El arquitecto Jorge Bernstein supo ser el concesionario del Tattersall del Hipódromo de Palermo, una zona de 20 cuadras que estuvo, en un pasado más o menos reciente, bastante abandonada.
Allí se realizaron algunas obras -que estuvieron a cargo de la empresa Bistró, de Carlos Demirdjian, a quien Bernstein subconcesionó las obras- que recibieron cuestionamientos de diferentes sectores. Las críticas fueron dirigidas especialmente contra Lotería Nacional y Casinos, que autorizó las construcciones, a pesar de que Tattersall está situada en un zona que es a la vez Urbanización Parque y Área de Protección Histórica, condición que prohibe expresamente lo destruido y lo erigido posteriormente en ese lugar.
El diputado Atilio Alimena ya había denunciado el 23 de octubre de 2001 que el asesor legal de Bistró era Eduardo de la Rúa, un primo del ex-presidente de la Nación. Justo por la aquella época, éste les disparó a los porteños con el decreto N° 494/01, que autorizaba el funcionamiento de máquinas tragamonedas en la Ciudad de Buenos Aires, algo que estaba -y sigue estando- expresamente prohibido en la Ley N° 538, que regula los juegos de apuestas en el distrito. Para abonar la ilegalidad, en estos momentos, 600 "tragaperras" funcionan en el Salón Torterollo del circo hípico porteño y la empresa planea aumentar la dotación de las maquinitas de la discordia hasta llegar a las mil.
MEJICANEANDO AL AUSENTE
Hace menos de un mes, la Lotería Nacional le revocó a Bernstein su concesión, aprovechando que en estos momentos éste está en prisión, acusado de evasión impositiva, para entregársela a su antiguo socio y sublicenciatario de Tattersall, Carlos Demirdjian.
A partir de esta decisión, Demirdjian comenzó a construir un acceso independiente sobre la Avenida Libertador para el restaurante Kansas, algo que está específicamente prohibido en el Código de Planeamiento Urbano. La reglamentación indica que la construcción no debe poseer usos independientes de la actividad hípica, lo que significa que al restaurante sólo se debería acceder desde el interior del hipódromo; nunca directamente desde la calle.
La Lotería autorizó a Demirdjian a echar abajo una parte de la reja que rodea al primer circo hípico del país, para que construya la entrada prohibida por las leyes de la Ciudad. De todos modos, esta obra sólo es posible gracias a la inestimable colaboración que perpetró la Dirección de Planeamiento e Interpretación Urbanística, a cargo de Héctor Lopatín, cuyo personal ejerce actividades propias de "voyeurs", es decir, que miran pero no intervienen.