El disco no fue idea mía. En el 2004, me llamó Alberto Larrán, el director de la película "Los Cuatro Vientos" para contarme que estaba haciendo un documental sobre la vida de mi padre. Me dijo que cuando viniera a Argentina a rodar los reportajes de la película, grabe "Zamba del Ángel" un tema de mi papá, para la peli. Al principio me resistía porque no canto folclore. Además, cantar eso es tocarme el alma. ¡Es la música de mis padres! (N. de R.: Mavi es hija del armoniquista Hugo Díaz y de la folclorista Victoria Díaz). Me insistió, grabé el reportaje y nos fuimos a los estudios ION a grabar "Zamba del Ángel". Había viajado con un productor madrileño que me dijo: "Esto es un Buena Vista de la música argentina. Grabá el disco". En tres días grabé las bases que me llevé a Madrid pero sin idea de sacarlo. Sólo para registrarlo, pero de a poco lo fui terminando. Cuando me mandaron la película terminada, me dije "Tengo que sacar el disco". Saqué el disco con mucha timidez porque el hecho de cantar folclore es mucho más importante que cualquier cosa.
Cantar folclore fue rarísimo. Los temas los elegí porque dentro de todo no me los tenía que aprender sino que los tenía incorporados porque los escuché con mi mamá y eran las canciones de mi infancia. La primera vez que nos juntamos en el estudio, en un momento salí del lugar donde grababa las voces y estaba mi tía, la mujer de mi tío (Domingo Cura), llorando. Me dice: "Poné la toma del primer tema" y se me pusieron los pelos de punta porque… ¡era la voz de mi vieja! Es muy fuerte para mí. Ahora que llevo un año cantando y con el disco rodando, te puedo decir que es uno de los géneros con los que más cómoda me siento. Estoy como enamorada de cantar folclore.
Impasse 1: Mavi habla de todo. Se la nota muy entusiasmada con el disco. Ahora está radicada en España pero mantiene el acento argentino aunque se le escape un "joder".
Me encanta lo que está pasando con la música argentina. Una cosa te gustará más, otra menos, pero es importante que haya tanto movimiento. De hecho, no creo que lo haya en el rock, que está estancado. No hay nada que uno vea y diga: "Guau, me rompió la cabeza". Para mi, como argentina que vivo en otro lado, que la gente se encuentre con sus raíces y los jóvenes se hayan fijado en nuestras músicas me parece un logro cultural enorme. Más allá de que guste o no, permanezcan o no, eso se verá históricamente, es maravilloso. Es un momento espectacular de ebullición y de creatividad muy importante. Empecé a escuchar música argentina cuando estaba afuera. La echaba muchísimo de menos.
Llegar a Europa fue muy duro. Me fui en una época muy mala de acá, a hacerme de cero a un lugar donde no conocía a nadie. Tocaba en hoteles para turistas. Fue un ejercicio de humildad que me sirvió, ya que aprendí a valerme por mí misma. Musicalmente crecí un montón porque cantaba cuatro horas durante todas las noches sin tener un puto día libre durante dos años. Tenía que cantar, dar la talla y que a la gente le sonara lo más parecido al disco. Como cantante fue un crecimiento brutal.
Éramos pocos los que estábamos en España. Estaban Claudio Gabis, Ariel Rot, que es prácticamente madrileño y los Lions in Love (banda formada por Daniel Melingo), que acá ni se conocieron y allá son un grupo de culto, ya que fueron rarísimos para lo que es el gusto musical español. Hace veinte años que trabajo allá y todavía me cuesta comprender ese gusto. Los argentinos tenemos una cultura musical brutal. Somos muy rockeros y ellos tienen una estructura y una forma de hacer temas que es muy raro de encuadrar aunque suene a rock. Ojo, hay grupos que me gustan pero pasaron años hasta que me gustara la música española aunque trabajaba produciéndola. Los argentinos marcaron una impronta. Lo hizo Ariel, lo hizo Calamaro con Los Rodríguez y ahora solo. Melingo hizo su aporte aunque ahora está dedicado al tango. Estuve en Paris y vi sus shows. ¡Es espectacular! Hay que sacarse el sombrero con Melingo.
Impasse 2: Se corta la cinta del cassette. Mavi se ríe y se sorprende porque es uno de los viejos grabadores grandes. "Son los mejores", dice. Se emociona cuando recordamos el pasado.
Los 80 fueron tan fuertes, marcaron tantas tendencias y convivían tantas expresiones… En un festival podían estar Sumo, las Viudas, Virus, Soda, los Twist, los Redondos. Fue una época esplendorosa y nada movió tan masivamente al rock. No hablo de los 90 porque no estuve aquí ni tengo ningún registro, sacando excepciones como Divididos, que hicieron un aporte enorme. Todos los grupos tocábamos en estadios, vendíamos discos y en los boliches escuchabas sólo música argentina. Se mira con nostalgia porque fue muy significativo y no volvió a pasar algo así. Había para todos los gustos y muy buena calidad. Fue nuestro brazo armado del pensamiento y de la ideología de los jóvenes argentinos de aquella época. No era lo que uno se proponía cuando armábamos un grupo pero salíamos y se daba todo eso. Fue nuestra revolución. Después ese vínculo se perdió y nunca más se volvió a ver algo similar.
Las Viudas fue lo mejor que me pasó en la vida. Lo recuerdo con mucho cariño. Son mis amigas, mis hermanas. Empezamos en esto juntas. Teníamos veinte años y hacíamos lo que queríamos. Lo recuerdo como la mejor época de mi vida. Nosotras inauguramos un poco lo del sarcasmo y lo de la cuádruple y quintuple lectura. Todavía me sigo encontrando con gente que me dice ?Tenía cuatro años y coreaba ?la silicona no perdona? y ahora sé lo que quiere decir? o ?cuando tenía seis años cantaba ?revolveme el estofado? y a los quince me di cuenta qué significaba?. Eran canciones que tenían la oportunidad de ir resignificándose con el paso de los años. Ahora vivo en otro lugar, pero vengo acá y veo el recuerdo tan bonito que sigue teniendo la gente de las Viudas y me emociono.
