijo que había que apelar al trípode Iglesia-ejército-campo. Ahí mostraron la verdadera cara que ocultaron en los cuatro meses que duró esto. Han estado involucrados en todos los golpes de Estado y en las cosas más siniestras de este país. La mentalidad de la gente del campo es fascista. Lo digo porque la conozco. Es la de un fascista con aspiraciones a llegar a ser parte de la Sociedad Rural. Las clases dominadas tienen la ideología de las clases dominantes. Aspiran a ser más. Es igual que la clase media argentina. Está deslumbrada con la clase inmediatamente superior".
Impasse 2: Como todo tipo de barrio, es campechano, con un hablar directo y franco. Agradable para la charla, recibe los saludos de la gente con gratitud y humildad.
"Empecé en la actuación porque me enteré de que en el barrio había una sociedad de fomento con un grupo de teatro. Estaba en Liniers, en el Pasaje Félix de Origone. Les dije que me gustaba mucho y que haría lo que ellos quisieran, que me dieran un papelito. Así empecé a hacer obras de ‘Chacho’ Dragún, ‘Historias para ser contadas’. En una función se me acercó alguien para invitarme a estudiar con Alejandra Boero. Me inscribí, empecé a estudiar y a los pocos meses hice ‘Madre Coraje’, de Brecht. En ese grupo estaban Juan Leyrado y Mario Pasik, y nos dieron unos personajes chiquitos. Para nosotros era un sueño".
"Jugué al fútbol en Atlanta, Español, Ferro y Excursionistas. Venía bien cuando estaba en Atlanta pero me agarró hepatitis. Tenía 16 años y estuve un mes y medio en cama. Después me costó mucho arrancar de nuevo. Volví y me fui a jugar a Español. Era volante por derecha. Un 8, como J.J. López, mi ídolo. Hoy te diría que los jugadores tienen hasta vicios de mercenarios. A los 16, 17 años, ya hay empresarios merodeando para comprarles el pase a esos chicos, que la familia los usan porque son pobres o por una cuestión de figuración social. Lo lúdico no tiene nada que ver con lo financiero. Por eso hoy vemos los espantosos partidos de fútbol que hay. Como dice Galeano, ‘Voy por los estadios del mundo buscando una buena jugada’. ¡Es maravillosa esa frase!"
(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 163, DEL 20/11/08)
